El familiar olor a café me llena al instante, como ya era habitual, como cada día, en la cafetería de siempre.
Y sí, ahí se encontraba él.
Instintivamente toda mi atención se concentro en aquella mesa del rincón, esa en donde por la ventana se filtra un ligero rayo de sol, que le daba un toque mágico, que casi te invitaba a tocarlo, solo para confirmar que es real.
Siempre sosteniendo un libro... siempre uno nuevo, en su rostro se dibujaban sus emociones vivas, era como si perteneciera a un universo completamente distinto a este.
En un instante se encontraba sonriendo, al otro fruncía el seño de tal forma que dos pequeños surcos se acentuaban en su frente y después sus lindos ojos se cristalizaban como si fuese a llorar.
Era casi etéreo.
Me enternecía, como cuando miras una flor, llena de belleza, llena de fragancia pero a la vez es pequeña y delicada.
Lo he visto ahí por mas de dos semanas enteras, ni sábado ni domingo falto.
Su sola presencia me atraía a él como un imán.
Sus ojos resplandecían, quizá por su lectura o quizá solo era natural en él.
Jamás había visto un ser tan perfecto...
Casi celestial.
Algunas veces se me daba por fantasear como sería el hablarle...
¡Quizá me miraría y sonreiría!
¡Quizá diría "hola" y me diría su nombre y yo le diría el mío!
¡Quizá platicariamos de cosas triviales y seríamos amigos!
O Quizá, solo quizá, seríamos algo más.
Já, ni en mis sueños.
Llevo la cuenta y 12 son las veces que me he encaminado hacia su mesa, y son las mismas que me he desviado hacia la mesa de postres.
Ser valiente no es lo mío.
Estaba tan embebido con su imagen, que me sorprendió el gran vuelco que mi estómago dio cuando su mirada se conecto con la mía, me sonrió, bajo su libro, se levanto y se encamino hacía mí.
De cerca su piel se veía mas suave, mis manos picaban por tocarla.
Su suave fragancia me envolvió y me hizo incapaz de pensar.
-No soy un angel.
Mi corazón dio un brinco por su voz, era demasiado grave, que contrarrestaba con su apariencia.
Mi respiración parecía errática... ¿Qué carajo me pasaba? ¿Cómo sabía él lo que yo estaba pensando? No tenía ni la más mínima idea... Pero podía sentir mis entrañas moliendose a si mismas.
-¿Pe..pe..perdón?
Genial, ahora parecía un retrasado.
-Que si puedo sentarme.- me respondió, con ojos brillantes y un gesto pícaro en el rostro.
Maravilloso, también era medio sordo, creí haber oído otra cosa.
Creí ver que contenía su risa, solo deseaba que no fuera por lo estúpido que me estaba volviendo en ése momento.
-Oh, claro por supuesto.
Me moví a mi derecha, me sentía tan enorme y patoso, todo mi ser iba en contra de su delicada y pequeña presencia.
-Bueno, ahora cuentame sobre ti, ¿o quieres que comience yo?
Dijo, con toda la soltura y seguridad del mundo, lo cual me hizo maravillarme más aún.
-¿Uh?
Mi cerebro estaba frito y no quería cooperar.
Por supuesto me ganaría el premio al mayor tonto del mundo, si ese existiera.
Río, y lo sentí en mi vientre.
Fue como una caricia, cálida y agradable.
-Nos hemos visto por casi tres semanas completas, no es que seamos extraños.
Creo que no saldré vivo de aquí, mi corazón se saldrá por mi garganta en cualquier momento.
-¿Tú me haz visto a mí?
-Sería imposible no verte.
-Oh, no se como tomar eso, yo...
-Quiero decir, eres un chico muy guapo, y eclipsas a todos a tu alrededor, tienes a por lo menos la mitad de la cafetería mirándote, ¿no lo haz visto?
Solo acerté a mover mi cabeza negativamente.
