Pasado

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— ¿Quién anda por hay? — preguntó Izbet luego de abrir la puerta.

— Soy yo — respondió el niño en el que pensaba, saliendo de un costado de la casa.

— ¿Jattyta? Sé que los adultos sólo duermen algunas horas en el día, pero los niños deben dormir como los humanos ¿No tienes sueño?

— Todavía no estamos cansados, quería agradecerte que me entrenarás, escuche cuando el Gran Patriarca te dijo que no lo hicieras, no quiero que tengas problemas por mi culpa  — explicó triste.

— No te preocupes, eso lo veremos luego ¿Cómo que no estamos cansados?

— Es que algunos amigos y yo queremos ver como es una casa humana ¿Podemos? — terminó pidiendo algo asustado.

— ¿Y dónde están tus amigos? No los escucho.

De atrás de unos arbustos salieron un par de niños namek.

— Pasen — se apartó dejándoles el paso libre — prometo que no me los voy a comer.

Cuando entraron, tenían curiosidad por todo lo que veían, sobre todo en la cocina y el baño, aunque sólo bebían agua, Izbet dejó descongelando helado, y al rato le dio un poco a cada uno para que probarán. Las horas pasaron y llegaron algunos adultos buscando a los niños, quienes estaban escuchando historias y cuentos de la Tierra. Todos se fueron prometiendo volver al otro día. Jattyta pidió permiso y lo autorizaron a quedarse con la terrícola hasta que se fuera a su planeta. Al otro día apenas desayunó, golpees suaves se sintieron en la puerta. Eran los niños (más que el día anterior) que querían seguir explorando la casa, y escuchar las historias, cuando no entendían algo la mujer trataba de explicárselos, pero se enredaba y todos terminaban riendo, Piccolo y Dende llegaron en ese momento y encontraron la casa convertida en un jardín de infantes.

— ¿Qué pasa? — preguntó el más alto de los recién llegados

— Me vinieron a visitar, les gusta estar acá — respondió la mujer ciega sonriendo.

— Sí, todo es increíble — explicaron los niños a coro.

— No deben incomodarla, ella vino a aprender de nuestro planeta — les dijo Dende suavemente.

— La llevaremos a conocer el lugar y que juegue con nosotros — sugirió Jattyta que la tomó de la mano para salir de la casa, los otros niños iban contentos, riendo y conversando entre todos.

Al otro día, la mujer se levanto más temprano con el niño y salieron antes que los otros pequeños llegarán, ella quería enseñarle un poco más de artes marciales, cuando ya llevaban un rato en eso los encontraron Dende y Piccolo

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Al otro día, la mujer se levanto más temprano con el niño y salieron antes que los otros pequeños llegarán, ella quería enseñarle un poco más de artes marciales, cuando ya llevaban un rato en eso los encontraron Dende y Piccolo.

— Izbet — al escuchar el grito furioso del guerrero, el niño se abrazó a una de las piernas de la mujer.

— ¿Qué pasa? — preguntó tranquila.

Ángel Ciego 3. Vacaciones en NamekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora