DIÁLOGO

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La escena representa un gabinete de estudio. A la izquierda, un balcón; a la derecha, una puerta; casi en el centro, una mesa con papeles, libros y un quinqué encendido; hacia la derecha, un sofá. Es de noche.
                       
                  ESCENA PRIMERA

ERNESTO, sentado en la mesa y como preparándose a escribir.
ERNESTO. -- ¡Nada!...¡Imposible!... Esto es luchar con lo imposible. La idea está aquí: bajo mi ardorosa frente se agita; yo la siento; a veces luz interna la ilumina, y la veo. La veo con su forma flotante, con sus vagos contornos, y, de repente, suenan en sus ocultos senos voces que la animan, gritos de dolor, amorosos suspiros , carcajadas sardónicas..., ¡todo un mundo de pasiones que viven y luchan..., y fuera de mí se lanzan, y a mi alrededor se extienden, y los aires llenan! Entonces, entonces me digo a mí mismo: ‹‹Éste es el instante››, y tomo la pluma, y con la mirada fija en el espacio, con el oído atento, conteniendo los latidos del corazón, sobre el papel me inclino... Pero ¡ah sarcasmo de la impotencia..., los contornos se borran, la visión se desvanece, gritos y suspiros se extinguen..., y la nada me rodea!... ¡La monotonía del espacio vacío, del pensamiento inserte, del cansancio soñoliento! Más que todo eso, la monotonía de una pluma inmóvil y de un papel sin vida , sin vida le da idea. ¡Ah!... ¡Cuántas formas tiene la nada, y cómo se burla, negra y silenciosa,de creadores de mi estofa! Muchas, muchas formas: lienzos sin colores, pedazos de mármol sin contornos, ruidos confusos de caóticas vibraciones; pero ninguna más irritante, más insolente, más ruin que esta pluma miserable (Tirándola.) y que esta hoja en blanco. ¡Ah!... ¡No puedo llenarte, pero puedo destruirte, cómplice vil de mis ambiciones y de mi eterna humillación! Así..., así..., más pequeños..., aún más pequeños... (Rompiendo el papel, Pausa.) ¿Y qué?... La fortuna es que nadie me ha visto; que, por lo demás, estos furores son ridículos y son injustos. No..., pues no cedo. Pensaré más..., hasta vencer o hasta estrellarme. No; yo nunca me doy por vencido. A ver..., a ver si de este modo...





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El gran GaleotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora