Trouble Maker

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1, 2, 3.

 El estruendo que nació del chasquido de un gatillo me hizo estremecer con la satisfacción de un trabajo bien ejecutado. Sin huellas, sin testigos. Sólo el cadáver de aquel pobre desgraciado y nadie a quien achacárselo.

 Con disimulado apuro me deslicé por los oscuros pasillos de aquel hotel, sigiloso como las sombras que me ofrecían protección. Sin vacilar, tomé las escaleras de emergencia, bajando con cautela. Cuando me disponía a abrir la puerta que daría paso a mi huida, mi sangre se congeló con la violencia del choque de un iceberg.

 Era una voz de mujer. Una voz que tarareaba con tranquilidad a mis espaldas. No necesitaba girarme para comprobarlo. Era ella.

 El sensual sonido de sus pasos acercándose hacia mí me puso alerta. Ambos hablamos al unísono, reviviendo aquello que llevaba tanto tiempo enterrado.

 -My dear troublemaker...

 Su mano, adornada con una manicura perfecta, acarició mi hombro y yo no tardé en tomarla por la cintura, aprisionándola entre mis brazos. Era capaz de ver mi propio reflejo en sus ojos, recordando lo que era, en lo que me había convertido. También recordaba lo que que solíamos ser, lo que ella había sido. 

 Sus labios se habían encargado de hacerme desaparecer tras una noche embriagándose con su sabor. Era ella, aquella droga que me había intentado enviar al otro mundo con una puñalada trapera. 

 Sonreí.

Ella nunca había sido una chica buena, y eso me gustaba. 


...


 Él era un chico malo. Había intentado embaucarme con el encanto de un príncipe para después robar mi cuerpo con la pasión de un pecador. Quiso que me enamorara de él, y tal vez lo consiguiera por un instante. 

 Sus ojos me rogaban una caricia más, sus labios me confirmaban que sólo yo podía llevarlo a la locura. Me deleité en su frustración cuando nuestras bocas perdieron el contacto.

 Con pasos seductores, me colé entre su cuerpo y la salida, abriendo la puerta con precaución de no ser vista por ningún viandante. Antes de salir, me aseguré de que mi imagen se grabara en su mente, de que no me olvidara. Porque yo sería lo último que vería. Y ahí lo dejé, encerrado en su propio corazón mientras las llamas consumían su cuerpo con el estruendo nacido de una explosión.

 1, 2, 3.

 Esta vez lo había conseguido.

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⏰ Last updated: Jul 09, 2017 ⏰

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