T R E S

25 1 0
                                    

Pasado:
9 años antes

"Este es tu momento"

Se dijo emocionada al ver a su objetivo completamente solo en el extremo más solitario del bar. Tomó de un sorbo el trago que el barman le extendió sobre la barra acompañado de una coqueta sonrisa, la cual no precisamente le devolvió con la misma intención, ya que sabía lo que conseguiría  gratis.


—La  casa invita preciosa— encantada con el resultado, no fue capaz de quitar de su rostro la pícara  sonrisa  que le solía  dirigir  a sus ligues de una noche. Y el hombre al otro lado de la mesa no sería la excepción, si sus planes con Luis esa noche no resultaban como ella tenía planeado, ya sabía  donde regresar a buscar pasar el rato. Sin mas, giró sobre sus talones lanzándole por  el rabillo del ojo una última  mirada al apuesto rubio, antes de abrirse  camino entre más de una docena de hombres vestidos de la polera de un equipo de fútbol.

(

***)

— Sin duda, este es el último lugar dónde alguien esperaría verte.—comenzó murmurando en voz alta con una sonrisa burlona en los labios.

—No sabía que fueras fan del Manchester...— respondió con diversión el pelinegro señalando a las personas uniformadas.— ¿Viniste con el grupo o estás sola?— agregó, mirando al  gentío que se amontonaba frente a la pantalla gigante.

— Me creerías si te dijera que llevó años siendo una fanática de clóset— contestó risueña, sentándose con confianza a su lado en uno de los taburetes de piel.

—¿Te abandonaron aquí o te confundiste de lugar?—inquirió más serio, Sam contuvo las ganas  de reír, si supiera que había sido lo contrario.

—Yo no soy por quien debes preocuparte — murmuró por lo bajo—¿Mejor dime si estas solo u acompañado?—cuestionó  ella curvando las cejas.— Déjame adivinar...¿Viniste con Alexa? Aunque, no la veo por el bar...— continuó  diciendo con presunta indiferencia, como sino se encontrase lo suficientemente informada de todos los  rumores que apuntaban a que la pareja ya no estaba junta.

—Nosotros terminamos—se limitó a responder el pelinegro  con la incomodidad presente en su mirada.

—Lo siento, no quería sonar como una de esas pesadas que lo quieren  saber todo.—-se apresuró a pedir temiendo que Luis pensará   mal de ella.

— Sin cuidado, no tienes de que preocuparte. — la tranquilizó — Les hicimos creer a todos  que éramos la pareja perfecta...—murmuró él con amargura clavando su vista en el suelo. Sam  incómoda buscó una manera de cambiar de tema.

—Hacía tiempo que no nos encontrábamos...— empezó a decir con voz más  entusiasta.

—La verdad es que no recuerdo bien cuando fue la última vez que coincidimos tú y yo.— a pesar  de que Sam sabía el día,  la fecha, hasta el lugar, eligió sabiamente hacerse la que tampoco se acordaba.— Ahora que lo pienso  fue el día  que celebramos  un cumpleaños ¿Acaso fue en el cumpleaños de alguna de tus amigas?— preguntó, y ella se esforzó por disimular la tonta sonrisa que amenazaba con instalarse en su rostro.— Ese día me ofrecieron un trabajo de sub chef en un restaurante.  —contó Luis  inesperadamente, logrando  sorprenderla.

—Oh vaya!! ¡Felicidades! ¿Y aceptaste?— inquirió emocionada

—Me temo que no. Jamás  podría  haber aceptado un trabajo a miles de kilómetros  de Alexa.

(***)

Y desde ese minuto, los siguientes que vinieron no podía decir que hubieran sido  como los había imaginado. Luis entendió mal el interés que ella le profesaba, a tal grado que  parecía haberse convertido en su terapeuta personal en menos de una hora, catorce minutos y cinco segundos. A esa altura hasta había comenzado a prestarle más atención al partido.

