Prólogo

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Suena el despertador a las 6:00 a.m., y como es habitual en mí, mi cuerpo se rehúsa a levantarse de la cama, ya que anoche me quede dormida a las 2:00 a.m. mientras organizaba mis cosas para hoy. Por cierto es mi primer día, hace una semana solicite ingresar en las empresas O'Neill y para mi sorpresa me aceptaron.
En fin, me levanto de entre mis almohadas y me dispongo a ir a darme una ducha rápida, antes me miro en el espejo de mi cuarto y veo esas dos grandes ojeras <Tengo que cubrirlas con maquillaje>. Tomó una toalla y me meto al baño donde dejo que el agua tibia recorra mi cuerpo y me despabile. Mientras me seco busco la ropa que deje preparada: una camisa blanca con escote en V y una pollera negra ajustada con unos tacones a juego. Cuando me termino de vestir empiezo a maquillarme me coloco algo de rimel,delineador líquido y lápiz labial rojo; me seco el pelo y lo divido en capas para rizarlo. Me pongo perfume y tomo mi bolso, abro la puerta del departamento (vivo en un 5to piso) y presionó el botón del ascensor <no viene más> miro mi reloj 7:40, llego tarde en mi primer día y este es el preciso momento en que maldigo a medio mundo. Por fin la puerta se abre y en cuanto me dispongo a entrar una fila de carritos para bebés comienzan a desfilar frente a mi con sus respectivos padres -si hubiera ido por la escalera seguro llegaba antes- (digo casi entre dientes)-quienes me saludan con total naturalidad.
Por fin llego al estacionamiento y empiezo a manejar hacia la empresa, 7:55 a.m. lo único a mi favor es que queda cerca.
Bajo del auto corriendo y tengo unas ganas de sacarme los zapatos y arrojarlos por la forma en que tratan a mis pies. Ya no se con quien desquitarme...
Entro al edificio y me recibe una mujer de pelo negro de alrededor de 30 años.
-Buenos días- alcanzó a decir agotada por la maratón que significo llegar al trabajo.
-Buenos días, usted debe ser la señorita Stephanie Evans-asiento- tiene diez minutos de retraso más le vale apresurarse,en fin, busque a Noelia Preston- aún lo recuerdo esa fue la mujer que me entrevisto, una rubia cruel que de madura se pasa a podrida-  ella le enseñara su oficina.-
Ni me deja responderle que se retira a coquetearle a un hombre joven que oscila los 24 años<ridícula>.
Una vez en mi escritorio puedo observar un sillón gris en la habitación junto a una asombrosa ventana que te permitía ver la ciudad entera, entonces me veo reflejada en el vidrio y me doy cuenta que estoy hecha un desastre por la corrida que tuve que pegar para llegar a tiempo, voy a mi baño privado que esta a un costado de la habitación, llego a arreglar mi maquillaje, mi cabello esta todo alborotado en cuanto iba a tomar mi cepillo; escucho la voz de un hombre...
-¿Señorita Evans?-

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