En mitad de la madrugada un auto negro que generaba poco ruido viajaba por la carretera, pocas personas podrían percibir su sonido. Tomaba la carretera para salir de la ciudad, en él estaban Noah y su cuñado Alan, se dirigían a la ciudad natal de Noah; Moon. Al alejarse de las casas, eran más notorias las granjas. Nadie los escucharía discutir.
—¡Llámala ahora Noah! No quiero más de tus excusas, si estoy aquí es porque no tengo otra opción —Hablaba Alan bastante molesto por la terquedad del otro más joven.
—No lo haré, Alan, han pasado años, no lo haré. Puedes dejarme aquí, si eso deseas, yo no te obligué a venir. —Le respondió Noah, muy molesto. Aunque admitía que Alan tenía la razón esta vez.
Alan era el prometido de su hermana mayor, Margot. Antes de morir, ella le pidió que prometiera que protegería a Noah incluso con su vida y él así lo hizo. Era lo único de ella que le quedaba. Para Alan, Noah era un gran amigo más que ser su cuñado y le parecía irracional la actitud del chico de no querer hablar con su madre, incluso en la situación tan desesperada que estaban pasando. Noah no sabía nada de ella desde hace 6 años y ahora, además de eso, debía explicarle qué había pasado con sus hermanos y que ya no volverían. Tampoco era tan fácil.
Alan tomó el móvil de Noah en un momento de descuido, marcó el número de su madre en él y se lo entregó sin que el muchacho supiera reaccionar. Un par de tonos hasta ser atendido.
—¿Buenas noches?
—Buenas noches, señora —dijo Noah, respirando profundo y sin saber cómo reaccionar. Esa dulce voz era de su madre, las lágrimas le brotaban de los ojos, pero no podía dejar que se notara.
—Disculpe ¿Quién es? Y espero que no sea una broma porque mira que hermosa hora no cree. —Hablo rápido y molesta la señora ante la extraña llamada cerca de las 3 a.m.
—Yo... no es una broma... no sé cómo decirlo... creo que... soy yo mamá —tartamudeó Noah, moviendo sus piernas frenéticamente sin saber qué decir, estaba tan nervioso.
La mujer joven abrió sus ojos con asombro, dejó salir un pequeño suspiro y con su mano temblando. Volvió a tomar con fuerza el teléfono de casa. Junto todas sus fuerzas y su alegría para poder hablar de nuevo. Nunca había estado tan sorprendida en su vida. Volvió a hablar, aunque lo hace de manera nerviosa y era difícil para su hijo comprender.
—Noah, eres tú, dime qué vendrás y por eso llamas, yo no sé qué decirte, hijo. Han pasado 6 años, digo, debes tener 20 años y ni siquiera puedo imaginar cómo te vez. Me hace feliz escucharte luego de tanto tiempo. Dios, hablo muy rápido, lo siento. No sé ni expresarte cómo me siento, es una lástima que solo seas tú.
La voz de la mujer se apagó, Noah se tornó serio o mejor dicho preocupado, se acomodó en su asiento y dijo unas palabras rápidas antes de cortar la llamada de forma abrupta. Dar explicaciones por teléfono no le agradaba.
—Llegaré en aproximadamente una hora, voy con un acompañante. Hablaremos pronto.
Fin de la llamada y todos tenían algo que pensar.
—Mi madre lo sabe Alan, ¿qué vamos a hacer ahora?
Alan se sorprendió mucho al escuchar las palabras de su amigo más, no dijo nada. Ella no debía saber nada, no lo comprendían bien. Ahora las cosas serían más difíciles de explicar y deberían buscar un plan B en solo unas horas.
Temían por sus vidas y por eso escaparon. Luego de los asesinatos Noah se hizo pasar por su hermano gemelo Erick durante un par de semanas, pero con el pasar de los días parecía tener menos capacidad para hacerlo y antes de que notarán que él no era Erick eligió irse y volver con su madre, Alan lo acompañaba por la promesa que hizo y porque en el fondo sabía que podría morir también. Ahora la idea de vivir con la madre de los gemelos era la adecuada, no tenían idea de a quién acudir y ahora sabían que la visita sería un grave peligro. Si se quedan mucho tiempo dando explicaciones, podrían encontrarlos y ser todos asesinados. Aunque tal vez era algo de paranoia. Tardarían un par de días en comenzar a buscarlos.
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Manual Para Ser Un Invisible
Teen FictionManual para ser un invisible, es un conjunto de reglas que Noah ha escrito en su diario con el pasar de los días, gracias al concejo de Naia. A sus catorce años, Noah descubrió que a raíz de un accidente había desarrollado un tumor cerebral que le...