/El niño bajo la manta/

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Han pasado semanas desde aquel trágico día. Aún sigo pensando con nostalgia la gran madre que sería, como tiernamente lo cargaría y lo amaría. Ahora en el dolor de su recuerdo vive mi agonía.

Ya no salgo de la casa, tampoco me apetece la comida. Vivo deprimida, muerta en vida.

Erick al tercer día de su huida fue encontrado por la policía y ahora se encuentra en prisión gracias a que finalmente decidí ir a las autoridades a denunciarlo.

Camino por el vacío interior de la casa, mirando el alrededor de un color monótono.

Cuando me dirigí a la sala, encontré que ahí aguardaba mi cajita sobre la mesa de decoración del centro. Sorprendida la levanto y la miro detalladamente.

-"Pensé que te había perdido también."- doy una leve sonrisa y comienzo a girar la manecilla.

Unos pasos estremecedores comienzan a acercarse a donde me encuentro y rápidamente sostengo la manecilla para que esta dejara de producir su melodía, pero curiosamente los pasos igual cesaron.

Suponiendo que todo estaba bajo mi imaginación, suelto la manecilla para que esta continuará su melodía pero de vuelta los pasos comenzaron a aparecer y hacerse más fuertes.

Con el corazón acelerado y los vellos de mi piel erizados de terror, comienzo a caminar despacio hacia el pasillo con la cajita en mis manos.

Al final del pasillo se encontraba la puerta de mi habitación cerrada, pero de esta se emitía un fuerte escándalo de golpes sobre ella, como si alguien deseara salir.

Con la respiración entre cortada, comienzo a acercarme a la misma.

Con delicadeza deslizó mi mano por la manecilla de la puerta y la abro de golpe.

La melodía de la cajita se detuvo y me asomé en la habitación desde el marco de la puerta, pero no había rastros de nadie. Al voltearme doy un afanado grito y me tapo la boca.

Al final del pasillo se encontraba un manto blanco, el cual era ocupado al parecer por una persona de baja estatura, como un niño jugando a ser fantasma.

La cajita comienza a tocar su tonada sin yo haber movido la manecilla y la puerta detrás de mí se cierra con fuerza y el pequeño manto blanco comienza a correr a donde mi y a reír con una voz parecida a la de un niño pero distorsionada.

Aterrada me tiro al suelo cerrando los ojos de golpe y comienzo a gritar. Pero al abrirlos ya no había nada...

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Ahora comienza lo bueno (7u7)

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Besos y abrazos
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La cajita musical...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora