¿Cómo saber si estas despierto o dormido cuando tu vida es tan absurda, cuando tus padres creen en un Dios que tu hasta no ver no creer, cuándo todas las personas a tu alrededor parecen de mentiras? No creo estar dormido porque al menos en mis sueños no la veo a ella, es lo más real que hay en mi vida por esa simple razón, porque solo a ella puedo sentirla.
Jorge se levantaba de la cama con dolor en la cabeza por todas las horas desperdiciadas frente al portátil la noche anterior, se encontraba parado ante la ventana de su habitación mirando hacia afuera, contemplando el amanecer, y esperando se asomara por allí Ana y alegrara su mañana. Su amiga, esa con la que llevaba una relación casi que desde la cuna, le hacía sentir que al menos en su vida existía algo genuino, algo que no le era impuesto, algo que él mismo había escogido para su vida, conocerla había sido la salida para esos pensamientos y deseos que se escondían en lo más recóndito de su cerebro, censurados e impedidos por el régimen católico de una familia sumamente estricta en cuanto a simplemente todo. Con ella sin embargo, era distinto, no tenía porque ocultar nada, incluso esa personalidad suya que de tan social fracaso resultaba parecía encajar con ella como la pieza de un rompecabezas que encuentra su lugar en el campo de juego, ella era tan igual a él pero a la vez tan distinta, tan frágil, tan bella, tan astuta, era quizá la única persona por la que valía la pena seguir viviendo.
Hiendo de camino a la misa aquel domingo, pensaba él en el día en que la conoció por primera vez, una tarde fría de paseo por el parque infantil, estaba ella sentada sobre los pequeños columpios amarillos, meciéndose de un lado a otro durante horas, él solo la observaba. No fue sino hasta que intento jugar al futbol con los demás niños, que su primera conversación se dio a lugar, pues como no era de extrañarse todos creían en ese entonces que él era muy agresivo y terminaban por lincharlo fuera del juego. Al salir se sentó cerca a la niña del buzo verde pasto que un tanto indignada terminó por decirle lo envidiosos y tramposos que eran los demás niños para los juegos, que lo mejor era columpiarse junto a ella y conversar de lo grandioso de la vida, decía ella en palabras textuales. Comenzaron a hablar desde entonces, siempre que los demás niños se aburrían de su personalidad o comenzaban con sus juegos absurdos.
-¿Qué se siente ser un niño?- decía ella.
-Normal, ¿Qué se siente ser niña?-
-No lo sé, creo que es lo mismo- respondía ella y juntos se reían, siempre lo hacían, incluso ahora.
Hablando de comics, de teorías conspirativas, alienígenas, todo tema que trataran era siempre interesante y poco convencional, cosas que no se hablan con todo el mundo y de la misma forma. Con el pasar de los años Jorge se daba cuenta cada vez más de que no existían nadie como ella, que de todas las personas con las que se había topado en el mundo, que cabe aclarar no eran muchas tampoco, ella era sin duda un excepción de la raza humana. Aunque a veces le hastiaba un tanto, esa especie de idolatría que le tenía, le era inevitable pensar en ella, y en todo lo que por él hacia sin pensarlo, las palabras no eran suficientes para describirlo, pero al menos podía intentarlo. Estúpido, un estúpido poeta soy por ti, pero a pesar de todo me alegra, que exista en mi, que parezco odiarlo todo, algo de sensibilidad y sutileza.
En medio de esa inspiración repentina que inundaba sus días últimamente, Jorge tomo la finiquita decisión de confesar sus sentimientos, que si en verdad eran tan fuertes no debían estar encerrados sino compartidos para beneficio de ambos. Jueves en la tarde, teniendo incluso trabajos del colegio que terminar, tomo papel y lápiz y se fundió en el mundo de las cartas y las confesiones románticas.
Eres la pureza que inspira mis palabras, eres mi lugar favorito... al concluir del tercer verso ya comenzaba a recordar todos esos momentos juntos que para él resultaban tan especiales, todas esas veces en las que ella lucía perfecta sin siquiera esforzarse, todo, todo lo que le recordaba a ella fue escrito en aquella carta que acompañada con dulces fue a parar en sus manos.
-¿Qué es esto?- Preguntaba ella con una sonrisa que para él resultaba adorable y esperaba que estuviese presente de principio a fin mientras leyese la carta.
-Es una carta, puedes leerla en tu casa, es más léela en tu casa por favor.-
Ella asintiendo con la cabeza y despidiéndose con un saludo de manos se fue en dirección contraria a la suya, después de haber estado jugando voleibol un rato.
Jorge esperó con ansias una pronta respuesta a su carta pero nunca llegó, no fue sino hasta un mes después durante la noche de halloween que se volvió a topar con ella. Con un vestido corto y rosado, Ana se vestía de nuevo de princesa, luciendo tal cuál como una, pero lo único que hizo esta princesa fue huir de él buscando hasta la más trivial escusa.
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Hola,
Subiré capítulo cada cinco días, gracias por leer.
M.
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ANÁFORA
Teen FictionTras el susurro de una canción de cuna bajo la luz de la luna, un cuerpo joven de al menos un metro setenta de estatura se tiende en el frío suelo con la mirada fija en el blanco techo de una habitación vacía. ¿Soy o no soy? Soy el silencio de la m...