Sonido

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Millones de veces, personas más inteligentes que yo se han preguntado ¿Si un árbol cae en medio del bosque sin que nadie esté allí para escucharlo, hace ruido? Pues bien, la respuesta podría estar entre los manuscritos de Locke o Hume pero hoy (y en las realidades que surjan desde que algún curioso pase por estas letras) yo quiero dar mi respuesta.

Para los ojos más inocentes que yo, para mi propia conciencia, para la voces dentro de mi hoy les digo, aquí estoy. La mayor parte del bosque con el paso de los años ha sido derribado, árbol tras árbol, con ruidos estremecedores, con desorden y caos. Sin importarme un carajo la opinión de los demás, sin verificar los likes de facebook o las notificaciones de las redes. Me he salido de la raya, he hecho lo extraordinario más de una vez, he acertado al basurero con los ojos cerrados sin publicarlo en youtube, he escupido en la cara de nuestro apurado mundo, me he excedido en el límite de velocidad sin ser notificado al respecto, ya grité como imbécil en medio del bosque y ya despilfarré dinero de manera que me arrepentí después. Lector, ya fui despreocupado, he vivido y lo sigo haciendo, cada paso con estruendo inverosímil, cada palabra enunciada con atrevimiento y rencor. Me salté las reglas, escapé de la corriente de la sociedad y me ensucié en el barro, a los ojos de dios y todos los del panteón he caído de todas las maneras posibles y quizás deba probar más.

El problema, mi querido lector, es que quizás solamente tú y yo hemos sido testigos de esta tragedia, puede ser que tú así como yo ya hemos gastado casi por completo nuestras cartas, hemos caído de maneras preciosas, hemos captado momentos de cuentos de hadas, hemos creado perfumes magníficos y hemos vivido de una manera única. Sin embargo, ¿Si nadie ha estado allí para escuchar? ¿Se ha creado realidad? ¿Hemos provocado algo de ruido?...

Creo que sí.

Lo creo de manera inocente, creo que detrás de tus ojos y los míos se esconde un universo más grande e infinito que el que conocemos, creo que somos una fábrica de sueños y que a cada paso se expelen de nosotros en forma de palabras, gestos, sentimientos, realidad. Creo que si nadie los ha escuchado pues morirán detrás de nuestra pupilas, se pudrirán en la tierra y serán alimento de gusanos, pero estarán allí, en alguna dimensión extraña, en el pensamiento colectivo, en el recuerdo universal, en la mente de otro estúpido que se atreva a ser inocente, vivirán allí, viven en ti, viven en mi. Quiero creerlo así y quemar los escritorios de filosofía, es nuestra realidad, es nuestro bosque y aunque no quieran escucharlo, aunque a nadie le interese saber, es nuestro sonido.

Seamos inocentesWhere stories live. Discover now