Un grupo de militares se acercaron a nosotros y empezaron a contar a la gente que subiría a bordo del siguiente barco que esperaba en el puerto. Nos hicieron colocarnos en una fila por orden de apellido. A lo lejos escuchaba a alguien gritando mi nombre.
- ¡Sky! ¡Sky! -me giré y vi a mi mejor amiga Morgan corriendo hacia mí-. Sky, pensaba que ya te habías montado en el barco anterior. Menos mal que iremos juntas -sonrió.
Cuando iba a responderle, un militar se me adelantó y la cogió del brazo fuertemente. Morgan puso cara de dolor y yo fruncí el ceño.
- Señorita, no puede estar aquí a menos que su apellido empiece por M.
- Yo... -intentó decir Morgan.
- No -dijo otro militar detrás del anterior-. De hecho, no hay más sitio en el barco. Tendrán que ir usted y su familia en el siguiente. Vayan más a la izquierda y encontrarán la fila -le indica.
- ¡No! Yo quiero ir con ella -replica Morgan intentando zafarse del agarre del otro hombre.
- Váyase de aquí -le responde duro el comandante.
- No, no me iré.
- Tiene dos opciones -dice serio-. Meter su culo en el otro buque o quedarse aquí, dejar que zarpe ese e irse en otro que esté más lejos al de su amiguita. Usted decide.
Morgan gruñe frustrada y hacen una pequeña batalla de miradas. Al final mi mejor amiga es la que pierde y el militar sonríe satisfecho. Morgan se suelta bruscamente del brazo del compañero del hombre y se marcha con sus padres, que eran ajenos a lo que acababa de pasar.
Suspiré apenada. No la vería hasta que llegaramos a la maldita isla. Sin duda me lo pasaría genial por los siguientes tres meses. Si es que solo eran tres.
Al entrar en el barco, unos militares, que debían de ser de un rango más bajo que los anteriores por sus uniformes, nos tendían unas sábanas, ropa, toallas y la llave de nuestro dormitorio. Al ser tantas personas, teníamos que dormir dos familias juntas si había espacio suficiente. Por suerte habían las camas justas para el padre y la niña que nos acompañarían en el viaje.
- ¿Cómo te llamas? -me pregunto la pequeña de trenzas rubias y ojos azules.
- Skylar, ¿y tú?
- Evelynn -respondió con su dulce voz.
- Tienes un nombre precioso -le sonreí.
- Gracias -sonrió también tímida-. ¿Quieres ser mi amiga? -preguntó tirando de su faldita hacia abajo.
- Claro que sí. Ya me hacía falta una, sino me aburriría mucho aquí yo sola -sonreí de nuevo.
- Sí, yo también -rió suavemente-. Mi papá es un poco aburrido -susurra y me río con ella.
Mis padres hablaban tranquilamente con el padre de Evelynn, Thomas, hasta que unos golpes en la puerta interrumpen su conversación, haciendo que todos nos giremos para ver quién era el responsable de aquellos golpes.
- Señores, cámbiense de ropa y vayan a cubierta. El capitán quiere hablar con todos ustedes para antes de la comida -nos informa otro de los militares de bajo rango, cerrando la puerta al terminar.
~*~
La ropa consistía en una camiseta de manga larga blanca, unos pantalones de deporte grises y unas deportivas del mismo tono. Solo habían dos tallas, la M y la XL. En el caso de que fueras un niño, como Evelynn, habían tallas específicas. Sino, había que conformarse con las otras dos.
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La Letra
Science Fiction"- ¿Por qué la llaman 'La mentira'? -pregunta un chico situado al fondo de la clase. - Porque los que la tienen, actúan normal a la luz del día, o hasta donde el sol llegue. Pero cuando se encuentran en una sombra se vuelven totalmente agresivos y t...