Risa Malévola

—Te daré piernas a cambio de tu voz —anunció la bruja, haciendo resonar su grave voz por toda la estancia—. ¿Estás preparada?

—¿Ahora?

—¿Por qué no? Cuanto antes te vuelvas humana, antes conocerás a tu amado. Vamos, canta.

La joven sirena afirmó con la cabeza y la bruja no dudo ni un momento en usar su magia, no se diese el caso de que su cliente se lo pensase.

En un instante, su cola se transformó en dos hermosas piernas. Pero algo iba mal, ¡no podía respirar! La bruja comenzó a reírse de la ingenuidad de la chica, una risa malévola, de esas que duran minutos.

La joven intentaba nadar hacia arriba ayudándose de sus temblorosas piernas, movía sus manos intentando llegar a la superficie. Entre tanto movimiento agarró el frasco donde su voz fue encerrada. La bruja continuaba riéndose como si la vida le fuese en ello y ni se dio cuenta de que había perdido el pago de sus servicios.

Cuando la sirena llegó a la superficie tenía ambas cosas: piernas y voz. Conquistar a su amado sería tarea sencilla.