A veces te sientes sofocado, que ya ni sabes para qué estás viviendo...
Justo eso sentía Jimin. Él recién comenzaba los exámenes, era lunes y le tocaba dar dos materias.
Pasó el fin de semana estudiando matemáticas, haciendo ejercicios y todo. Pero cuando llegó la hora de dar el examen, se bloqueó totalmente.
Estaba tan nervioso que su nombre lo escribió mal. Sus manos temblaban, luego cuando comenzó a resolver hubo algo que lo distraída, la voz chillona de la profesora que les decía cuánto tiempo les quedaba.
Luego de pasar dudoso de la teoría, fue a lo más fácil , según el. La profesora no les dejaba usar calculadora en la parte estadística, así que todo tenía que ser mental.
Jimin dividía a cada rato, hasta que por hacer tantas divisiones en la hoja del examen, colocó rápido los números e hizo lo que decía el ejercicio.
Cuando terminó, afuera revisando sus cálculos se dio cuenta de que había puesto mal un resultado y todo su ejercicio estaba mal.
Comenzó a enojarse con todo mundo, y se fue. Al llegar a su casa, se encerró en su cuarto, el creía que se había quedado, pero no.
Jungkook, ayudante de la profesora, fue quien dio los resultados.
Jimin había pasado con las justas, 7.40, era la primera vez que sacaba tan bajo.
Jungkook le ofreció a Jimin, que asista a unas clases privadas con él.
Obviamente esas clases se volvieron en citas y besos.
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