La felicidad de una familia no puede ser garantizada con nada. Tener hermanos no garantiza que los vas a amar porque son familia. Familia un concepto al que no le encuentro forma. Según la sociedad tengo una familia de sangre, cuyo deber es protegerme y amarme.
Pero y que pasa cuando esa familia falla ó ya no es como solía ser. Debemos adaptarnos aunque cause dolor y nadie pueda entenderlo. Mi forma de ser es un poco exclusiva tengo amigos, tengo familia pero al mismo tiempo no. No soy de dar mucho amor a mis hermanos. Puede ser porque pienso que no me ama mi familia. Y no es que yo no los ame es que hasta cierto punto no me he “sentido” amada, aun cuando recibo el “amor” de algunos familiares.
Mi madre dice que yo odio a mi hermano, y a veces creo que es verdad. No es que quiera verlo muerto pero, desearía que el amor que el recibe también lo recibiera yo. La preocupación, atención y dedicación, pero que se puede hacer, nada siempre me sentí olvidada, sola y menos que mis hermanos. Yo misma me comparo con mi hermana, ¿porque será que no tengo esa carisma?, ¿ése cuerpo?, ¿esa felicidad? Soy mucho más inteligente que ella pero no tan carismática, soy fría.
Cuando pienso en cómo fue que esa comparación nació pienso en mi madre. Ella siempre dijo que sus hijos debían tener todo por igual. Creo que yo lo lleve un poco lejos. Me consumí en querer ser como mi hermana, inconscientemente. El hacer esto, ha cobrado una factura my alta, no tengo confianza, no soy feliz, simplemente soy nada o más bien no sé quién soy.
Recientemente vi un drama en él que la madre estaba cejada por el poder, al punto en que le hizo daño a su segundo hijo con tal de ser reina. Este niño creció sin amor. Le dolía el rechazo de su madre por una cicatriz que ella misma había causado. La madre odiaba a ese hijo que no era lo que ella quiso. Pero en cambio a sus otros dos hijos los adoraba con su vida y siempre trato de mantenerlos alejados de su segundo hijo.
Cada vez que mi hermano pelea conmigo y resulta herido veo la misma expresión que vi en la cara de ese personaje en mi madre. El miedo, rechazo y temor a que su hijo predilecto resulte herido.
Como me siento identificada con el dolor de ese personaje, pero que se puede hacer nada, solo yo puedo cambiar en estas circunstancias dadas. Pero soy como un perro, tengo una correa en el cuello que no deja que sea libre. Me temo que si no muerdo la mano de mi dueño termine muriendo ahorcada con la misma soja con la que estoy sujeta.