-Hyukkie... mi amor, despierta- sentí su voz y unas manos moverme ligeramente. Abrí mis ojos viendo en primera plana su resplandeciente sonrisa. Todavía me costaba creer que el amor que reflejaban esos ojos, era todo para mi.- Levántate, tengo un regalito para ti.- dijo haciendo que mi propia sonrisa se ensanchara más si era posible.
Se alejó mientras me incorporaba en la cama y escuché como Diana Krall sonaba de fondo. Lento, precioso. Pero mi mayor sorpresa no era que haya puesto mi pieza favorita, sino ver el suelo lleno de hojas secas, estaban por todos lados. Abrí mi boca y lo miré incrédulo.
-¿Estas loco?- pregunté y comencé a reír. Asintió emocionado mientras se acercaba con un par de zapatillas a mis pies.
-¿Quieres bailar conmigo?- dijo después de ayudarme a pararme, me sentía débil, mis piernas temblaron, e ignorando el dolor caminé varios pasos agarrando sus manos, escuchando las hojas crujir bajo mis pies.
Me abracé a su cuello, él se aferró a mi cintura sosteniéndome. Nos mecimos al ritmo de la música mientras intentaba no pensar en nada, ni en que yo estaba ridículamente vestido con la ropa de hospital mientras él ocupaba un traje, ni en el tiempo en que esta situación no era posible ni en mis más profundas fantasías. Ni siquiera quise prestar atención a mis rodillas aflojándose, pero él si lo notó.
-¿Te sientes bien? Sentémonos un momento- dijo preocupado intentando alejarme, pero apreté mis brazos más fuerte para que no me soltara.
-No, quiero bailar contigo, por favor...-le pedí con puchero y voz infantil incluida. Rió.
-Pon tus pies sobre los míos.- indicó y así lo hice.- Feliz tercer aniversario.- susurró en mi oído.
-Feliz tercer aniversario- repetí riendo. Era feliz, sinceramente.
En cuanto terminó el primer tema volvimos a sentarnos, me sentó a su lado en la cama del hospital y me besó suavemente los labios. Ya no podíamos permitirnos más que eso porque el aire me faltaba a los segundos. Escuchamos unos golpes sobre la puerta y las hojas crujir otra vez a medida que esta se abría, dejando ver al doctor Shin riendo mientras pasaba.
-Todavía no entiendo cómo me convenciste de esto.- dijo acercándose, pateando cual niño las pilas de hojas. Me miró cómplice y sonreí.
-Cierra tus ojos.- me dirigí a mi esposo, lo hizo después de mirarme algo sorprendido. Shindong, como nos había permitido que le llamáramos después de tanto tiempo conociéndonos, se dio vuelta para traer un no muy pequeño baúl y dejarlo al lado de Hee sobre la cama.
Le agradecí silenciosamente, y es que sabía que lo más probable era que para nuestro aniversario siguiéramos dentro del hospital, entonces le pedí de antemano que trajera esto. Algunas veces pasaba tantas horas durmiendo que las fechas eran una gran confusión en mi cabeza, pero Heechul se había acordado solo esta vez, y me encantó.
Me encantó sentirme amado, con cuidado y paciencia él se había encargado de que todos los recuerdos malos desaparecieran. Toda esa soledad había sido cariñosamente destruida.
Su sonrisa se ensanchó con sorpresa en cuanto abrió el baúl y vio la colección de Viajes extraordinarios, por Julio Verne. Varios de ellos los habíamos leído en el café al que él le gustaba llevarme, el café donde yo amaba que me llevara.
-Los leerás todos ¿Verdad?- pregunté acariciando su mano, una vez que Shindong se fue.
-Por supuesto, los leeremos todos, juntos... te amo- Dijo y me besó en los labios otra vez, corto, sincero.
Cuando volví a dormir, le tocó limpiar todo, lo que supongo le habrá costado horas. La más rojiza y perfecta hoja (entre las que quedaron sin pisar) fue enmarcada entre dos vidrios, y guardada para ser el más bello recuerdo de la última tarde en la que pudimos ignorar las preocupaciones.
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Ahora que estás aquí [HeeHyuk/EunChul]
Fiksi PenggemarUn matrimonio que nunca ha tenido una historia feliz no puede deteriorarse, pero ¿Puede componerse? ¿Qué pasaría si te dieras cuenta que la persona a tu lado fue a quien siempre quisiste? Pero nada puede frenar el fluir del tiempo. Aunque quisiéramo...