Capítulo 10

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-Entonces, tu hermano es un diseñador de juegos.

-Así es. Quisiera que le dieran la oportunidad de presentarse en esta compañía y ver si les gusta su oferta.

Yami sabía controlar los nervios frente al público, por lo que evitó que Ishizu notara el miedo que sentía: que su hermano no fuera aceptado en KC.

Ishizu se llevó la mano a la barbilla, meditando todo lo que Yami le dijo. Que ella supiera, no estaban buscando empleados nuevos, pero por ser familiar de Yami, alguien que consideraban de confianza, podía haber una excepción.

Levantó el rostro hacia Yami.

-Tendré que hablar con Seto sobre esto. Te responderé lo más pronto posible.

Yami movió los labios, incómodo de eso. Había rumores de que Kaiba e Ishizu no tenían una buena relación de pareja; lo que significaba que podían tardar mucho tiempo en comunicarse para hablar del tema.

-Como diga. Le agradezco el apoyo.-respondió Yami con una inclinación de cabeza.

-Haré lo posible porque tu hermano Yugi trabaje con nosotros.

Ante eso, Yami sonrió de medio lado y se retiró de la oficina de su jefa. Ishizu pensaba, mientras tanto, qué palabras usar para decirle a Kaiba el problema de la familia Moto.

Ella y Seto no tenían una buena relación; más bien, no tenía relación.

Sus padres los casaron por compromiso hacía 13 años. Eran muy jóvenes cuando eso pasó.

Ishizu tenía 24 años y Kaiba 25 años. Nunca estuvieron de acuerdo en el matrimonio, ya que jamás hubo un sentimiento de amor que los uniera. En aquellos tiempos, Ishizu guardaba la esperanza de casarse por amor, como cualquier mujer. Mientras que Kaiba era el típico joven que no pensaba en esas cosas por el momento.

Fue repentino cuando sus padres les dijeron que se casarían obligatoriamente para que las empresas se unieran. Lloró, gritó, pataleo, pero fue inútil.

Los primeros meses de matrimonio fueron regulares: Kaiba no quería, prácticamente, nada con ella. Ni siquiera la tocaba.

Hasta que ella se acercó a él y tuvieron su primer encuentro físico. Ishizu deseó que después de eso todo mejorara y pudieran, al menos, intentar tener un matrimonio normal.

Pero no fue así. Kaiba no deseaba estar con ella en ningún momento. Ishizu tenía que acercarse a él para animarlo a tener contacto sexual con ella.

Un día, todo cambió para ella. Tras haber pasado un año de convivencia forzosa, entró en la oficina de su esposo, donde lo descubrió teniendo relaciones carnales con la secretaria de ellos.

A partir de ese día, todo lo que ella deseaba se vino abajo. Seto Kaiba le confesó a Ishizu que un mes atrás inició una relación con una amante ya que no deseaba nada con ella.

Ishizu supo, desde aquel instante, que Kaiba jamás la amaría a ella. Conocía, gracias a Roland, sobre las relaciones extramaritales que Kaiba llevaba con distintas mujeres.

Podría considerarlas como las novias de su esposo.

Tristemente para ella, estaba atada a ese hombre. Las familias de ambos no querían que se divorciaran. Existía una norma de las familias que expresaba con claridad que no podían divorciarse sin los permisos respectivos de ambas partes.

A veces pensaba que sí les decía que su marido era infiel, su hermano consentiría que se separaran, pero era poco probable. Sin mencionar que la compañía podría quedar mal si se descubría lo que Kaiba hacía a escondidas.

Amantes y EsposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora