2.

11 1 0
                                    

Melody.

Parecía que mi verano estaba destinado a pasar pena, ¿Quién cae en la espalda de un chico desde las gradas de un autobús? Solo tú Melody.
Su tez era muy blanca, sonreía como avestruz, lo acompañaban unos ojos claros, de impacto y para terminar unos labios más grandes que el gran cañón. Uff.

La señorita Sarah nos llevaba a toda prisa, caminaba separando sus pies un poco haciéndola lucir un poco extraña, vestida con ropa militar y un silbato de metal que colgaba de su cuello, para alguien que llevaba aquí todas sus vacaciones de verano verle así era muy normal, en cambio para los niños nuevos era como una distracción graciosa, por más que intentaba pasar desapercibida, no lo lograba, siempre había algo que hacía a los demás volverla a ver, dejando a parte el puño de llaves gigante que colgaba del pasafajas de su pantalón muy algado. Pero por más extraña que luciera, era la persona más amable y cariñosa del mundo, casi como una abuela para nosotras, claro sin dejar por fuera el hecho de que cuando se enoja, se enoja.

—¿Entonces el lago ahora está cercado?— Escucho a Tani.

¿De qué tanto hablaban?

—Si mi niña, el verano pasado recibimos matrículas de niños muy pequeños, junto al staff del campamento decidimos cercar la zona por plena seguridad.

—Entiendo...

—¿El staff?— Pero si La señorita Sarah es la única encargada, contando a el señor Starling.

—¡Pero miren quién bajó de su nube!—Exclama Tani.

—Pequeña, ¿En qué andabas perdida?—Sarah pregunta.

— Aquí he andado— Mi tono suena inseguro.

—¡Pero claro tontita!— Sarah dice— Solo que vienes en la luna.

Giro mi cara hacia atrás logrando ver todo el camino que habíamos recorrido, pasando el comedor. Vaya.

—Yo también quiero saber, ¿Cuál Staff?— Tani me sigue.

—Siempre tan curiosas— El señor Starling se asoma por el pórtico de la recepción con una sonrisa enorme y un sombrero enorme.

—¡Hola!— Tani y yo gritamos al unísono, el señor Starling era como la señorita Sarah pero sin tanta cosa encima.

Tani.

—¡Richard!— Digo —¿Cómo estás?

Richamond Starling, un señor pequeño, adorable con cabello blanco y mejillas rosas, recuerdo que pequeña siempre creí que era papá Noel, sí, lo sé es patético, pero vamos ¡Era una niña!. Sarah y Richamond son casi como nuestros abuelos, todos los veranos los vemos y nos tratan como sus niñitas, siempre ha sido así desde hace doce años, aún me pregunto que se encariñaron tanto con nosotras...

*Flashback*

—¡Uno, dos, tres!— grita Melody mostrando su sonrisa a la cual le faltaban unos tres dientes.

—¡Corre!— le advierto mientras echo afuera la manada de pavos reales, estos comienzan a hacer sus ruidos extraños, Meme corre como si no hubiera un mañana, con sus piernas y cara llenas de barro.

—¡Dios mío!— Escuchamos a una señora gritar desde afuera.

Meme se gira a verme y yo le devuelvo una mirada de "corre aún más rápido" con el pensamiento de niñas corremos en dirección a la cabaña, pensando que nadie nos iba a atrapar, entre risas y miradas de preocupación subíamos cada escalón, pero no todo nos salió tan bien.

—Hola, señoritas— Miro a Meme con el corazón a mil y un puchero muy marcado, ¿Y ahora?.

Todos en el campamento hablaban de el señor Starling, unos decían que era cruel y muy malhumorado, otros que había vivido más de cien años y que era como un fantasma, típicas historias de fogata las cuales todos creiamos.

—¿Dónde van tan de prisa?— posa sus manos en la cintura— ¿Por que tan curtidas? La actividad no era de barro.

Ambas parecíamos pollos mojados, temblando y con el cabello echo un desastre, mientras el señor Starling hablaba y Melody le asentía, logro mirar hacia atrás y a lo lejos a la señorita Sarah muy de prisa.

—¡Richamond, que no escapen!

Oops...

—Bueno mis niñas, cómo les venía diciendo, el staff ha cambiado muchas cosas, pronto las irán notando. 

—Que sean duchas, que sean duchas—Exclamé.

Los señores Starling se miraron y rienron.

—Y bueno... ¿Cuál staff?— Melody pregunta.

—Sarah y yo— Richard responde.

Nuestras caras de sorpresa, lo dijeron todo.

—¿Cómo así?

—Aunque no lo crean... Mi señora y yo hemos organizado todo, claro con ayuda de unos cuantos trabajadores pero, todo ha salido de aquí— El señor Rich tocó su cabeza.

—Wow— me limito a decir mientras Meme asiente.

—Dejen sus maletas, yo mando a que las suban a su cabaña.— Sarah nos dice. 

Entramos a la recepción, en sí era una casa, su casa. El olor hogareño inundaba nuestras narices y podía jurar que un pie de piña esperaba en el horno, trofeos en fila en un armario con puerta de vidrio y más de una centena de medallas colgando en la pared, la cabeza de un oso con el hocico abierto y los cuernos de un alce, adornaban esa habitación, vaya nueva adquisición. Melody se sentó en la silla de juego al escritorio y preguntó.

—Y bueno... ¿Qué hacemos aquí?

—Pues mira pequeña pirulilla, no es un secreto que ya todos vamos creciendo...—Rich hizo una pausa, Meme y yo nos miramos con preocupación y le asentimos.— Y a mi señora y yo nos gustaría obtener una mano, o dos— mi rostro se relajó un poco, Sarah entró haciendo sonar la campanilla de la puerta.

—Entonces... Nos gustaría mucho que... ¡Nos ayuden a ser del staff!— Sarah explotó de emoción dándonos la noticia, sin pensarlo acepté mi cara irradiaba felicidad, Meme por su parte lo estaba procesando.

—¿Que opinan?— Rich intervino.

—¡Sí!— lancé.

—Nos pareció una buena idea, nos gustaría obtener ideas nuevas, que vengan de mentes más frescas— Sarah dijo.

—Claro, por mi parte sí, y al parecer Tani encantada— yo asentí muy emocionada.

—¡Entonces ya está! Vamos que les tengo una sorpresa, espero les guste— Sarah tomó en sus manos un guante de cocina y abrió el horno.

—Pie de piña— Meme me susurró, con cara de "no puedo creerlo".

Mientras comíamos nos explicaron las cosas, que debían hacer, como debíamos trabajar, nuestro tiempo libre y demás. Sarah y Richamond se ocuparían de los niños pequeños, de cinco a doce años, de trece a dieciocho, nos encargamos nosotras. Teníamos listas con cosa que hacer y el itinerario de actividades, fogatas, caminatas, horarios de almuerzo, merienda y cena.

Starling Camp Donde viven las historias. Descúbrelo ahora