Cuando había llegado hasta donde se encontraba se había alegrado de que estuviera en un lugar un poco apartado del bullicio,  pero si ahora lo pensaba mejor,  deseaba que fuera lo contrario. Luis le había agarrado confianza  con sólo el pasar de los segundos  y las más  de cinco  cervezas que no entendía como no le provocaban ganas de ir al baño o quedarse dormido.

Pero, ¿Qué era lo peor? que el muy camote  no dejará  de hablarle sobre lo mujer maravilla que era su insípida exnovia. Suficiente había tenido con personas como Verónica, que hasta hace poco era considerada por todos como su mejor amiga, cosa que tan solo meses atrás había cambiado. Ya que finalmente la amistad entre  ellas dos se había terminado.

¿Lo sentía?, no lo hacía en realidad y aunque  nadie le preguntaba la razón por la que prácticamente ni la mencionará. No tenía caso hablar sobre ella,  aunque para su madre eso no fuera así. Y es que  desde el momento que había  anunciado su distanciamiento, ésta se había  puesto en contra suya. Y resultaba casi imposible hacerle comprender  que las cosas no volverían  a ser como antes,  y  que Verónica  tampoco volvería  a formar parte de su vida.

En ese momento la camarera volvió a aparecer frente a ellos con una bandeja llena de comida y cerveza fría. Ya  hastiada de ver como Luis ingería demasiado alcohol pidió a la camarera  que se las llevará todas y únicamente dejará  el pollo frito. Suspiró mientras miraba como su acompañante  comía  en estado absorto las frituras.

No tenía sentido  querer una oportunidad con alguien que se encontraba demasiado enamorado de su ex. Aprovechando la embriaguez del pelinegro tomó  el teléfono de este, dispuesta a hacer su obra del mes.

" Te pido perdón por haber reaccionado de  ese modo tan irracional contigo esa noche en la fiesta,no debí de haberte acusado de estar dejando que te  coqueteara ese imbécil . Reconozco haber sido el único culpable de lo que sucedió, ahora me doy cuenta que yo no confiaba como lo decía de ti.

Regresa conmigo muñeca y seamos  ese gran equipo que  se enfrenta contra todo, juntos. No olvides que te amo, espero que me puedas perdonar; a mí, mi estupidez  y  mi maldito orgullo".

Ella no era Shakespeare para escribirle todo un poema, pero por lo menos esos párrafos decentes expresaban lo necesario. Luego de enviar el mensaje, espero pacientemente a que la susodicha lo leyera y de paso la dejará en visto. Aún  sintiéndose bondadosa aunque fuera seguramente producto de los efectos del alcohol, marcó su número  y le entrego rápidamente el teléfono  a su acompañante. Observó cómo  el fiel enamorado hablaba a tropezones con su futura esposa. Chasqueó la lengua, era la primera vez que una decisión tomada por ella iba a hacer la diferencia en la vida de alguien. Y alejándose de Luis, emprendió camino hacia el lugar dónde a una persona en particular  no le molestaría volver a verla.

—Ex novios sentimentales-—fue lo primero que dijo el rubio cuando ella llegó y se apoyó sobre la barra.

—Próximamente marido y mujer—le  corrigió, para después tomar de su cerveza y ofrecerle de la misma también.

—No puedo tomar en horarios laborales, preciosa.—dijo con fingido pesar.

—Pero si puedes coquetear —lo acusó y él no le respondió sólo le guiño un ojo descaradamente.

—Tienes suerte de que sea amigo del jefe.  Así que mi turno oficialmente acaba de terminar¿Qué te gustaría hacer?— Sam  no pasó por alto el doble sentido que ocultaban esas palabras. Siguiéndole el juego,  se inclinó sobre la barra sensualmente para responderle a escasos centímetros de su boca lo que le rondaba por la mente.

—No lo sé. . . ¡Sorpréndeme!

— Podríamos  pasar juntos  toda la noche...

Puntadas AbiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora