Guillermo tenía un arma. Era una pistola normal, de esos que usaba la gente para defenderse.
Guille había pasado el examen psicológico fácilmente, no parecía un chico con algún problema.
No parecía.
Guille se acercó a su casa, con miles de pensamientos en la mente. Entre ellos estaba Samuel, joder.
Sentía amor y odio al mismo tiempo. Odio hacia el mismo, amor a ese ángel que le habían traído para salvarlo.
La verdad de Guille era muy diferente al que todos en la escuela ven, todos piensan que el es feliz. Claramente no es así. Su padre siempre había sido un abusador, a tal punto de que obligó a su madre a casarse con él. De no hacerlo la mataba a ella y a toda su familia. No quedaba de otra, tendría que condenar su vida por la de su familia. Y no solo a ella, si no también a de su hijo.
Esa persona que se llama padre, abuso de su madre. En consecuencia de eso, en su vientre llevaba a un pequeño niño. Cuando Guille nació,tenía un peso mínimo, tanto así que tuvo que estar internado meses en el hospital. Su padre desde niño le decía "marica" "llorón" "alegra esa cara marica".
Esa última frase Guille la tenía grabada en la cabeza, como si tuviera un tatuaje o no se hubiera bañado en años y la suciedad se quedara ahí.
Desde ese momento se dijo que intentaría mostrase feliz.
Y le era muy complicado,no quería mostrarse vulnerable ante las palabras de los demás y tratar de ser un niño feliz. En su infancia la pasó muy mal por las burlas de los demás niños y por las faltas de cariño por parte de su padre y su madre.
La escuela secundaria era un asco,su vida era un asco,¿que mas daba todo?.
Llego a casa,guardando el arma en su bolso. Entró y vio a su padre durmiendo, queriendo sacar con unas ganas inmensas el arma y dispararle en la cabeza.
Mientras tanto, Samuel estaba demasiado ansioso por todo el tema de Guille y necesitaba aire fresco,salió de su departamento y camino por las hermosas calles,hasta que llego a la casa de Guille. La miró, parecía muerta.
Se hizo un silencio. Y luego un disparo.
Se alertó al pensar en ese disparo, entró a la casa de Guille por el pequeño patio y vio a Guille con un arma, apuntando a un árbol. Totalmente nervioso,ansioso.
-¿Que mierda haces aquí?.- dijo Guille elevando el arma.
-Escuche un disparo y me asuste, ¿Que pasó? ¿ Estas bien? ¿Porqué tienes un arma?
-Porque se me da la gana. Vete de aquí.
-Guille me importas muchísimo como para que me vaya.
Puras mentiras.
Guille elevó el arma.-Vete de aqui.
Samuel camino hasta un Guille nervioso,alarmado,a punto de caer por todo. Samuel tomó el brazo de Guillermo con fuerza, poniendo su brazo detrás de su espalda, inmovilizando cualquier acto que pueda hacer. Sus cuerpos están muy cerca, al igual que sus rostros.
-Quiero ayudarte Guille.-susurró en su oído.- No quiero que te pase algo malo, no me lo perdonaria.
-Déjame en paz.-se removio Guillermo entre sus brazos pero no hizo efecto alguno.- No sabes nada de mi,de mi vida,déjame acabar con esto.
-Déjame ayudarte.-Samuel con delicadeza, tomó el arma de Guillermo y la alejó de él, botandola lejos de sus cuerpos.
En consiguiente,Samuel tomo los brazos de Guillermo y los puso en su espalda,para crear un pequeño abrazo, Guille sentía la calidez que le transmitía Samuel y como los latidos de su corazón lo calmaban.Samuel tomo el rostro de Guillermo, quitando las pequeñas lágrimas de su rostro.
-No me gusta verte llorar pequeño.-dijo Samuel.- Amo verte sonreír, como tus pequeños ojos se cierran cuando muestras esas sonrisas tan lindas.
-Y-Yo.-dijo Guillermo cuando vio que Samuel se acercaba más a su cuerpo.- ¿Que-ue intentas hacer?
Samuel no respondió,ignorando el comentario del menor, y tomó los labios de Guillermo sobre los suyos, moviendolos con suma delicadeza, movió su cabeza para un lado y se sorprendió cuando Guillermo tímidamente correspondía el beso. Movían sus labios al compás que las manos de Guillermo estaban en su cabello. Samuel movió su cabeza a un lado para un mejor contacto con las labios ajenos, y tomó la espada de Guillermo. El menor sentía mariposas en el estomago, y la barba del mayor rozando su piel se le hacía tan familiar y cómoda. A Samuel le encantaba tener al menor así, entre sus brazos, protegiendo lo que más quería.
Se separaron un poco para poder verse y Samuel nunca creyó poder ver algo tan hermoso con era Guillermo sonrojado, con el cabello desordenado y sus labios rojos totalmente hinchados por los constantes besos que se habían dado.
-Yo solo.- dijo Samuel sin separar la cercanía que tenían, tomando del mentón al menor para que pudiera verlo a los ojos.- quiero protegerte de lo que te hace mal, déjame ayudarte por favor.
Guillermo no sabía que decir, toda su vida se la había pasado intentando verse feliz, con sus hermosas mejillas y sus ojos achinados, intentaba que la gente lo viera alegre para que no se preocupara por el, pero alguien había podido ver sus males, sus temores, y ese alguien era Samuel, que lo miraba con suma ternura y amor. Y Guillermo quería confiar en Samuel, quería confiarle su corazón y su alma, porque con ese sutil beso, le había hecho olvidar de todos sus temores.
Guillermo abrazó a Samuel mientras que este le acariciaba la espalda, con sumo cuidado y amor.
-Quiero que me protejas, Samuel.
Samuel susurró en el oído de Guillermo.- Lo haré, mi niño.
Se tomaron de las manos para poder salir del patio e ingresar a la casa de Guillermo, tomaron un poco de ropa y salieron corriendo de ese horrible lugar. Guillermo no podía creer que un ángel como Samuel lo estaba salvando, que lo estaban ayudando después de tanto tiempo fingiendo que estaba bien. Alguien había podido ver su sufrimiento, y sin importar lo que pasara, ese alguien estaría para el.
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caras tristes | Fanfic Wigetta
FanfictionGuillermo siempre ponía caritas tristes en sus libretas,cuadernos,exámenes, lo cual era raro ya que siempre deslumbraba una sonrisa que llenaba de alegría el salón. Samuel ha decidido investigar el porqué.