¿Por qué tú?

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—¡¡Yurio!!
Lo último que quería oír era la voz de ese idiota tratando de detenerme, traté de tomar el auto, pero ni siquiera tenía las llaves conmigo, y con tanto enojo seguro me mataría intentando manejar, así que sólo salí corriendo a pesar de que ese par intentó alcanzarme... Ya no tengo nada que perder, hubiera sido mejor que tomara las malditas llaves del auto.
—Eeeen fin, ¿Vas a tomar algo o no?
—¡Ja! Jajjaja
—¿Qué?
—Usted me recordó a mi mejor amigo
—Creéme hijo, estoy acostumbrado a servir de apoyo. Aveces el alcohol le quita el lugar al perro y el cantinero, al psicólogo.
—Sírvame un whisky y si quiere hagame el favor de escuchar— Lo dije de mala manera, aunque realmente me están quebrando por dentro.

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