Rompiendo el intimidate silencio que invadía la sala inhalé profundamente e incliné mi cuerpo de forma que aquella bolsa quedara a mi alcance. Tenía muy claros mis deseos. Odiaba admitirlo, sí, pero cada átomo de mi cuerpo deseaba compartir esos siete minutos con el joven que había logrado colarse hasta en mi más profundo sueño.
Me estremecí ante el frío tacto del plástico, y bajo la atenta mirada de todos los presentes en aquella sala, agarré la primera tarjeta que mi mano encontró.
Al percatarme de como, inconscientemente, había contenido la respiración, solté aire lentamente mientras que, con los ojos cerrados y con la sangre siendo sustituida por adrenalina, descubría a la luz aquel rectángulo de un color naranja brillante y peligroso como el fuego.
— Kim Taehyung. —pronunciaron mis labios tan pronto como abría los ojos. No pude contener mi sorpresa en forma de una pequeña sonrisa ladina que iluminó mi rostro, de lo cual el chico pareció percatarse, porque levantó una ceja inquisitivamente, lo que provocó que mi corazón se agitara aún más.
Y es que era él con el que tantas veces había soñado. Era él la persona con la que incontables veces había imaginado crear miles de recuerdos. Por mucho que intentara esconderlo, llegar incluso a engañarme a mí misma, Kim Taehyung me estaba volviendo loca.
Se incorporó ágilmente y apartó un oscuro mechón de su flequillo que parecía interponerse entre sus ojos y mis piernas desnudas.
— Detrás de ti, —comenzó él— madame.
Seguí la dirección en la que señalaba su mano hasta una pequeña puerta. Detrás de esta se encontraba una habitación principalmente ocupada por una cama matrimonial, con sábanas que parecí adivinar de seda y unas mesillas colocadas a los lados sobre las que se encontraban dos pequeñas lámparas cuya tenue luz proporcionaba un ambiente íntimo y sensual.
Un suave "click" me avisó de que la puerta se había cerrado a mis espaldas.
— No haré nada sin que tú me lo pidas previamente. —señaló una voz profunda y masculina.
Por un instante mi mente pareció nublarse por completo. ¿Estaba segura de esto? Le quería, sin duda, le deseaba. Ansiaba hacerle mío y proclamarme suya por fin. Giré mi cuello hacia el dueño de aquella voz y esbocé una sonrisa repleta de sinceridad y deseo. La cara del joven había adoptado una mueca de inexpresividad que me hacía imposible descifrar todo aquello que podría estar revolviendo su cabeza en ese momento.
— Soy tuya por completo. —anuncié yo.
Entonces, aquello que antes me resultaba un misterio pasó a reflejar destellos de alivio y oscuridad.
El moreno comenzó a andar hacia mí con paso decidido hasta alcanzar mi cuello con sus manos. En una imperceptible fracción de segundo mis labios ya estaban probando los suyos. Entrelacé mis dedos con su pelo mientras que nuestras lenguas bailaban en lo que parecía un ritual de fuego.
Él, mientras tanto, acariciaba mi figura intentando no dejar ninguna de mis curvas por explorar. No sé muy bien si fue la forma en la que Taehyung mordió mi labio inferior suavemente o la manera en la que paseaba sus manos sobre mi torso pero no pude reprimir un gemido que pareció complacer a mi acompañante.
Aquel beso nos había dejado a ambos sin respiración, lo que provocó que separáramos nuestras cabezas para inhalar aire de nuevo.
Llevé mis manos hasta la cremallera de los vaqueros ajustados del chico sin poder reprimir más las ganas de arrancárselos.
— Una vez que lo toques no sé si podré controlarme más. —dijo entrecortadamente.
Pero a mí no me importaba lo más mínimo. Teníamos poco tiempo, lo sabía. Pero necesitaba saborearle.
Desabroché sus pantalones mientras que mis ojos seguían fijos en su cálida pero peligrosa mirada.
— Quién dijo que necesitaras controlarte. —respondí yo mientras me colocaba de rodillas frente a él. Bajé sus pantalones y bóxers con cuidado hasta que finalmente su miembro erecto apareció ante mí. Una ola de calor sacudió mi cuerpo al ver su tamaño. Acaricié suavemente con mi dedo la punta de este bajo la atenta y expectante mirada de Taehyung. Ahora mismo estaba bajo mi control y él lo sabía.
Noté como su cuerpo se tensó en el momento en el que mi mano se aferró a su pene, rodeándolo completamente, para acercarlo hasta mi boca. Mi lengua se paseaba sobre él a distintos ritmos y direcciones lo que provocaba que el joven se mordiera a la lengua a la hora de gemir para no hacerlo demasiada alto.
—Sunhee... —susurró, llevando sus manos hasta mi cabeza obligándome a guiar a su polla hasta mi garganta. No tuve tiempo de reaccionar ante la repentina acción del moreno y las arcadas que señalaron que había llegado hasta el final de mi boca me pillaron desprevenida. Taehyung pareció percatarse de aquello, porque tiró de mí hacia arriba, hacia sus labios. Y aquel beso ya no fue salvaje e intenso, sino dulce y apasionado. Nuestras lenguas se complementaban suavemente y las caricias del chico sobre mis mejillas me hacían sentir cómoda, segura. Necesitaba estar con él y sentir su tacto todos los días de mi vida.
—Dime que quieres ser mía. —dijo.— Dímelo, Sunhee, por favor.
—Siempre he sido tuya. Desde un primer momento, idiota. —contesté yo. Una sonrisa iluminó su rostro y comenzó a colocar algunos mechones de mi pelo, humedecidos por el sudor, detrás de mis orejas con cariño.
—No sé cómo puedo tener tanta suerte. Tengo a la chica más inteligente, guapa y con mejores tetas del mundo entero. —siguió él. Me reí ante aquella confesión.
—Y yo tengo al tío perfecto con el que tanto había soñado.
—Espera, ¿no vas a elogiar mi polla? —preguntó, haciéndose el ofendido. Solté una carcajada y le propiné un suave puñetazo de broma en el brazo.
—No lo necesitas.
—Es verdad. Sé de sobra que es lo más grande que has probado nunca.
Rodé mis ojos en el momento que una voz masculina gritó al otro lado de la puerta.
—Os quedan treinta segundos. —exclamó Hoseok entre risas.
La cara de Taehyung formó entonces una mueca de tristeza y comenzó a subirse los pantalones que aún estaban por sus rodillas.
—Terminaremos lo que hemos empezado. —finalizó él, plantando un dulce beso sobre mi frente. Yo asentí y le seguí hasta la puerta, justo en el instante en el que Seokjin asomaba la cabeza y la luz inundó por completo toda la estancia.
Taehyung me colocó delante suyo, para evitar que sus amigos vieran su "pequeño problema" ahí abajo. Me mordí el labio inferior inconscientemente intentando contener una amplia sonrisa.
—Bueno, ¿a quién le toca? —pregunté yo, bajo la mirada de todos.
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seven minutes in heaven | bts !
Fanfic→ siete minutos en el paraíso; [G A M E] juego típico entre adolescentes y jóvenes que consiste en dejar a solas dos personas en un lugar cerrado, y normalmente que carece de luz, durante un periodo de siete minutos en el que no está permitido salir...