Creí ser la protagonista de mi propia historia, hasta que reconocí que solo era una pieza con la que estoy aprendiendo a jugar.
Mi nombre es Esmeralda y soy la llave para el futuro.
Desde pequeña siempre supe que un día lograría mis sueños, que aspirar a lo grande era mejor que conformarme con solo soñar.
Recuerdo el día que todo comenzó, un fuerte estruendo fue lo que nos empujó a encontrarnos, a formar la llave del futuro.
Todos teníamos una cualidad la cual nos hacia únicos, y esas cualidades, sin pensarlo siquiera, eran la verdadera llave, aunque tardamos mucho para entenderlo.
Hubo una situación crucial que todos vivimos en determinado momento, que nos permitió descubrir cuales eran.
Rebeca, descubrió que la suya era la verdad, para Salome fue la alegría, Megan la valentía, Max la inteligencia y John la determinación. Y eso me deja en último lugar, aun no he descubierto cual es la mía, me han dicho que debe ser la esperanza pero no creo que lo sea, porque después de todo de que sirve la esperanza.
Lo que me preocupa es que cada cualidad tiene su contra parte, ¿y que tal que la incredulidad sea mi defecto y en realidad la esperanza mi cualidad y este estropeando todo solo por pensar que hay más, negarme a conformarme podría ser acaso el final de todo?.
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Rebeca
Muchos han tenido una visión errónea acerca de mi hermano y de mi, pero creo que eso pensaría cualquiera de los hijos de quien empeoro sus vidas, pero olvidan un pequeño detalle y es que soy hija de Richard Yener más no soy él.
Y si me preguntan que opino de mi padre, eso es sencillo de responder, lo amo pero no comparto sus ideales, sin embargo haría lo que fuera por hacerlo sentir orgulloso, después de todo es humano y comete errores igual que todos, además es mi padre se que no me pediría nada que no me gustaría hacer, y se que me ama tanto como yo a el.
El día del estruendo, el cual solo escuchamos ciertas personas fue un día que marco mi vida, incluso la forma de ver las cosas.
Empezando que cuando lo escuche me tire al suelo y empecé a gritar como una loca que quitaran ese ruido, imaginen como me miraban las personas.
Después de eso fui lo mas rápido posible al palacio, alguien debía darme una explicación de lo que había ocurrido o confirmar me que me había vuelto loca, la que sucediese primero, pero enserio esperaba que fuese la primera.
Al llegar mi hermano me recibió con una cara de espanto, y mirando a todos lados.—Lo escuchaste, ¿cierto?—dijo mientras me llevaba corriendo al cuarto de la reina—Si te refieres al estruendo por el cual ahora me consideran una loca, creo que si —le dije mientras murmuraba cosas que no alcance a escuchar.
Cuando entramos a la habitación, aseguro la puerta con llave y por fin se le vio respirar con normalidad, ni que hubiésemos corrido un maratón.
—Rebeca, por favor toma asiento tenemos mucho de que hablar, y no tenemos mucho tiempo así que debemos darnos prisa —dijo la reina, aunque yo le digo mamá porque ella fue quien me enseño y cuido desde pequeña, cuando la reina y mi padre se casaron yo tenia dos años y mi madre había muerto al darme a luz —¿tiempo para qué? —dije sentándome a su lado —No hay tiempo para explicarlo, tu hermano y Caliope saben toda la historia, ellos te aclararan tus dudas cariño, aquí esta todo lo que necesitas saber, abrela cuando estén a salvo, te quiero cuidate mucho, descubre la verdad— me dijo mientras me abrazaba y me entregaba la carta.
Lo que paso después es que Max me volvió a sacar corriendo de la habitación mirando precavido para todos lados, cuando pasamos frente a la habitación de mi padre me solté de su agarre y entre apresuradamente buscando un panel secreto detrás de su escritorio —¿pero que haces? Debemos salir — dijo mientras gritaba en susurro —Necesito la versión completa, espera un minuto, aquí esta la oficina secreta de papá— le dije mientras lo abría—¿como sabes eso?—me pregunto acercándose —lo veía entrar muchas veces aquí de pequeña, ahora apresurate y coge todas las cartas — le dije mientras las metía en una maleta que no me había dado cuenta que Max tenia, cuando terminamos de guardarlas salimos corriendo del palacio hasta llegar a la entrada del bosque, donde había una chica esperándonos —hola soy Caliope— dijo mientras nos adentrabamos en el espeso bosque —Rebeca— le dije comenzando a correr de nuevo ya que nos estaban persiguiendo algunos guardias — lo se— me respondió siguiendo mi paso.
Cuando los perdimos nos sentamos a descansar, aunque esa tal Caliope no se veía para nada cansada —supongo que tendrás muchas preguntas —me dijo Max —así es y espero que puedan responderlas — haremos lo que podamos — dijo Caliope —¿pero que te parece si comenzamos con una historia?—adelante, te escucho.
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