Capítulo 2 "La habitación"

48 3 2
                                    

Sorry por si hay faltas de ortografía, esque el ordenador se me quedaba sin batería y no tengo el cargador aquí T.T

Me bajé del coche de policía. Cogí mi equipaje del maletero y entré con el policía al orfanato. Dos guardias nos abrieron las grandes puertas de metal de la entrada. Empezamos a caminar por el camino de piedra que había hasta la entrada y abrimos las puertas para entrar al gran edificio. Había una gran recepción con tres sofás negros desgastados por el tiempo, una pequeña mesa de madera enmedio de los sofás, una planta en la esquina y una gran ventana que parecía que hacía años que no se limpiaba. ~Que horror de sitio~ pensé. 

-Buenas tardes, ¿vienen a dejar aquí a esta niñita?-

Dijo la mujer de mediana edad, que estaba detrás del mostrador de recepción.

-Sí.-

Dijo el policía.

-Dígame el nombre porfavor.-

-Emilly Stevens.-

La señora, se puso a buscar en el ordenador mi nombre y lo encontró. Me dió una llave con el número de mi habitación 632. ESPERA, ¿¡632!? Esto es claramente una señal. 632 Era el número que tenía mi madre escrito con sangre. Vale, tranquila Emilly, solo ha sido coincidencia.

El policía me ayudó a llevar las maletas a mi habitación. Abrí la puerta y dejé el equipaje encima de la pequeña cama polvorienta. Me despedí del policía y cerré la puerta. Contemplé mi nueva habitación. Era mediana, con una ventana no muy grande, una estantería de madera desgastada, un pequeño armario, un escritorio y una alfombra que cubría el centro de la habitación. 

Empezé a sacar la ropa de la maleta y la coloqué en el armario. Mientras colocaba, salió una araña, les tengo pánico, así que cogí un libro que había encima del escritorio y la chafé con eso. Seguí colocando mis objetos en las estanterías, hasta que me dí cuenta de que el espejo no estaba. Me asusté y miré por toda la habitación pero no lo encontraba. Volví a mirar si estaba en a cama, y estaba allí. ¿Como és posible? ¡Si ya he mirado y no estaba! Bueno, no le voy a dar mucha importancia. Cogí el espejo y lo puse encima del escritorio. 

De repente, llamaron a la puerta y me dirigí a abrirla. Era una señora gordita, bajita, con el pelo recogido en una redecilla. Seguramente, era la cocinera.

-Hola, ¿Emilly?-

Dijo la señora.

-Sí soy yo.-

Le respondí.

-Emilly, encantada, yo me llamo Lola, soy la cocinera del orfanato, solo te quería avisar de que a las ocho en punto es la cena. Tendrías que bajar ahora al comedor.-

-Oh, por supuesto, pero...¿me podrías acompañar?-

-Claro que sí.-

Cerré la puerta de la habitación y Lola me acompañó hasta el comedor. Había muchos niños y niñas. Fuí a por la bandeja de comida, y decidí sentarme en una mesa donde no había nadie. La cena era: puré y un trozo de carne, acompañado por un zumo de naranja, y de postre una manzana. Empezé a comer, y ví a una niña de mi edad que se acercaba a mi mesa.

-Hola, ¿me puedo sentar contigo?

Dijo tímidamente.

-Claro.-

Le dije sonriendo.

La chica se sentó y empezamos a hablar, al parecer, se llama Charlotte y tiene doce años como yo. Charlotte me empezó a caer muy bien. Al acabar de cenar, subí a mi habitación. Abrí la puerta y ví que en el espejo había dibujado un número: 4. Rápidamente, guardé el espejo en la caja. Esto ya me estaba asustando.

El espejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora