El Ángel salvador

294 20 0
                                    


El choque de las espadas rompía el silencio en aquel extenso campo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El choque de las espadas rompía el silencio en aquel extenso campo. Un tenue viento acompañaba los rápidos movimientos de Yasuo, quien asestaba precisos cortes al cuerpo de Riven. No eran lo suficientemente profundos como para herirla de muerte, pero si para debilitarla cada vez más.

La joven noxiana estaba muy cansada, antes de luchar contra el espadachín había llevado a cabo una misión que la dejó exhausta.

Yasuo, aprovechando una abertura en la defensa de su rival, lanzó una tajada en el muslo que dejó a la chica fuera de combate. Ella cayó inerte al suelo.

-Sabes, creo que hasta la peor escoria puede cambiar... Te estoy dando una oportunidad... Además, todavía no se con certeza quien mató a aquél pobre anciano... Mi hermano no hubiese querido que le quitara la vida a un inocente, pero te advierto... Si te vuelvo a ver... Te cortaré la garganta. Después de decir eso, el joniano tomó un sorbo de sake y se retiró con orgullo.

Para Riven los minutos se hacían eternos, cada segundo era una punzante agonía que le impedía caer inconsciente... Las heridas que tenía no la dejaban moverse mucho.

El frío de la noche le helaba los huesos, ese parecía su final.

-Preferiría... estar muerta... Susurró la noxiana

Pero de repente, un cálido sentimiento la reconfortó.

-¿Qué te ha pasado? Estas en muy mal estado, debemos llevarte de inmediato al templo. Dijo una voz femenina con cierto tono de empatía.

-Kennen. Continuó. Rápido, tráeme el fragmento de sanación.

Riven alcanzó a ver por el rabillo del ojo como un ser de baja estatura revisaba una mochila, de la cual sacó un cristal que emanaba una luz verde.

-Tranquila, esto te hará sentir mejor.

Pronto una cálida sensación invadió el cuerpo de la noxiana, quien se dejaba caer en un sueño, rendida por el cansancio.


Al abrir los ojos, Riven notó que se encontraba en una pequeña habitación hecha de madera, postrada en una confortable cama. La luz del sol se colaba levemente por las rendijas de la ventana, dándole al lugar una tenue y agradable iluminación.

¿Qué demonios pasó? Pensaba. ¿Cómo había llegado a aquel lugar?

Pero el sonido de la puerta abriéndose la hiso regresar a tierra. Rápidamente se movió buscando su arma, hasta que un punzante dolor le detuvo.

-Tranquilízate, no te haré daño. Dijo la misma voz femenina que la había salvado horas atrás.

Esas palabras lograron calmar a la chica, que se recostó nuevamente al ver que se encontraba en un lugar seguro.

-Disculpa, no me presente. Soy Akali.

Apenas la noxiana vio el perfecto rostro de la chica quedó perpleja. Parecía estar esculpido por un ser divino. Sus ojos verdes cual esmeraldas le transportaban a un sitio en donde no había preocupaciones.

El ángel salvador [Riven x Akali LEMON] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora