Capítulo 1 (Azares)

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CAPÍTULO 1

Hay historias que cuentan que si miras por mucho tiempo los ojos de un gato, podrás ver nuevos mundos. La constante curiosidad de los humanos por ver más allá de lo que su mirada puede regalarles se hace cada vez más presente al pasar de los años.

Pero mientras eso sucede, cada día es rutinario para las personas con trabajos cotidianos. Pero siempre hay una excepción. Gente como el detective Jhosep Andreus G.

El detective Andreus, ha desempeñado su cargo durante mucho tiempo. A pesar de no ser conocido a nivel público, quiénes lo han tenido cerca lo aprueban por su trabajo intachable. Sin mencionar su alto nivel intelectual, el cuál, le ha permitido llegar al fondo de diversos casos de investigación criminal.

No es más que otro día en la oficina. Carpetas se apilan sobre su escritorio y el humo a cigarro impregna la habitación.

Se ha dicho que en algunas ocasiones ha llegado a recurrir a la fuerza. No es alguien con quién puedas jugar, si le das la oportunidad y un buen motivo, accionará su pistola directamente en tu frente sin pensarlo dos veces.

Su vida privada es un misterio. Salvo que ha trabajado cómo mecánico en reiteradas ocasiones, no se sabe mucho más de él. No es igual al típico estereotipo de agente con sombrero y traje. Le gusta vestir a la moda, sin exagerar. Conserva un toque de elegancia al combinar su ropa. Pero no importa lo que se ponga, siempre llevará consigo su pistola.

No está casado, pero mantiene relaciones pasajeras de vez en cuándo o por el contrario, se acuesta con alguna conocida de una noche en un bar.

Su jefe, el señor Martinez, lo tacha de impuntual, pero responsable. Dos combinaciones completamente opuestas pero que marcan su personalidad.

Son las ocho y cuarenta de la mañana, es un día de lluvia y fuertes vientos que hacen que las calles estén completamente vacías. Solo aquellos con la suerte de estar refugiados en sus autos pueden andar bajo el inclemente temporal que asota la ciudad.

Por lo general, su oficina suele estar a oscuras, siendo el brillo del monitor quién brinda la suficiente luz para poder ver a duras penas lo que hay por delante.

En la pantalla, reportes rutinarios de algunos casos pasados y algunos tantos que están por venir se hacen presentes. Además de su bandeja de entrada que muestra algunos correos entrantes que hasta los momentos no han captado su atención.

La luz de un rayo lo distrae, mientras que en su correo se anexa un nuevo mensaje. Al mismo tiempo, el edificio queda totalmente a oscuras dejando así, una serie de acontecimientos al azar que pareciera haberse planificado cautelozamente.

El silencio reina en el edificio, pues nadie se mueve de sus asientos presos por la oscuridad. Las luces de emergencia se encienden pasados los treinta segundos pero aún así, todos deciden permanecer sentados.

Andreus hace lo mismo. Saca su teléfono celular y pasa el tiempo jugando con él.

Luego de unos minutos, la energía se reestablee y cada quién vuelve a lo suyo. La pantalla del sistema operativo carga para mostrar los datos que se encuentran en la computadora. Un guardia de seguridad entra a su oficina informándole que debe asistir a una reunión con todo el personal.

Por experiencia, sabe que este tipo de reuniones no son precisamente para tomar el café junto a sus compañeros de trabajo. Es justo en estos momentos cuándo les son asignados nuevos casos que deben ser estudiados en equipo.

Todos se encuentran reunidos. El ambiente es denso dentro de la sala pues cada quién sabe que sea cuál sea el caso que se les asigne implica menos horas de sueño. A estas alturas ya están acostumbrados, tantos años moldean un carácter representativo del trabajo que llevan sobre sus hombros.

A.I.V.SWhere stories live. Discover now