Una Bala Para Tres

Estaba caminando por la acera, no se me da por salir a caminar a menudo, pero las cosas estaban cambiando así que necesitaba salir. Salir a tomar aire fresco, ver aves que se posaban en los arboles, sin embargo no había nada de eso. Estaba frío y nublado, veía todo borroso a lo lejos, creo que voy a necesitar lentes, todo normal.
Que raro, no hay nadie en la calle. Se siente semejante a un desierto, un desierto frío y silencioso. Me gusta, odio a la gente. Tuve que sacar mi lápiz que guardaba en el bolsillo, me aburrí de caminar entre la niebla, así que empecé a escribir en el aire. Me perdía en mis pensamientos con cada palabra que se imprimía en el aire, estaba solo. Lo que llamaba realidad empezaba a cambiar, todo se mezclaba creando la nada. La capacidad de ver mas allá la perdía y la ceguera invade a mi alrededor, todo esta borroso.
Tengo miedo, pero ¿Que es el miedo? Estoy escuchando ruidos, no se de donde vienen, me ensordecen.
Se detuvieron, el bosque es amplio, pero asfixiante. Me duelen las piernas, las siento cansadas y no logro controlar mi respiración, mi pulso es rápido. La lluvia no me deja ver un poco mas que unos metros, estoy en el suelo, todo mojado y con barro por todo mi cuerpo. En mi mano ya no tenia mi lápiz, con el arma debía apuntar siempre al frente.

Me estoy acercando, cada paso que doy las hojas del suelo crujen, aunque estén mojadas. Se me hace cada vez mas satisfactorio oír su respiración, oler su miedo. Desaseaba matarlo. La maleza del bosque me estorbaba el camino pero al fin logre verlo, asustado y derribado en el suelo. Sostenía un arma.

El miedo invadió cuando los pasos cesaron y poderme ver al frente mio. No dude ni un solo paso, apunte al pecho y disparé. El estruendo se escuchó como si estuviera bajo el agua.

Que raro. Al principio no sentí nada, creí que el disparo había sido fallido. Luego solo podía ver mi sangre correr y a los pocos segundos mi corazón se partió en pedazos para dejar de latir.

Entonces observé, a lo lejos, como mi cuerpo caía muerto. No pude huir, estaba atónito cuando supe que mi reflejo nos asesinó. El me miró, apuntó su arma hacia a mi y entonces escuché el estruendo bajo el agua.

Cuando jale el gatillo por segunda vez seguía asustado, en el suelo. Me había asesinado dos veces, no lo volveria hacer, tire el arma lejos de mi y solamente volvi a caminar por la acera, escribiendo en el aire, como siempre, todo normal.