Capítulo 0

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-¡Greta, por favor! - Daniel no se había cansado de gritar su nombre en plena calle en los últimos 20 minutos. Comenzaba a ser molesto tanto para Greta, como para el resto de las personas que transitaban por ahí a esas horas.

Greta no daba el brazo a torcer, simplemente caminaba a paso firme por la acera mientras los autos pasaban a su costado derecho, por la calle. Bastante molesta, Greta no prestó atención a las palabras de Daniel, su mejor amigo de toda la vida que al parecer había demostrado tener sentimientos por ella.

Daniel era un chico alto, de cabello negro, ordenado y atractivo para cualquier chica que le mirase. Se diría que era la persona más limpia en la Tierra. Sin embargo, Greta, una chica de cabello largo y rubio ceniza y ojos claros, era más bien una chica desordenada. Con los años, había aprendido a tener a los hombres en la palma de su mano. Pero en el fondo, no quería hacer eso con Daniel, un amigo desde siempre.

-¡Greta!

Fue el momento en el que Greta agotó su última gota de paciencia y se dio la vuelta bruscamente al parar sus pasos en seco. Articuló algunas palabras que se quedaron congeladas cuando notó el resbalón de sus zapatos en la orilla de la acera. Esa orilla que daba a la calle donde los autos pasaban a bastante velocidad.

Todo comenzó a ir en cámara lenta, miró sobre su hombro derecho y vio el gran camión que tocaba la bocina con fuerza, sabiendo que no alcanzaría a detenerse a tiempo. Fue entonces cuando sintió el apretón en su mano derecha, seguida con un tirón que la hicieron volver a la realidad. Cosa que la hizo caer en la acera una vez más en un fuerte golpe.

Un golpe, una frenada, bocinas, gritos de personas y sangre. Mucha sangre que cubría el atuendo de Greta que no con mucho esfuerzo había colocado sobre su cuerpo esa mañana.

Tardó varios segundos en caer en la cuenta de que tenía un cuerpo destruido casi completamente, en un rostro ensangrentado con la mirada vacía del chico que hace unos minutos gritaba su nombre.

La mirada de Greta se nubló completamente y su garganta se desgarró en gritos que callaron a la multitud horrorizada. Un montón de disculpas a viva voz inundaron la calle y su cuerpo se arrastró hasta el del mismo Daniel, tomando este con sus brazos al empapar su ropa en sangre completamente.

Luego solo fue el punto de dolor que sintió en su brazo izquierdo para perderse en sueños y pesadillas.

Perfecta imperfección ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora