Epílogo

987 94 44
                                    

— ¡Papi! ¡Papi, mira una mariposa! — Grita su pequeña hija de cinco años, señalando con su pequeño dedo hacia una mariposa enfrente de ella, batiendo sus alas con gracia.

Stiles sonríe al ver a Layla tan feliz, su hija podía ser feliz por los dos.

Había pasado exactamente 4 años y tres meses desde la última vez que vio a Malia, a su único y verdadero amor. Él quería ir detrás de ella esa noche, pero Scott se lo impidió, diciéndole que ella necesitaba asimilar todo por sí sola, y cuando se sentiría mejor iría a hablar con ellos.

Pero ella nunca regreso.

Se había ido del pueblo aquella misma noche, y como anteriormente había hecho Peter, él borro todo rastro de ella para que no la pudiera encontrar nadie de la manada. Estuvo varias veces tentado en ir a buscarla, a cualquier lugar, pero el recuerdo de ella sufriendo por su culpa no se lo permitía. No podía ir a buscarla, porque no sabía que decir, ni cómo solucionar todo los errores que había cometido.

Y así paso el tiempo, con el recuerdo de Malia él pudo seguir adelante, cuidar de la hija de Parrish y Lydia él mismo, incluso mudarse a New York, y conseguir un trabajo como policía. Lo había logrado, aunque se sentía vacío, él había logrado seguir viviendo.

Del resto de la manada no sabría decir.

Luego de la noche que Malia supo toda la verdad, la muy agrietada manada termino por romperse. Aunque vivían en un pequeño pueblo, y seguían encontrándose en todos lados ellos supieron ignorarse, era como si nunca hubieran sido amigos. Aun sabía lo que pasaba con ellos, ya que su padre, aun de tanto tiempo, le seguía hablando de ellos, porque él tenía esperanza que la manada vuelva a ser tan unida como antes.

Eso era imposible.

Scott ahora trabaja en la veterinaria de Deaton, pero esta vez como el dueño del lugar, luego que el viejo veterinario decidiera retirarse del trabajo. El verdadero alfa incluso ahora estaba comprometido, con una chica que a Stiles le recuerda a Allison. Por otra parte lo único que sabe de Kira es que vive en Seattle, y es profesora. Y Liam estaba a punto de graduarse a la universidad, él había logrado entrar y parecía que aun salía con Hayden aunque ambos estaban en diferentes universidades.

No sabía nada de Malia, aunque un par de veces le pregunto a Peter, él solo le decía que no tenía ningún derecho de preguntar, que ya había arruinado la vida de Malia lo suficiente. También le pregunto a Derek, incluso a Cora, pero ellos dicen que Malia jamás se ha comunicado con ellos.

— ¿Papi, puedo ir a jugar? — La pregunta de Layla le ayuda regresar de aquellos amargos pensamientos.

Mira hacia donde su hija señalaba, los juegos infantiles del parque. Stiles suelta la mano de Layla. — De acuerdo, pero no te alejas demasiado. —

La niña asiente con la cabeza antes de correr hacia los juegos, donde había más niños saltando y corriendo de un lugar a otro. Y mientras ve como su hija se aleja Stiles no puede dejar de pensar en lo idéntica que es a sus padres, con su gran cabello pelirrojo y sus hermosos ojos verdes, siempre que le veía no puedo dejar de pensar en Parrish y Lydia.

Se sienta en una banca vacía no lejos de los juegos, y sigue en todo momento a su hija con la mirada. Luego de todo lo que había pasado en Beacon Hills y lo sobrenatural, él se había vuelto un poco sobreprotector. Layla va corriendo hacia la arena, donde un niño, que parecía menor que ella, llenaba su cubeta con arena solo para regarla de nuevo y hacer una pequeña montaña muy inestable. El niño y Layla hablan un poco, luego el niño le pasa su cubeta a Layla, y así empiezan a jugar juntos.

Stiles observa al niño más detalladamente, nota algo familiar en él, pero no logra saber que era. El pequeño tenía el cabello castaño, dos pequeños lunares se podían notar en su cuello y, aunque estaba lejos, Stiles pudo ver los ojos chocolates del niño.

My last lie | StaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora