Era imposible que fueran las 3:00 am, el reloj debió descomponerse. Aun temblando fui hasta el baño, limpié con paciencia mis pies y manos. Al volver al cuarto, busqué con la mirada mi teléfono. Lo visualicé en la cama, arriba de las mantas blancas.
Las 3 de la mañana, ¡Qué demonios! Era imposible. Lancé el celular estrechándolo contra la pared, y volví la vista hacia la mesa de noche. Me estremecí, el reloj se había detenido, no podía escuchar ningún sonido aparte de mi respiración entrecortada.
Me acerqué a la ventana, los coches en las calles parecían congelados, ¿Qué demonios sucedía?
Sentí como unas gélidas manos rodeaban mi cintura, me sobresalte al notar una respiración en la parte trasera de mi cuello. Mi cuerpo se negaba a seguir mis órdenes, estaba helada, me sentí impotente.
Oí una carcajada.
—Comencemos con el juego, Ariel.
Me volteé y las luces parpadearon. No había nadie. <<No pienso quedarme aquí>> pensé. Abrí la puerta y salí, busqué a la seguridad, pero no encontré nadie.
Con mis manos tape mi nariz, ya que un olor putrefacto inundo del recinto. Di unos pasos, y sentí algo debajo de mis pies. Era un pedazo de papel.
Futura.
Eso era lo que decía, pero no estaba completo, el papel estaba rasgado. Continúe caminando en busca de cualquier persona. Los minutos habían pasado, el miedo se me había pasado.
Realmente era incomodo el silencio, era pesado, los pasillos estaban totalmente desierto, por lo menos las luces estaban encendidas.
Seguí mi camino, miré hacia un lado, el mismo cuadro que ya había pasado. Camine más deprisa, casi corriendo, mi respiración se agito. Observé hacia la pared, el cuadro de los bellos tulipanes.
<<No>> pensé.
Todas las fuentes de luz se apagaron, dejándome en una asfixiante oscuridad, densa, impenetrable.
Caí irremediablemente al suelo, algo me había empujado. No podía ver nada, ni siquiera mis propias manos, el silencio era abrasador. De repente unos sonidos pude escuchar, no era mi respiración, sino el ruido que hacen los perros al masticar huesos.
Era perturbador, ninguna palabra salió de mi garganta.
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Distorsión
HorrorLos sueños de Ariel no eran solo eso. Relato participante en el concurso "La hora del terror", convocado por @TerrorEs