Eran apróximadamente las diez de la noche cuando llegué, en la cocina se encontraba mi mamá, tomando una cerveza, eso era malo, no tomaba cerveza en casa a menos que algo le molestara, y bueno, creo que era mi culpa, mi hora de llegada a la casa era dos horas antes.
¿Acaso crees que te mandas sola? - Me gritó desde la barra de la cocina parándose y caminando hasta la entrada en donde me recibió - L-lo siento mamá - contesté con un tono algo aturdido, aún tenia en la cabeza eso que habia sucedido con Rob unas horas atrás. - ¿Que tal si alguien te hubiera secuestrado, o peor, si te violan en la calle?, no vuelvas a llegar tan tarde o te quitaré el internet por un mes entero. - Siempre me amenazaba pero nunca lo cumplia, aún así, asentí y pedí disculpas de nuevo, en la sala estaba Julián, sentado en su camiseta de tirantes y pantalones de ejercicio. Tras mi regaño me fui a cambiar, lanzé mi uniforme a la ropa sucia y me vestí con un camisón que me llegaba hasta las rodillas, regresé a la sala a sentarme junto a él, alzando mis piernas desnudas para esconderme tras mis rodillas y doblando los dedos de los pies para relajar un poco mis músculos.
¿Estás bien enana? - Julián me preguntó al notar mi mirada pensativa, tenía muchas cosas en la cabeza, me sentía sucia por lo que habia hecho, que había hecho algo malo, y que merecia un castigo peor que el regaño de mi madre, recordé aquellas veces que iba a la iglesia antes que mi madre dejara la religión, como el padre nos daba sermones a las mujeres diciendo que no cometieramos adulterio, no lo entendía en ese entonces pero ahora entendía esa sensación, no había engañado a nadie, pero si mentía al decirme que no lo habia disfrutado, que la textura de ese pene no me gustó, o que no sentía exitación al tenerlo en mi boca. - ¿Por que no cojes un poco? - mis ojos se abrieron sorprendidos - ¿Qu-qué? - pregunté nerviosa al escuchar a Julián - Ten... come - me extendía un plato con palomitas - Comer es una actividad relajante, por eso cuando uno sufre un rompimiento o está estresado, comen mucho para tranquilizarse. - Julián siempre explicaba las cosas como si fuera una niña, bueno, para él lo era probablemente, después de todo era la hija de su novia, extendí mi mano y tomé un puñado de las palomitas, me empecé a llevar una a una a la boca. - Tu sabes que puedes contar conmigo, ¿verdad? si necesitas hablar de algo... - Asentí en respuesta a sus palabras, me sonroje un poco al pensar en lo que habia visto, recordar su cuerpo desnudo me agitó, en realidad nunca lo habia notado, pero era bastante atractivo, su cuerpo entonado, era obvio que por su trabajo hacia ejercicio y se mantenía en forma, y ese miembro, era enorme, la imagen recorrió mi cabeza, comparé inconcientemente el pene de Julián con el de Rob, el primero siendo más grande, y evidentemente más experimentado. Me exhalté un poco volviendo a la realidad, aquel hombre en el cual estaba fantaseando estaba sentado a mi lado, no podia permitirme ese tipo de cosas.
Julián apenas me hacia caso, miraba el televisor y tomaba de su cerveza, era fin de semana después de todo, descansaria los siguientes dos días, tras unos minutos me miró, me sonrojé al darme cuenta que llevaba dos minutos observándolo sin decir nada, como una niña estupida mirando a su crush. Desvié mi mirada avergonzada, pero noté que rió, sentí más vergüenza aún. - ¿Quieres ver algo? - lo miré de regreso y negué con la cabeza - lo que haya está bien, no me siento con humor en realidad - volví a esconder mi rostro tras las rodillas, mirando de cierta manera derrotada al televisor. - Enana... - escuché su voz llamandome de nuevo, y seguido senti su masculina mano acariciando mi cabello, mi corazón se aceleró, los gemidos de mi madre de aquel día resonaron en mi cabeza, no podia sacarme esas ideas de la mente, me giré a mirarlo, completamente roja. Sus ojos sobre mi, aunque eran de preocupación, todo su lenguaje corporal era dominante, empecé a jadear un poco, intenté ocultarlo pero no era nada facil, sus manos gruesas, sus brazos fuertes, su mirad posesiva y algo consternada. - Tal vez deberías descansar - ah... s-si... creo que si - dije con algo de decepción y me levante, al poner mi pie descalzo en el suelo noté que mi entrepierna estaba algo mojada, me puse más nerviosa, ¿se habria dado cuenta? - Buenas noches - agregué levantandome y caminando hacia la recamara, mi madre seguía en la cocina, preparando los almuerzos para el día siguiente, tiré un poco de mi camiseta mientras la observaba, mordí mi labio inferior pensando en lo que había visto de nuevo, pero esta vez era diferente, era curiosidad, tenía curiosidad por saber que se sentía tener la polla de Julián dentró de mí. Corrí a mi habitación y cerré la puerta, jadeaba bastante, ¿por qué estaba pensando eso? ¿Por qué no podia dejar de pensar en la polla de Rob?, o peor, en la de Julián. Me tumbé sobre la cama y tomé una almohada, abri mis piernas y metí mi mano directamente en mis bragas, con la almohada en mi cara comencé a tocarme, mi dedo indice movia en círculos mi clitoris y metia la punta de mi dedo medio y anular dentro de mi vagina, gemia contra la almohada, jadeaba bastante, mis pies se estiraban, alcé mis piernas en el aire mientras aumentaba la velocidad con la que me tocaba, soltando gemido tras gemido, estiraba hasta la punta de los dedos de los pies mientras que sentía mis dedos humedecerse, incluso algunas gotas cayeron por mis muslos - ah... J-julián- yo misma me sorprendí, ¿por qué decia su nombre? imaginaba sus fuertes brazos tomandome de la cintura, y metiendo su polla sin compasión en mi, follándome, como en esas películas eróticas que pasaban por las noches, podia verlo claramente, como me poseía y me lo hacia incluso más agresivo que lo habia sido con mamá, y no me sentía molesta, lo estaba disfrutando, mis dedos se movian más y más, sin darme cuenta estaba escurriendo fluidos, manchando ligeramente las sábanas - Julián... ahh s-si s-si - gemia sin parar, ahogando mis ruidos en la almohada - ah, ah... ahhhhhh - finalmente ahogo un grito y muerdo la almohada con fuerza, estirando mis piernas en el aire y sintiendo mi orgasmo llegar trayendo los más deliciosos 20 segundos del día. Trás el orgasmo mi cuerpo se relaja y me desplomo, jadendo intensamente sobre la cama, sin darme cuenta, cayendo dormida lentamente...
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Confesiones De Mi Inocencia Perdida
RandomUna serie de eventos y confesiones sobre mi vida sexual