Había ya pasado un mes después de la llegada de Yuri a la mansión Nikiforov, los empleados de la casa evitaban quedarse a solas con él, especialmente después de lo que había pasado la noche de su llegada. Una noche llena de ajetreo, el aroma embriagante de azucenas en el ambiente y los gemidos llegados a gritos de placer que provenían de la habitación que ocupaban en ese momento el nipón y el joven amo de la familia.
El celo de Yuri había llegado antes de lo esperado, lo cual provocó todo lo pasado esa noche, eso lo tenía un poco incomodo ante todos, principalmente con Viktor. El peliplata simplemente lo dejaba pasar, no prestaba atención a su joven invitado dejándolo vagar por la mansión tan libre como quisiera. Las acciones de ambos mantenían a todos los empleados al borde de la locura, preguntándose si su joven amo había marcado al visitante o no.
Las comidas se tornaban silenciosas, los encuentros en pasillos eran huidas del pelinegro a todo correr, todo comenzaba tornarse difícil preguntándose si había tomado la decisión correcta al aceptar la ayuda del ruso. Ya no podía más con la situación pero no podía irse así como así. Algo se lo impedía, un fuerte sentimiento de cariño hacia su anfitrión, pero quería irse de ese lugar, porque su corazón dolía al ver que, después de esa noche, Viktor no le prestaba la mínima atención.
Esa noche no se presentó a cenar como siempre, se quedó en su habitación a puerta cerrada. Una de las sirvientas de la casa tocó a su puerta preguntando si se sentía bien, pero Yuri se limitó a contestar con un simple "no tengo hambre". Realmente no sentía hambre, solamente quería llorar, se sentía tan solo que por un momento, al cerrar sus ojos, pasó por si mente una idea descabellada, suicidio.
La puerta volvió a sonar sacando al nipón de sus pensamientos, abrió los ojos y se levantó para abrir la puerta.
- Ya dije que no tengo... hambre... -Yuri se quedó en silencio al ver a quien llamaba a su puerta. La figura familiar de Viktor se hizo presente frente a él, sus orbes azules mirándolo con severidad.
- ¿Porqué no te bajaste a comer? - La voz del Ruso, fuerte y con un dejo de indiferencia, retumbaron en los oídos y el corazón del japonés, casi apunto de hacerlo llorar.
- Dije que no tengo hambre - murmuró con una voz un poco triste, desviando la mirada dolida hacia los pies del hombre frente a él.
- ¿Solo por eso? - la mirada severa que le dedicaba Viktor se aligeró al notar ese temple trsitón del menor.
- Si, solo eso - Yuri soltó un ligero suspiro entrando de nuevo a la habitación apunto de cerrar la puerta sin levantar la mirada - Buenas noches
Viktor detuvo la puerta antes de que el nipón la cerrara, dejando a este de pie junto a ella sin levantar la vista, acercó su mano a la cara del menor para hacer que lo mirara, pero Yuri se alejó inmediatamente al sentir el roce de sus dedos en su mejilla. En ese momento los ojos azules de ruso y los cafés inundados en lagrimas del japonés se cruzaron en un momento fugaz. Ambos se sorprendieron tanto que no supieron reaccionar, Yuri escondió su rostro entre sus manos poniéndose en cuclillas y Viktor atónito al ver llorar a ese omega que tan fuerte carácter demostraba.
- ¿E-estas bien? - Viktor se acercó al menor posando una mano sobre su hombro tembloroso por el llanto - ¿te sientes mal?
- Déjame - dijo el pelinegro entre sollozos - no te importa de todas maneras si estoy bien o mal, solo aléjate de mi, vuelve a ignorarme como hasta ahora lo has hecho - en su voz se notaba una mezcla de molestia y tristeza, que hacia quebrar sus palabras.
- ¿Cómo puedo dejarte así? Yuri por favor, no digas que no me importa, porque no es así - el ruso trataba de confortarlo dando unas suaves palmadas en su espalda.
- No te importa, no te importó tratarme como un desconocido tras esa noche, cuando yo...
- Cuando tu ¿qué?
- ¡Cuando yo no he dejado de pensar en ella! - Yuri se puso tan rojo como un tomate al decirlo, era vergonzoso tener que aceptar que sentía algo por el Ruso que se había mostrado altanero y grosero la primera vez que lo conoció. Pero tenia que admitir que le agradaba aquel que le mostraba un interés a pesar se haber sido tan frío con él.
Viktor se había quedado sin habla, parecía un confesión pero no estaba seguro si lo era. El ruso se había enamorado del japonés en su segundo encuentro, pero después de lo que le hizo la noche de su llegada pensó que él lo odiaría por haberlo tomado de esa forma.
El peliplata salio de su ensimismamiento al escuchar una frase que jamás pensó que saliera de los labios del joven omega, "me gustas". En ese momento Viktor se abalanzó contra él tirándolo al pido, abrazándolo con fuerza le susurró al oído la misma frase. Ambos se quedaron abrazados uno del otro con una sonrisa en los labios. Un dulce beso por parte del menor se hizo presente en la escena dejando al ruso sumido en sus sentimientos y futuros deseos.
N/A
Soy una melosa de lo peor, y se nota en este (y en todos) mis capítulos. Quería que Yuri se doblegara ante su Alpha, pero no se si lo logre transmitir claramente. Y es el mas corto que he escrito ><''
Espero les guste <3
ESTÁS LEYENDO
Un Amor Inesperado
FanfictionYuki Katsuki, miembro de una familia influyente en Japón, es un Omega muy espcial que ha perdido a sus padres en un accidente, debido a esto quiere pornerse al frente de la empresa de su padre, pero la sociedad no se lo permite, cosa que el hermano...