Capítulo 2

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                                                                                           Ruth


¿Por qué sigue paseándose delante de mí como si no hubiese pasado nada? Su melena alborotándose por todos los pasillos era lo último que necesitaba ver. Sólo hacía una semana que no estábamos juntas y su maldito corazón de hielo ya estaba preparado para destrozar a otra pobre victima de sus encantos.

Sentada en mi mesa con el salvapantallas en el ordenador podía verme el rostro, pálido, el pelo era algo incomprensible ¿Me había peinado? Ni lo recordaba. Al menos ya no iba medio zombi por los pasillos y con los ojos hinchados como bolsas por tanto llanto. Menuda zorra, me enamora, me lo da todo, y después te suelta la típica frase para hundirte en la miseria.

-Ruth, eres una tía genial y hemos congeniado tanto... Pero yo no estoy preparada para tener algo tan serio, piénsalo, somos jóvenes – Lo dijo como el que dice "Que despejado esta el cielo hoy".

No era la primera vez que me pasaba, pero el dolor se iba acumulando con cada decepción. Y para colmo el email de Ana, después de todo este tiempo tiene la cara de invitarme a su boda. Ella fue una de las culpables, todas lo fueron. ¿Por qué no había rechazado la oferta aún? ¿De verdad me estaba planteando ir?

Debía dejar de pensar, el Señor Sandoval me había dicho que estuviera pendiente para recibir un email importante de Shanghái así que abrí la bandeja de entrada buscándolo, pero no había nada. Me dispuse a ojear mi facebook para hacer algo de tiempo y entonces lo vi. ¿Un mensaje de Julia? ¿Se están confabulando para retorcerme aún más el día?

Lo leí varias veces para captar cada detalle de su mensaje, reconciliación, despedida, las demás. La cabeza me daba vueltas.

-Esto no puede ser verdad- Vi su perfil de arriba abajo- Esta cabrona sigue tan guapa como siempre.

No, tenía que dejar de pensar así, había pasado demasiados años. No quería contestar, pero lo hice:

"Queridísima Julia, no sé qué pretendes que arreglemos después de tantos años. Que Ana se case y le haya dado la paranoia mental de invitarnos no quiere decir que sea una señal para retomar una amistad, que sinceramente, tal vez nunca fue real.

Si quieres saber mi opinión completa al respecto te enviaré mi número de teléfono, ponte en contacto conmigo si aún sigues convencida de que esto tiene algún tipo de arreglo."

Fue rotundo y claro, sin llegar a ser grosero. Sinceramente aquella época de instituto no fue tan mala, si recordaba todos los buenos momentos antes del fatídico día, éramos geniales. Nos comprendíamos y "parecíamos" sinceras.

-Ruth, ¿Ha llegado el email de Shanghái? – Mi jefe me despertó de mis dulces recuerdos -Ya sabes que es urgente.

-No, lo siento, aún no ha llegado.

-Oye, ¿Estas bien? Tienes muy mala cara –De nada había servido mi intento de ocultar mis hermosas ojeras tras la pantalla – Si estas enferma puedes decírmelo y tomarte el día, ya sabes que no soy un explotador.

- La verdad es que... -Accedí, no estaba bien, tenía demasiadas emociones encontradas – Si me gustaría tomarme el día, creo que he cogido algún tipo de resfriado.

-Vete a casa, Sofía mirara si llega el email, descansa.

La zorra de Sofía tenía que ser, no dije ni una palabra más, regí mi mesa y me monte en el ascensor aún con la cabeza agachada no quería que ella me viera rota, peor todavía no me sentía lo suficientemente fuerte para mirarla a esos ojos vacios.

Una semana por AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora