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Caminaba por las calles,era de madrugada,6:00 A.M aproximadamente. Pasé por las mismas calles que curiosamente por más que las transitará me seguirían pareciendo desconocidas, unas cuadras más y finalmente llegué al establecimiento beige,de estructura imponente y reputación respetable. Soy y siempre fui un fantasma. Nadie me ve, nadie me conoce.  Mi nombre es algo que la gente sólo escucha cuando pasan asistencia. Para todos no soy más que una chica rara que se la pasa con sus libros ¿de verdad me esperaba una mañana distinta? Lo dudo mucho.
Entré al salón en el cual me habían ubicado hace ya tres meses y me senté en el puesto del fondo,contra la pared y junto a la ventana. Tomé mi diario y ojee las páginas que relatan mi aburrida y tediosa vida. Encontré una página libre y automáticamente hice lo de siempre.

" 9/6/17 6:45 A.M

Recién llego a la escuela y ya veo que el día será igual a todos,si las cosas fueran ligeramente distintas ayudaría bastante a que mi gris y sosa vida tuviera aunque sea algo de color, no me pasa nada emocionante desde "aquel" día. Ya deseo que termine esta mala racha de aburrimiento"

Una vez acabé de escribir me percaté de que había un muchacho nuevo en el salón. No lo conocía y supuse que es el estudiante de intercambio del que oí hablar a Lauren y a Sarah. Están peores que yo en cuanto a hormonas.
Vi que buscaba donde sentarse ya que todos los asientos estaban ocupados,desafortunadamente el de al lado mío esta libre,como habrán podido sospechar el muchacho se sentó al lado mío sin mediar palabra -lo cual agradeci- hasta que llegó el profesor de la primera materia del día "Biolalogia". 

Pasaban los minutos y la tensión que sentía teniendo a este muchacho al lado era insoportable entonces se me ocurrió una idea y aproveché que ya tenía las tareas hechas para descansar un poco. Puse mis brazos sobre la mesa y recoste mi cabeza cayendo en un profundo sueño. 

" Me encontraba en una plaza aislada. Logré divisar una melena pelirroja,ondulada y corta, recogida en una coleta alta. Su propietaria parecía no notar mi presencia pero si la de un muchacho pelimarron con ojeras bajo sus ojos y con la parte inferior de su blanquecina cara cubierta con un pañuelo rojo.  Emma -la muchacha de cabello rojizo- lo saludó amablemente con un cálido  abrazo,abrazo el cual el chico correspondió, abrazo el cual aquel muchacho con mirada castaña y fría aprovechó para enterrarle un cuchillo en la espalda mientras que  rápidamente cubría la boca de su víctima acallando un sonoro grito de dolor y miedo. Una vez acabado su trabajo se marchó sin dejar rastro de que había estado allí, vi la hora en mi móvil -un samsung galaxy win-  esta marcaba las 21:30 del día 12 de junio. Vi una patrulla cerca del cuerpo de aquella vil traicionera y automáticamente desperté".  Me sentía agitada, casi podría decir que había corrido un maratón por mi respiración agitada,mi corazón acelerado y la delgada capa de sudor frío que recorría mi frente.

La clase había acabado y era hora del receso . Me senté en el lugar de siempre, detrás de la escuela y bajo un árbol, más preciso un nogal. Abrí mi pequeña media mañana que constaba de una manzana y una botella de agua. El día estaba frío y  tétrico,mantenía constantemente su ambiente de misterio. Ya le había dado el primer mordisco a la manzana cuando una voz puso todos los vellos de mi cuerpo de punta.

—Tal parece que te gusta la soledad— dijo el muchacho de esta mañana mirándome con su penetrante mirada castaña. Su cabello danzaba al son de la música producida por el aire frío de los días de junio. El invierno estaba cada vez más cerca.
—Es mi fiel compañera—dije respondiendo a su anterior comentario. Sus ojos rasgados se achinaron en una sonrisa y sus labios rosados dejaron a la vista sus dientes blancos. Tenía los dos incisivos algo grandes lo cual le daba cierto aire de inocencia a su niveo rostro.

—¿Te molesta si me quedó contigo aquí?—inquirió a lo cual yo respondí con un asentimiento rápido mientras sentía que algo estaba mal.

—Soy Rob...Bueno Robert pero Rob para los amigos— sonrió por segunda vez el castaño.

—Lia—dije restándole importancia, levanté mi libro que había estado posado en el  césped y lo abrí en la página en la que me quedé.

El tiempo pasó en silencio, yo leía y el oía su música, eventualmente tocó la campana y fuimos al salón de clases para otra aburrida asignatura. No pasaba ni media hora cuando ya quería darme un tiro en la cabeza, odio y siempre odiare matemática. ¡ES UN ASCO DE MATERIA! No me disculparé por haber dicho eso.

Estaba que me comía las uñas por no poder resolver el ejercicio cuando la voz melodiosa y grave de mi Robert mencionó algo que no pude entender ya que tenía los auriculares puestos.

—¿QUE?—dije medio gritando por mi falta de audición en esos momentos.

—Que si necesitas ayuda—repitió riendose. Su risa era tintineante y contagiosa, mantenía un toque de inocencia constante que le daba un atractivo único. Ese chico era la perdición cerca mío. No llevaba ni un día de conocerlo y ya me alborotaba las hormonas ¡AY, QUE DIGO MIERDA! Me perdí durante un tiempo en sus cabellos castaños y alborotados, se le formaban ligeros rizos en algunas partes haciéndolo parecer despeinado. De su cabello fui a su rostro,siempre sereno y con una mirada intensa y penetrante, sus ojos color castaño ardían en picardia, astucia e inteligencia como las llamas del infierno. Su piel pálida adornada con un leve rubor en sus mejillas y nariz ocacionados por el frío y acompañando un pequeño lunar al costado de su ceja derecha.

El muchacho me descubrió observándolo de manera tan indiscreta y sonrió.

—¿Comprendiste el ejercicio?—inquirió mirándome directo a los ojos mientras en los suyos de reflejaba un ligero rastro de malicia.

—No—solo salió una monosilábica palabra de entre mis labios rojizos mientras asociaba su pregunta a mi conducta.

—¿Explico otra vez?—preguntó nuevamente y yo asentí en respuesta.

—AHHHHH...entonces tengo que resolver la incógnita y después aplicar la propiedad—dije riendome por mi estupido error.

—Ya entendiste—dijo imitando mi acción y dejándome ver esa hermosa dentadura al compás de la melodiosa risa que salía del joven.

Acabadas las dos horas de clase sonó la campana indicando receso. Tomé mi libro,dejé mis pequeños auriculares blancos en mi bolso y tome los azules colgándolos en mi cuello para ir al mismo patio de siempre y sentarme bajo el nogal nuevamente.

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2017 ⏰

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