Capítulo 2.

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La noche.

El día ha estado un poco cansado, hemos preparado toda la tarde la cena que aún que solo somos nosotros, si es algo de comida. Fui con mi padre a comprar algunas cosas que faltaron comprar ayer del súper y había muchísimo trafico todo esta pesadisimo.

Luego comimos, limpiamos toda la casa. Hansel podó el sesped, mi padre se subió al techo de la casa y arreglo la luz y yo bueno estuve todo el día con natt, con mi madre y con Melisa en la cocina. Scarleth y Dafne estuvieron fuera casi toda la mañana.

Mi madre me dijo que terminara de picar las verduras mientras ella iba con Nattalie a ordenar el jardín junto con Melisa, así que estoy en la cocina picando verdura.

- Un cuadrito... Dos cuadritos... Tres cuadritos...

- Cuatro cuadritos. - Alzo la mirada y veo a Scarleth entrando a la cocina con una sonrisa divertida. - ¿Hablas sola?

- Estaba contando los cuadritos no es hablar sola. - Me justifico.

- Es lo mismo. - Se queja, destapa la caserola de comida y la mueve con una cuchara.

- No sabes ni mover el café. - Digo burlonamente.

- Quisieras. - Se ríe. - Se cocinar más que tú. - Me saca la lengua.

- ¿ah sí? - Alzo una ceja.

- Si. -

- Algún día quiero que cocines para mi. -

- Seguro. - Me sonríe.

- Tenía mucho tiempo que no te veía. - Digo mientas continuo lo mio.

- Unas horas dramatica. - Dice acercandose a mi con una sonrisa divertida

- Cuentame. ¿donde estaban dafne y tú? - La veo

- Por ahí vagando - Ríe. - Eso no es lo mío. - se sienta en una silla frente a mi

- ¿Qué vagar? - Mantengo la mirada sobre las verduras

- Ajá -

- Si Seguro - digo con una sonrisa. Hace una mueca y se levanta rápido.

- ¿Que harás? -

- iré a ducharme. - Se da la vuelta y se va sin dejar que yo hablara pero continuo con lo mío.

- Hija, ya con eso. - Mi madre se acerca a mi y mira los cucadritos de verdura.


- Esta bien. - Me lavo las manos. - ¿Ahora que hago? -

- Ve a ducharte, Melisa ya subió. -

- Bien, ahora regreso. - Digo y salgo de la cocina. Subo las escaleras y voy a la habitación.

-Milicita. - Hablo en la puerta del baño para que me escuche.

- No me digas así. - Se queja. Río.

- Apurate. - digo tocando impacientemente la puerta. Ésta se abre y Melisa aparece con una sonrisa.

El señor profesor empresario.Where stories live. Discover now