Anteriormente...
—Siempre tu vistiendo como pordiosera —dice Sara moviendo su cabello rubio...
***
—Está bien —Concedo. Al fin podre tener venganza...
***
—¿Le podría decir al entrenador Stuart que lo estoy buscando?
***
Siento una mano en mi hombro y me volteó para encontrarme con un joven mirándome tranquilamente y sonriendo hacia mi persona. Siendo sincera no es feo... pero no es mi tipo, se ve como un chico tímido, tranquilo y sin problemas.
—Aquí tienes— dice colocando unos guantes a mi lado.
—¿Así que estabas pendiente de todo, eh? —cuestiono y los tomo.
—Era inevitable escucharlas —dice encogiéndose de hombres —Tienes fuerza.
—Más cuando me buscan, así es como me encuentran.
—¿Cómo te llamas?—pregunta intentando entablar una conversación mientras me coloco los guantes.
—Aranza y ¿tu? —digo sonriéndole.
—Lindo nombre— me alaga el chico.
—Gracias— respondo, cortante.
—Jasson —me dedica una pequeña sonrisa —Jasson Evenst— completa al instante.
No puedo creerlo, me acaba de conocer y ya esta coqueteándome definitivamente no sabe quien soy, porque los hombres que han tratado de coquetearme han terminado con la nariz quebrada o con la ceja abierta, pero lo dejaré pasar está vez, parece un buen chico.
Después de un momento un poco incómodo Jasson continúa hablando con mucha más confianza.
—Bueno, creo que debería irme. Ya va a empezar la pelea —Me mira fijamente como si quisiera grabar mi rostro en su mente —No dejes que ella te patee el trasero.
—Sí... eso no va a suceder.
—¿Por qué? —frunce el ceño.
—Porque soy la mejor — digo con una sonrisa llena de orgullo.
—De todas maneras, te deseo suerte.
—No la necesito— y en ese momento me volteó y subo al ring
Después de unos segundos esperando a que llegara mi contrincante, esta se sube al ring y va a su esquina con aire prepotente. Nunca me caerá bien, eso puedo sentirlo.
—Maldita —dice dedicándome una sonrisa de burla —, pagarás por ese golpe.
—Ya lo quiero ver— la reto e intercambiamos miradas.
—Sí que lo verás.
—¿No te dolió la nariz? —me burlo haciendo que esta suelte un gruñido —Debería ser suficiente para ti —continuó.
—Dios ¿Creías que me dolería ese golpe, maricona de mierda?
—Tu gemido de dolor me lo confirmó —río fuertemente y le dirijo una mirada de advertencia y simplemente me coloco en posición para pelear.
El árbitro nos hace ir al medio del ring y colocarnos cara a cara, una frente a la otra. En este instante quiero quebrarle por completo la nariz, pero así no son las reglas y esta tiene que ser una pelea limpia y sin ninguna falla. El árbitro dice algo, a lo que no presto atención por verla directamente a los ojos y para cuando la pelea comienza la chica da el primer golpe, dirigido únicamente con toda su fuerza de su brazo derecho hacia mi mandíbula. Fácilmente evado éste y se lo devuelvo sin compasión alguna, la chica retrocede unos pasos hasta estabilizarse y comenzar de nuevo. Pero antes de poder hacer algo le dirijo mi puño hacia su pómulo y seguidamente a su torso. Esta intenta alejarse rápidamente pero yo sigo atacando sin compasión su rostro ya un poco deformado. Con un esfuerzo impresionante está se aleja y se acerca muy rápido hacia mí, ya estando frente a frente está dirige un puñetazo hacia mi rostro, haciendo que este se voltee con y ocasionando que mi nariz sangre un poco. Ya harta de esta estúpida pelea contraatacó haciendo que la joven quedé noqueada en el duro suelo del ring.
—Estúpida niña— digo mirándola desde lo alto. Todos los espectadores me aplauden, me dan palmadas en la espalda y me dicen lo buena que soy cuando bajo del ring.
Miro mi aspecto a través del espejo de los vestidores. Cuando observo mi rostro me asombro de la cantidad de sangre seca que ahí desde la nariz hasta el cuello, incluso hay rastros en mi blusa. ¿Para qué mentir? Ella golpea fuerte y tiene muy buena técnica. Fue difícil ganarle.
Abro el grifo y limpio mi rostro lentamente tratando de no tocar mi nariz, que probablemente va a dolerme. Tardo más de lo normal bajo el agua fría intentando relajar mis músculos.
Cuando salgo de la ducha choco con una persona, me volteo para disculparme pero para mi sorpresa me encuentro con el rostro de Jasson, que está frunciendo el ceño, pero en cuanto me reconoce me sonríe amistosamente, le devuelvo la sonrisa y sigo mi camino hacia la entrada del gimnasio.
—¡Aranza! —llama Jasson a mis espaldas.
—¿Si?—digo y me volteo hacia él, que se encuentra en la misma posición que estaba anteriormente.
—¿Nos vemos luego? —Pregunta nervioso.
—Eso creo —Me despido con una sonrisa y salgo del lugar.
Salgo del gimnasio ignorando a la recepcionista que cuando me vio empezó a decir cosas, no tan amables, hacia mí. Sigo mi camino pero obviamente no dejaría las cosas así, me doy vuelta y me dirijo hacia ella.
—Vieja amargada.
—Mocosa insolente, deberías tener respeto a las personas mayores, ¿Qué no te educaron bien?
—¿Y usted tan arrugadita y aún sigue jodiendo?
—Eres una insolente deberías tenerme un poco de respeto.
Decido que voy a ignorarla, pero antes de irme de este lugar me vuelvo y le saco el dedo de en medio, doy un portazo y me dirijo al carro de Andrés, abro la puerta y entro.
—¿Porqué tardaste tanto? —pregunta justo en el momento que me coloco el cinturón de seguridad —Estaba a punto de entrar por ti...
—Me retaron —me acomodo en el asiento del auto. —pero ella quedó peor.
—¿Quién fue?— cuestiona cuando empieza a manejar.
—No sé el nombre, pero ella se lo buscó —digo encogiéndome de hombros.
—¿Y estás bien? ¿Necesitas algún analgésico? —pregunta con tono de preocupación.
—Estoy bien, con la ducha fría tendría que estar perfecta —digo —Gracias por preocuparte.
—¿Mi padre te aceptó?
—Si —es lo único que respondo.
—No pareces emocionada.
—Es solo que esa tipa arruinó todo —intento excusarme.
Minutos después se detiene el auto frente a mi casa y me volteo a mirarlo.
—Gracias por traerme— digo, sonriéndole.
—No es nada, fue un placer para mí.
Lo miro fijamente a los ojos y este empieza a acercarse lentamente hasta que nos encontramos frente a frente, siendo completamente sincera me siento un poco nerviosa ahora. Segundos después el acerca mucho más su cara y rosa nuestros labios suavemente. Yo muevo los míos lentamente y el sigue el beso unos segundos. Me separo de él e instantáneamente le propino una cachetada.
Lo sé, fue estúpido de mi parte porque yo le seguí el beso, pero estaba nerviosa y no debería estar nerviosa, no debo tener sentimientos hacia él... solo debo hacer mi venganza.
—Lo siento— murmuro.
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Mi ultimo round
Teen FictionTras la muerte de su padre Aranza Evans va en busca de venganza. En una de sus tantas peleas callejeras logra dar con el hijo del asesino de su padre, Andrés Stuart, quien es su única vía para estar más cerca del hombre que le arruino la vida, el mi...