Todo los día es lo mismo, me levanto a la 5:30 de la mañana, la misma rutina y el ritual después de levantarme. Un desayuno que es mejor no comer nada, me tienen hastiado los huevos crudos, solo la idea de comerlos me revuelve toda la existencia.
En verdad no sé, sí me queda algo de existencia, ésta tradición me llevará al pronto suicidio. Como de costumbre, me subí en mi vehículo y me dirijo a la oficina, en ese lugar comienza mi verdadero calvario. Todos los días es la misma historia una montaña inmensa de documentos que tengo que leer y volver a leer, siento que esta muralla me quiere aplastar, los días y las horas son eternas, caigo en un conticinio interno, me pierdo en mi nada.
No me imaginé que mi vida acabaría de esta manera aburrida y monótona, siempre fui un soñador, con deseo de conquistar el mundo, pero veo que todo fue una ilusión que los años se han llevado. Mi familia y las horas de oficina me consumen la vida.
Lo único que puedo hacer es sufrir mi dolor en el silencio de la noche. Vuelvo a casa donde soy recibido con cierto desdén, ya es común en vida, que puedo hacer, nada, nada. Los altercados constantes con mi esposa son escalofriantes, mi vida se vuelve un infierno donde el diablo es ella y yo la víctima de su castigo.
Todo hoy se ha extremado, primero la gran muralla de documentos en la oficina, luego de las infinitas discusiones sin sentido de mi esposa. Y ahora en la noche el único momento de quietud de mi ser me acosa un insomnio, que amarga mi existencia en decadencia. Por un lado los vecinos, mis queridos vecinos con música a todo volumen, y los endemoniados perros que no dejan de ladrar. No podía ser mejor la noche. Un momento de silencio invade todo el vecindario, son las 2:30 de la madrugada, creo que podré por lo menos cerrar los ojos. ¡Qué desgracia la vida mía! suena la alarma, para indicarme que tengo que hacer lo mismo que hice ayer.
El mismo rito de levantada, pero hoy no tomaré esos huevos, prefiero morir de inanición. En la oficina parece que todo irá mucho mejor, hay una nueva secretaria, que es muy bella, --¡nunca estaré a su nivel! Por su forma de hablar se ve que es del norte.
Una mujer muy bella y elegante, lindos ojos verdes, pelo largo y lacio. Sin duda es una mujer casi perfecta, no es perfecta porque no está conmigo. Todo indica que es la nueva secretaria del supervisor, un viejo de canas verde y con mal humor, solo le importa su empresa y no el bien de sus empleados.
Por suerte, ésta bella mujer casi todos los días pasa por mi oficina, quizás no se da cuenta que hay una persona que es su admirador secreto. Tengo un buen motivo para levantarme con más ánimo y un motivo menos para retornar a la casa donde será nuevamente recibido con el mismo desprecio que días pasados.
Vuelvo a la casa, miro a mi esposa y no es ni siquiera la sombra de la chica de la oficina, ella no se preocupa por mantenerse bella y elegante para mi, nada es como en años pasado, la vida matrimonial va en debacle. Por lo menos soy un hombre que se mantiene joven y practica deporte, eso me mantiene joven.
Esta mañana en la oficina todo ha tomado un giro inesperado, me tomé el atrevimiento de invitarla a almorzar. Por fin me he llenado de valor, mi vida desde hoy tomará otro rumbo, ella con rubor en su rostro aceptó la invitación, todo mi ser se conmocionó.
Me dijo que su nombre era Verónica, ¡lindo nombre! Me contó en un momento, toda su vida, es soltera, y no tiene planes por el momento de noviazgo. Yo por mi parte le dije algo sobre mi vida, escondiendo ciertas cosas, --¡por suerte que tengo pocos amigos en la oficina!
Hemos ido varias veces al cine, nos divertimos, reímos y soñamos. En fin mi vida tiene otro color más alegré. Un día inesperado mientras hablábamos, de la nada un beso nos sorprende, fue el más dulce beso de mi vida, lo único que me llegó a la mente fue el rostro de Laura, nunca pensé que esto llegaría tan lejos. Pero las ansias de tener su cuerpo fueron más fuertes que la fidelidad y la razón, nos dirigimos a la casa de Verónica. Ahí nuestros cuerpos se volvieron uno, consumidos por las llamas de la pasión y la lujuria. Éramos animales feroces que nos devoramos mutuamente.
Lo que más deseo en este momento, donde nuestros cuerpos se mantienen inertes por el placer conseguido es una noche más navegando la inmensidad de su ser perfecto.
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Mil palabras y un Suspiro
Kısa HikayeUn conjunto de cuentos cortos, los mismos marcados por el amor y el desamor que es capaz de arroparlo todo.