La noche.
El día ha estado un poco cansado, hemos preparado toda la tarde la cena que aún que solo somos nosotros, si es algo de comida. Fui con mi padre a comprar algunas cosas que faltaron comprar ayer del súper y había muchísimo trafico todo esta pesadisimo.
Luego comimos, limpiamos toda la casa. Hansel podó el sesped, mi padre se subió al techo de la casa y arreglo la luz y yo bueno estuve todo el día con natt, con mi madre y con Melisa en la cocina. Scarleth y Dafne estuvieron fuera casi toda la mañana.
Mi madre me dijo que terminara de picar las verduras mientras ella iba con Nattalie a ordenar el jardín junto con Melisa, así que estoy en la cocina picando verdura.
- Un cuadrito... Dos cuadritos... Tres cuadritos...
- Cuatro cuadritos. - Alzo la mirada y veo a Scarleth entrando a la cocina con una sonrisa divertida. - ¿Hablas sola?
- Estaba contando los cuadritos no es hablar sola. - Me justifico.
- Es lo mismo. - Se queja, destapa la caserola de comida y la mueve con una cuchara.
- No sabes ni mover el café. - Digo burlonamente.
- Quisieras. - Se ríe. - Se cocinar más que tú. - Me saca la lengua.
- ¿ah sí? - Alzo una ceja.
- Si. -
- Algún día quiero que cocines para mi. -
- Seguro. - Me sonríe.
- Tenía mucho tiempo que no te veía. - Digo mientas continuo lo mio.
- Unas horas dramatica. - Dice acercandose a mi con una sonrisa divertida
- Cuentame. ¿donde estaban dafne y tú? - La veo
- Por ahí vagando - Ríe. - Eso no es lo mío. - se sienta en una silla frente a mi
- ¿Qué vagar? - Mantengo la mirada sobre las verduras
- Ajá -
- Si Seguro - digo con una sonrisa. Hace una mueca y se levanta rápido.
- ¿Que harás? -
- iré a ducharme. - Se da la vuelta y se va sin dejar que yo hablara pero continuo con lo mío.
- Hija, ya con eso. - Mi madre se acerca a mi y mira los cucadritos de verdura.
- Esta bien. - Me lavo las manos. - ¿Ahora que hago? -
- Ve a ducharte, Melisa ya subió. -
- Bien, ahora regreso. - Digo y salgo de la cocina. Subo las escaleras y voy a la habitación.
-Milicita. - Hablo en la puerta del baño para que me escuche.
- No me digas así. - Se queja. Río.
- Apurate. - digo tocando impacientemente la puerta. Ésta se abre y Melisa aparece con una sonrisa.
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El señor profesor empresario.
RomansaCuando somos pequeños, nos enamoramos o al menos eso creemos porque lo vemos en películas o incluso lo leemos, pero cuando vamos creciendo desarrollamos nuevas emociones y sentimientos y poco a poco nos damos cuenta de que es realmente estar enamora...