Will you still love me tomorrow? (2 de 2)

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- Seiya...necesito saber algo, la canción decía algo que... necesito saber.- La atención del muchacho volvió a centrarse en sus ojos azules de mirada temerosa. - ¿Me seguirás amando mañana?

A Seiya le sorprendió al tiempo que le encantó su pregunta. ¿Acaso ella le estaba mostrando sus miedos?

- ¿Pero qué pregunta es esa Saori? - Rió mientras respondía. - ¡Para mi no existe el mañana! Yo te amo sin tiempos que agoten lo que siento. Casi ni recuerdo cuando empezaste a ser la persona más importante de mi vida. - Se puso serio. - No sé lo que es el mañana Saori, ni lo que significa para ti, pero si sé que me da igual lo que pase, si tú quieres, ya nada me separará de ti. Así que sí, te seguiré amando mañana.

- ¡Oh, Seiya! No puedo creer que esto esté sucediendo. ¡Yo también te amo! Te he querido siempre, desde que tengo memoria. -La joven se abrazó a él con vigor apretándole contra su cuerpo. - Mi rebelde caballero...

La emoción que sintió al escuchar por fin de la boca ELLA que le amaba casi le ahoga, sentía que el corazón se le salía del pecho. Cogió a la joven con fuerza de la cintura y la alzó, sus cabellos caían sobre su rostro.

- ¡Creo que acabo de sentir la felicidad plena! - Comenzó a dar vueltas guiado por el frenesí del momento, mientras ella reía la tontería del castaño. También se sentía henchida de felicidad, todos esos miedos que la abrumaban o desconcertaban frenando sus sentimientos se habían convertido en recuerdos lejanos de una vieja melancolía. Ambos reían de felicidad, después de tanto tiempo por fin se atrevieron a ser sinceros.

Cuando al fin Seiya paro de girar y la bajó al suelo, ella apoyó sus manos sobre su torso mientras él la asió por la cintura, sus rostros quedaron a apenas un palmo de distancia.

- Eres preciosa. - La risa de la joven paró ante sus palabras, ya sólo era capaz de dejarse consumir por sus ojos castaños, oír a Seiya decirle esas cosas era lo que siempre había soñado. - La mujer más increíble del mundo.

Y así era para él. Admiraba su entereza, su humildad y compasión, incluso hacia los enemigos. Cuando dejó atrás viejas redencillas y comenzó a verla con ojos nuevos se encontró con una joven distinta a lo que él pensaba. Alguien que, como él, tuvo que lidiar con las decisiones que otros tomaron por ella, incluido Mitsumasa, y a pesar de ello no guardaba rencor en su corazón. Todo lo contrario, siempre veía el lado bueno de sus caballeros incluso de los que alguna vez la traicionaron. Era fuerte, valiente y persistente, siempre les daba aliento cuando todo parecía perdido. Se preocupaba por todos ellos, incluso lo hizo por él antes de convertirse en Diosa, lo que le recordaba que era más que una divinidad. Siempre fue más para él. Todo lo que la rodeaba la hubiera permitido ser arrogante y estirada, sin embargo, se mostraba dulce y tímida. Ahora esa mujer, que tanto le impresionaba, se recogía en sus brazos y le decía que le amaba. ¿Acaso estaba soñando?

Se permitió recorrer su cuerpo con la mirada, algo que siempre le estuvo vedado y que sólo se atrevía a realizar de forma clandestina. La humedad que aun conservaba su vestido blanco, parecido al que solía llevar en el santuario si bien más corto, resaltaba su esbelto canon, esa fisonomía que siendo divina se advertía mas terrenal que nunca a la luz de las velas.

Su pecho se agitaba al compás de su respiración, que se había acelerado al sentirse observada así, descubierta de cualquier escudo ante él, era una sensación que aun fuera de su control la atraía, la excitaba.

Con un tierno ademán el Pegaso acarició su rostro apartando un rebelde mechón morado. El gesto, aun siendo sencillo, hizo estremecer a la muchacha, lo que él percibió, haciendo que su piel se erizara igualmente. Era curioso como a pesar de haberse sincerado por fin, todavía sentían cierto pudor ante sus propias caricias.

WILL YOU STIL LOVE ME TOMORROW? LEMONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora