—Sunhee, empieza. —ordenó Seokjin, colocado justo enfrente. La forma en la que el rubio había dicho mi nombre y las miradas furtivas que no cesaba de enviarme consiguió helarme la sangre. Y es que, se mirase por dónde se mirase, la belleza de aquel joven era cuanto menos irreal.
Incliné mi cuerpo de forma que uno de mis brazos llegara a escoger una tarjeta. Removí despacio las distintas opciones mientras intentaba calmar la batalla que tenía lugar en mi interior. En aquel mismo momento todas mis emociones se encontraban mezcladas, impidiéndome reaccionar.
De pronto, un codazo propinado por parte de Jaehyun consiguió sacarme de mi ensimismamiento. Sorprendida, me giré hacia él, y, fulminándole con la mirada al adivinar el motivo de aquel golpe, agarré la tarjeta que se hallaba en lo más profundo de aquella bolsa dorada. Un pequeño cosquilleo me recorrió el brazo mientras distinguía el brillante color rojo del plástico. En aquel instante todas las risas cesaron y la sala enmudeció por completo. Cada uno de nuestros corazones pareció dejar de latir por un segundo, ese segundo en el que yo volteaba aquel rojo rectángulo y descubría el nombre de Jeon Jungkook allí escrito con trazo limpio. Bingo.
Clavé mis ojos contra los suyos, admirando de reojo los rasgos faciales del joven con el que iba a disfrutar de "siete minutos en el paraíso". Su nariz perfectamente recta y algo prominente daba al menor de los siete un aspecto salvaje y despreocupado que junto al rojo brillante de sus labios hacía agua toda boca.
— Jeon Jungkook. —anuncié, sin romper nuestro contacto visual. Me pareció advertir una pequeña mueca de sorpresa cruzar su rostro para después ser sustituida por una chispa de lujuria que comenzó a brillar en sus ojos. Odiaba admitirlo, pero yo misma me encontraba impaciente de juntarme a solas con él.
Se levantó energéticamente del sofá y se acercó a mí para tenderme su mano. El silencio volvió a inundar la habitación mientras los demás chicos observaban la escena. Sin pensarlo acepté su ayuda y me aferré a su suave mano. No acostumbraba a dejarme llevar de aquel modo, pero a veces simplemente debía dejarme llevar. Sus manos eran cálidas, que contrastaban con el castaño oscuro azabache de su pelo. El sonrió, a lo que Taehyung respondió con un silbido.
—Hyung. —dijo entonces Jungkook, girando la cabeza hacia su amigo, y ya guiándome hacia una puerta cerrada situada en la pared izquierda de la habitación que no había percibido. Ignoraba si sería la forma en la que algunas gotas de sudor sobre su larga camiseta blanca hacían visible parte de su torso o como el chico acariciaba peligrosamente mi brazo con cuidado de que los demás se percataran pero algo estaba logrando encenderme de sobre manera.
Jungkook abrió la puerta, invitándome a entrar. Era una habitación oscura, sin ventanas pero con varias lámparas y una cama matrimonial colocada justo en el centro. Escuché como alguien cerraba la puerta detrás de mí con el pequeño "click" del pestillo.
—Tenéis siete minutos. —avisó Yoongi desde fuera.— Abriré la puerta cuando el tiempo termine sin importar lo que estéis haciendo, incluso si estáis follando.
—Más que suficiente. —susurró de pronto una voz en mi oído que consiguió helarme la sangre. Acto seguido noté como Jungkook ponía sus manos sobre mi cabeza desde detrás y acariciaba suavemente mi cabello.— Hmm, Sunhee, no sabes de que manera llevo deseando dejar mi marca en tu cuello desde que entraste por la puerta.
Sonreí ante su confesión. Lo que él no sabía es que yo había deseado desde nuestro primer encuentro que firmara mi cuello y me hiciera suya por completo.
Sus labios rozaron por fin mi cuello y noté como iba recorriendo cada milímetro de él con su lengua, dejando un frío rastro de saliva detrás. Mi cuerpo se contrajo inmediatamente ante sus caricias, lo que él debió interpretar como una señal ya que comenzó a succionar mi piel con cuidado, para después dejar suaves mordiscos sobre aquellas nuevas manchas moradas que él mismo había dejado. Una oleada de calor sacudió mi cuerpo de nuevo al notar la presión de su bulto creciente contra mi culo. Impaciente por relevar la dominancia, comencé a frotarme contra él moviendo poco a poco mis caderas. Esto provocó que un gemido de sorpresa escapara por la boca de mi acompañante. Movió sus brazos de mi cabeza hasta mi cintura admirando cada una de mis curvas entre jadeos.
—Niña traviesa... Ojalá poder metértela hasta el fondo ahora mismo. —dijo entrecortadamente.— Pero reservémoslo para cuando estemos completamente solos. Quiero disfrutarte de verdad.
Finalmente agarró mi muñeca para darme la vuelta hacia él e hizo que nuestros labios chocaran por sorpresa en la oscuridad. Mantuve mis ojos abiertos como platos por un momento debido a su repentino movimiento, una nube de pequeñas mariposas comenzó a revolotear de nuevo en el interior de mi estómago, deshaciendo el nudo formado por la tensión.
Al recuperar el aliento le devolví el beso, colocando mis brazos alrededor de su cuello, intensificando el contacto. Todo lo que sentí en aquel momento es imposible de describir, se podía decir que me encontraba a las puertas del paraíso al que Jeon Jungkook estaba a punto de llevarme.
Ambos luchamos por la dominancia siendo él finalmente quién introducía su lengua en mi boca. Ansioso pero con cautela fue saboreando cada rincón mientras yo notaba como una gran sonrisa se formaba en sus labios. Deseé que aquel momento no cesara nunca y poder sentir su calor y su delicado perfume por una eternidad.
Mordió mi labio inferior con picardía y yo solté un corto gemido. ¿Sería aquel una especie de castigo por mis travesuras?
—Vas... ¿vas a castigarme? —pregunté yo, separando nuestros labios pero no nuestras cabezas, apenas sin voz. Escuché como él dejaba escapar una melódica carcajada.
A la tenue luz de la única lámpara encendida descubrí como su rostro adoptaba una expresión más oscura.
—Si no me dejas otra opción me veré obligado a hacerlo. —respondió él. Un escalofrío recorrió mi espalda, no de miedo, sino de placer.
Colé mis manos por debajo de su camiseta y poder palpar sus marcados abdominales. Quería explorar cada rincón de su torso, quería lamer todas y cada una de las gotas de sudor que resbalaban por su piel. Quería sentirle. Por fin admitía que le quería, que me gustaba la forma en la que me hacía sentir siempre que se encontraba cerca. Por fin admitía que amaba a Jeon Jungkook desde el primer momento en el que nuestros ojos se encontraron. Sonreí ampliamente ante mis pensamientos.
—Eres preciosa. —dijo él, conduciendo sus manos más arriba de mi cintura, hacia mis pechos ya marcados en el vestido. Con su pulgar acarició mis pezones erectos, humedeciendo sus labios.—Puedo ser tuyo si tú accedes a ser mía.
Asentí, incapaz de moverme o abrir la boca por miedo a gritar de placer. Jungkook era mi novio ahora. Me sentía la mujer más afortunada del universo.
—Te quiero. —continuó, sosteniendo ya mi cara entre sus manos. Él había sido mi primer amor verdadero.
—Y yo a ti. —finalicé, colocándome de puntillas para plantar un pequeño beso en su nariz. Esta vez, una sonrisa sincera y adorable se dibujó en su rostro y la luz invadió de pronto la habitación.
—Hora de salir. —dijo Yoongi desde la puerta. Jungkook entrelazó sus dedos con los míos y nos dispusimos a salir de allí cuando la cabeza de Taehyung asomó por detrás de Yoongi.
—No han usado la cama. —concluyó el menor, desanimado y haciendo un puchero hacia Jungkook, quien mantenía su sonrisa a pesar de las tonterías de su amigo.
—Hyung, la hemos reservado para Yoongi y Hoseok. —respondió Jungkook con sorna, provocando un falso ataque de tos por parte Hoseok.
Nadie pareció advertir las manchas moradas que adornaban mi cuello, ahora cubiertas por mi melena café, que anunciaban nuestra nueva relación. Aquella definitivamente había sido una de las mejores noches de mi vida, la cual desencadenaría muchas más. Junto a él.
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seven minutes in heaven | bts !
Fanfiction→ siete minutos en el paraíso; [G A M E] juego típico entre adolescentes y jóvenes que consiste en dejar a solas dos personas en un lugar cerrado, y normalmente que carece de luz, durante un periodo de siete minutos en el que no está permitido salir...