○●E p í l o g o●○

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ᴍᴀɴᴄʜᴇsᴛᴇʀ, ɪɴɢʟᴀᴛᴇʀʀᴀ. 𝟸𝟺 ᴅᴇ ᴅɪᴄɪᴇᴍʙʀᴇ ᴅᴇ 𝟸𝟶𝟸𝟼.

—¡Hey! Cuidado.—Sophie rió cuando se topó con Ronnie, su sobrino mayor, por el pasillo. Acto seguido, el niño siguió corriendo, con sus dos primos detrás.

La casa de Sophie y Ferran se había convertido en el lugar donde celebrar la Nochebuena. Se juntaban todos para cenar.

—¿Alguien me puede recordar por qué mi casa pasó de ser nuestro lugar de borracheras a ser un parque infantil?

—Porque mi hermana se quedó embarazada, y yo también, amor.—respondió Sophie.

Ailén, Ian, Emily y Ronnie eran los protagonistas de aquella noche. No solo se reunían para cenar, sino que también lo hacían para que los niños abriesen sus regalos.

—Yo no traigo críos, yo traigo a mis perros.—añadió Vega. Y era cierto. Un par de años después de adoptar a Berlín, cogieron a Denver de otra protectora, un labrador color negro.—Y puedo decir que se portan mejor que los niños.

Aquel comentario hizo reír a los presentes.

El primero en llegar a esa familia, fue Ronnie; la segunda, fue Ailén, la hija mayor de Ferran y Sophie, la tercera fue Emily, la pequeña de Phil y Kaira, y para cerrar aquel ciclo, nació Ian, el hijo pequeño de Sophie y Ferran.

—¡Mamá!—Kaira se giró al escuchar a su hijo, y se puso de cuclillas delante de él.—¿Cuando podremos abrir los regalos?

—Papá Noel ha dicho que los abráis a las doce.—todo estaba montado desde esa mañana, ya que el día anterior, Phil dejó allí los regalos de sus hijos.—¿Por qué no te vas con papá, los tíos y tus primos a jugar al jardín un rato? Te dejo que le tires a tu padre todas las bolas de nieve que quieras.—el niño sonrió, y Kaira notó cómo su corazón se derretía.

Lo vio marcharse, y se recompuso.

—Hermanita, la baba.

—Aplícate el cuento.—Sophie le ofreció una copa de vino, que aceptó gustosa. Vega se acercó a ellas, que miraban el jardín.

Si les llegan a decir hace cinco años que gracias a un viaje a Río de Janeiro con unos amigos su vida iba a dar un giro de ciento ochenta grados, se hubieran reído a más no poder.

—¿Pues sabéis lo que os digo? Que me siento orgullosa de ver a donde hemos llegado.—dijo Vega, a lo que sus amigas la miraron.—Es decir, ¡miradnos! Ambas estáis casadas con un futbolista del Manchester City, y yo estoy prometida con uno del Chelsea. Cada una con dos hijos y yo con dos perros. Ya quisiera más de una tener la vida que tenemos nosotras.

—Nos la merecemos, también te digo.—continuó Kaira.—¿Que lo hemos tenido más fácil? Sí, porque ya los conocíamos de antes, pero por ejemplo, Sophie no. Y si historia no es que se lo pusiera más fácil.

—Ferran me enseñó que no todos son iguales.—añadió la recién nombrada.—Y que el amor sí existe.

—¡Mami!—Sophie vio a Ailén entrar en la casa.—¡Ven a jugar con nosotros!

—Uy, cariño, a mi eso no me lo digas dos veces.—dijo Vega antes de reír.—Tu tío Kai me debe una desde que se comió mi chocolate hace dos días. ¿Qué tal te suena el plan de nieve y venganza?—la chica agarró la mano de la niña y salió de la casa de nuevo hacia el jardín.

—¿Tú qué dices? ¿Nos unimos?—Sophie miró a su hermana mayor, y asintió.

—¡Eh, no, eso no vale!—oyeron gritar a Havertz.

—¿Cómo que no? Se le llama venganza. ¡Tu puedes, Ailén!—alentó Vega.

Sophie se acercó a Ian, que intentaba hacer una bola de nieve con sus manitas. Y tras ayudarle, lo cogió en brazos.

—¿Vamos a por papá?—al niño se le escapó una risa, acto que Sophie tomó como un "sí"

Caminó por el jardín con su hijo en brazos, hasta que vio a Ferran de espaldas pelear junto a Ronnie en contra de Phil, momento que la chica aprovechó para lanzarle la bola de nieve.

—¿Ups?—Sophie rió.

Era el ambiente perfecto, las risas, la nieve... Ninguno de ellos cambiaría esa sensación por nada del mundo.

—¡Mira, todos en contra mía no, macho! ¡Que así no se puede!—exclamó Phil.

—¡Papi!—Ailén corrió hacia los brazos de su padre, que poco tardó en cogerla.

—¿Ese ataque gratuito a qué ha venido, bombón?—Ferran se acercó a su mujer.

—Digamos que Ian se parece más a mi de lo que pensábamos.

Y era cierto, Ian era una réplica de Ferran, mientras que Ailén lo era de Sophie.

—¡Chicos! ¡Los regalos!—advirtió Kaira.

■  ■  ■  ■  ■

—Estoy molida.—comentó Sophie dejándose caer en la cama.

—Pero es por una buena causa.

—¿Tirar todas las cajas y todos los papeles que han dejado los niños por el salón? Si, súper buena causa.—dijo la chica con burla.

—No bombón, por sus caras.—la morena sonrió al recordar la cara de ilusión que tenían sus hijos y sus sobrinos al abrir sus regalos.

—¿Sabes, amor? Nunca voy a tener suficiente tiempo en esta vida para date las gracias.

—¿Las gracias por qué?

—Por quererme tal y como soy. Por aceptarme aún sabiendo todo lo que arrastraba conmigo, por haberme reconstruido pieza a pieza, y eso no ha sido fácil. Y sobretodo por darme dos hijos maravillosos y una vida que recordar.—Ferran sonrió y se tumbó encima de ella haciendo fuerza en sus brazos, y poniéndose entre sus piernas.—Te lo habré dicho mil veces, pero eres el amor de mi vida.

—Y tú el mío, bombón, y tú el mío. Te lo dije el día de nuestra boda, por toda una vida juntos.

—Te amo, Ferran.

—Y yo a ti, Sophie.—el chico unió sus labios con los de ella. Y a la chica se le escapó una sonrisa en mitad del beso.

Volvería a repetir su vida una y mil veces si él estuviera en el camino para mostrarle la luz al final del túnel.

The End.

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Do It For Me ||Ferran Torres||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora