Aquí estoy un día más del año, haciendo la misma rutina desde hace ya varios meses atrás qué consiste en despertar, ir al colegio, volver para hacer mis deberes y salir para venir a sentarme en el mismo árbol de siempre, a la misma hora de siempre, en el mismo lugar de siempre.
Es curioso cómo cada quien forma hábitos a partir de hacer alguna cosa por primera vez y ver que nos es agradable para así continuar haciéndolo hasta que consideremos que ya debemos darle fin; aunque no creo darle fin a esto, y es que me parece tan hermoso venir a sentarme en este árbol todas las tardes a escribir, sacar fotografías, leer o simplemente ver el mundo que me rodea durante unos minutitos u horas.—Sigo esperando el día en que me toque verte caer de ahí y poder decir "te dije que dejaras de andar como chango arriba de los árboles".
Todos mis pensamientos se esfumaron en cuestión de segundos para poder procesar lo que Dan había dicho.
—Me subo a los árboles desde pequeña Dan, que a ti te den miedo las alturas no es culpa mía— sonreí— ¡Oh!, y gracias por interrumpir mis pensamientos...
—Cuando quieras Elena— dijo guiñando el ojo.
Rodee los ojos con diversión.
—¿Qué te trae— bajé del árbol y sacudí mis manos— por estos rumbos?
—Digamos que sé que la loca de mi mejor amiga acostumbra a venir a subirse a las 6:00 p.m. A ese árbol en este viejo parque donde solíamos venir a jugar casi todas las tardes y dije "Uhm... se me antoja un helado, veamos si la señorita Elena gusta acompañarme"— se acercó a mí— así que...
—Así que nos estamos yendo a comer helado— sonreí.
Caminamos alrededor de cinco cuadras hacia arriba y llegamos a "nuestro lugar", ese típico lugar al que te gusta acudir con alguna persona especial cuando quieren platicar sobre algo importante o solo pasar el rato.
—¡Buenas tardes, bienvenidos a Callie's! ¿Gustan que les tome su orden o aún no están listos?
—Buenas tardes, para la señorita va a ser un helado de vainilla con chocolate derretido arriba, por favor.
Dan y yo tenemos la costumbre de que él ordena por mi y yo por él.
Es fácil porque siempre pedimos lo mismo; de todas las 253 combinaciones de helados que existen aquí y que ya probamos tenemos nuestra favorita.—Y para el caballero será un helado de café con vainilla y una cereza encima.
La mesera asintió y caminó hacia la cocina.
—Así que.... ¿Cómo estás Elena?— tomó mi mano y me miró a los ojos— Espero que me digas que estás bien.
Sonreí con tristeza al entender a que se refería Dan con esa pregunta.
—Estoy bien Daniel, ya pasó mucho tiempo.
—Vamos Elena, podrás mentirle a tu hermano y posiblemente a Amy, pero no a mi— se sentó a mi lado— Dime lo que sientes, si no lo sacas jamás podrás superarlo por completo.
—No lo sé Dan, no quiero hablar de eso aquí... este es nuestro lugar y si hablo de eso ahora será un lugar triste.
—De acuerdo, definitivamente no haremos que este se convierta en un lugar triste, pero no dejaremos ese tema en el olvido... luego hablaremos.
Asentí.
Pasaron las horas y se hicieron las 9:30 p.m. Hora de irme a casa.
—Bueno señorita, que tengas una linda noche, te quiero mucho— me dio un bachón y sonrío— me saludas a tu hermano.