-Bien, entonces dejame dejar clara una cosa.- dijo con una sonrisa traviesa.
-¿Uh? ¿Qué co...?
Y entonces... Me beso, ¡Él estaba besandome!
Era como haber sido alcanzado por 100 rayos al mismo tiempo.
Mi corazón se detuvo por unos segundos, solo para después latir con más fuerza contra mi pecho, era casi doloroso.
Mi pulso se había elevado por las nubes.
Solo era conciente de la suavidad y la tibieza de sus labios sobre los míos, cuando intente corresponder, el ya se estaba retirando.
-Bien, vamos.
Dijo completamente feliz, dejando un par de billetes sobre la mesa, tomo mi mano y me jalo hacia la puerta.
Mis extremidades parecían gelatina, y mi cerebro seguía de vacaciones.
Pero milagrosamente pude caminar sin caer.
-¿A dónde?
-Mi departamento.
Yo ya estaba oficialmente perdido.Mi estómago se había convertido en un trampolín, con cada movimiento que ese pequeño chico hacía, mi estómago brincaba involuntariamente, a esté ritmo se reduciría a la mitad.
No sabía que hacia aquí...
¿Porque acepte venir aquí?
Ni yo mismo lo sé.
Ni siquiera lo conozco, ¡por el amor de dios!
Y yo estaba en el departamento de un completo desconocido ¡Y a solas!
-Relajate, creo que en cualquier momento te dará un infarto.- dijo riendo.
Su voz me hizo dar un salto.
Mi garganta se sentía seca y pesada.
-Oh, no, no es así. Lo siento, es solo que estoy algo abrumado, ya que aún no se nada de ti.
-Cierto, me parece que tienes un punto.
Dijo ofreciéndome una copa de vino.
Tomé un gran sorbo, en parte porque mi garganta lo necesitaba y en parte porque deseaba una distracción, su presencia era abrumadora y sus ojos parecían devorarme.
-Me llamo Chan Hee.- relleno mi copa y se sentó a mi lado, mi corazón salto por duodécima vez en el día.
-Yo... Yo soy Ro Woon.
-¿Me temes?.- dijo y coloco una mano en mi cuello.
Estoy seguro que él podía sentir los frenéticos latidos de mi corazón.
-No, no temo, soy más alto que tú.- y fruncí el seño.
El movimiento más inteligente que se me pudo ocurrir para dejar en claro mi valentía... Sí, claro.
Y él sonrió... Sonrió tan ampliamente y sus ojos brillaron tan dulcemente que mi corazón dolió.
Bajo su mano hacía mi pecho, tomo mi mano y la puso sobre el suyo de la misma forma.
Su corazón latía a una velocidad impresionante, me sentí victorioso por un momento, yo también mantenía un efecto sobre él.
-Esto es tuyo.- dijo.
No tenía idea a que se refería.
Y entonces... Me beso de nuevo.
Mis labios se amoldaron a los suyos con familiaridad armoniosa.
Correspondí al momento, porque mi instinto así me lo pedía.
Lo bese porque lo deseaba, lo bese por segunda vez porque su sabor era dulce y picante a la vez, y lo bese de nueva cuenta porque no podía resistirme a su angelical ternura, ya no podría resistirme a él.
Tenía miedo de tocarlo, tenía miedo de que fuera prohibido, temía que desapareciera, porque entonces me destruiría.
-No soy un ángel.- dijo y entonces abrí los ojos, toda su belleza frente a mí, era casi irreal.- Soy de carne y hueso, siente mi corazón que late de pasión por ti, tocame por favor.- me rogó y entonces me perdí...
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No Soy Un Ángel. •Rochan•
Romance"Cuentan que antiguamente varios ángeles traviesos por mera diversión, solían visitar el infierno. Tocaban alegres melodías y se complacian en la danza que los diablillos les ofrecían. Los pequeños angeles también se deleitaban en las historias sobr...