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Sakura Haruno creía que su vida era "normal", hasta que descubrió que su madre era infiel con un hombre que no le ganaba a ella por más de cuatro años.
Todo empeoró cuando Fugaku, su padre, conoció a una nueva mujer.
De ella no tenía nada que quejarse, Mikoto era realmente buena y se preocupaba mucho por Sakura. El verdadero problema era su hijo, Sasuke. Sobervio, altanero, orgulloso... Un verdadero dolor de cabeza.
Y no solo se estaba involucrando en su vida como un molesto virus sin cura, si no que ahora debían simular ser unaa familia feliz, viviendo bajo un mismo techo.

Pero no podía quejarse, respiraba hondo mil veces tratando de aguantar las ganas de extrangular a su jodido hermano mayor, todo por su padre, porque habían pasado varios años que no lo veía sonreír así.
Después de todo, solo debía aguantar un tiempo más antes de cumplir su mayoría de edad y marcharse a la universidad.

Sasuke era lo que podía llamar un perfecto idiota. Había dejado la universidad por lo que no hacía nada más que salir de fiesta, emborracharse y ligar con quien sea que se le cruzara en frente. Claro, Mikoto lo excusaba con que estaba tan traumado con su relación con su padre biológico, que prefería no interferir en su vida. Para Sakura era un dolor de cabeza.
Se la pasaba todo el día fastidiándola, con supuestas bromas que a ella no le caían nada bien.

Pero siempre debía existir, un momento, una situación, un hecho, que haga que la relación de dos hermanastros cambie ¿no? Para Sakura, no sabía si fue para mejor o peor, de lo único que estaba clara, era que tenía un puesto comprado en el mismo infierno donde Sasuke era el peor de sus demonios.

Había ocurrido hace una semana, cuando Mikoto y Fugaku viajaron al campo para visitar unos familiares. Sakura no pudo hacerles compañía, pues estaba en pleno periodo de exámenes, y Sasuke simplemente no tenía interés en ir.

Fue toda una pesadilla tener que aguantarlo, escuchar sus asquerosos ruidos cuando llevaba cual guarra apareciera a su habitación.
Encontrarlo en la entrada de su casa sumamente borracho cuando ella se estaba llendo a la escuela.
Tener que atenderlo cada día porque él realmente no era nada útil en los quehaceres del hogar. Estaba agobiada, saturada, pero no podía desistir fácil, el Uchiha no le ganaría a su paciencia.

La gota que derramó el vaso, fue el día anterior a su último exámen. Desde que Sasuke apareció en su vida, su puntaje había bajado, y no se iba a permitir que él fuera el causante de esa situación, por lo que, aprovechando que él no estaba, tomó sus cuadernos y se encerró en su habitación por todo el día a estudiar.

Eran cerca de las 7 pm cuando escuchó a Sasuke llegar a casa.

— Frentona — gritaron al otro lado de la puerta.

Rodó los ojos con disgusto — ¿Qué quieres?

— Traje a una amiga a casa — rio burlescamente — ¿No te molesta?

— Haz lo que quieras — dijo sin importancia

Sin pedir permiso, entró de igual forma a la habitación de ella.

— ¿Qué quieres, Sasuke? — Se volteó molesta — ¿No ves que estoy ocupada?

Traía un aspecto cansado, la noche anterior se había ido de fiesta con algunos de sus amigos. A pesar de lo mucho que lo detestaba, no podía negar que era sumamente guapo.
Su cuerpo era fornido, y generalmente usaba camisetas apretadas que marcaban su trabajado tórax. Siempre llevaba su azabache cabello despeinado, pero se veía jodidamente sensual. Su rostro, a pesar de lucir agotado, estaba perfectamente alineado, sus facciones estaban armónicamente ordenadas, como si fuera esculpido a mano.

Por el placer de lo prohibidoWhere stories live. Discover now