Ropa

1.2K 75 28
                                    

Sherlock odiaba cuando coqueteaban con SU Johan, lo odiaba con el alma, sabía que Johan no era la mujer más hermosa del mundo, pero era de él, era su novia y no quería compartirla con nadie. La primera vez que se dio cuenta de su odio fue en un caso, la veía de reojo, podía notar como la parte larga de su cabello era movida por el viento y como, por ende, debía arrojarlo para atrás con la mano, mira ahora por completo a su chica y sonríe al ver que ella le sonríe, estaba hermosa, sus mejillas sonrosadas por el esfuerzo y sus finos labios tenían un pálido durazno por el labial que la señora Hudson le había regalado, estaba vestida muy diferente a lo usual, una falda gris (muy corta por cierto) en vez de sus usuales pantalones, una chaqueta de mesclilla negra y debajo una camiseta blanca, junto a sus zapatillas. Dios, se veía tan deliciosa.

-¿Sabes qué no lo haría si no fuera por el caso, no? -Escucha que los pequeños y pintados labios de su novia le dicen.

-Claro, pero odio que te vean así. -Murmura molesto, su molestia se va cuando siente que aquellos labios le muestran la lengua.

-Lo sé, pero ya sabes. Si no vistiera así no serviría de anzuelo.

-Podríamos haber ocupado a Molly.

-Ella no tiene entrenamiento militar.

-Pudimos haber vestido a Mycroft de mujer...

-¿Por qué no tú? -Le corta el pensamiento, frunce el ceño con molestia y la mira su alrededor con detenimiento, muchos de los hombres que pasaban a su lado le quedaban mirando las piernas, quería matarlos a todos.

-Porque yo debo ser la pareja, no el señuelo. -Empuja la puerta y deja pasar a su novia primero, Johan odiaba eso ya que según ella: "Soy una mujer hecha y derecha, no necesito la ayuda de nadie". Pero en esos momentos Johan era toda una dama inglesa.

-Oh, Holmes, luego me las pagarás, gran idiota. -Murmura divertida mientras entra, Sherlock analiza rápidamente todo el lugar y encuentra un sitio perfecto en la barra, donde ambos toman asientos y el barman se les acerca rápidamente.

-¿Qué desean ordenar? -La sonrisa del chico brinada desconfianza, gritaba por todos lados un "¡Peligro!" que nadie notaba y eso era lo que llamó de inmediato la atención a Sherlock. Johan lo notó y sonrío al barman como la coqueta mujer que era, no por nada las mujeres de su tropa la alababan. Era toda una fiera.

-Quiero un Shirley temple y un whisky para mí novio.

Siguen con la farsa un rato hasta que el bartender "duerme" a ambos y los lleva a su guarida de villano, y Sherlock no puede estar más orgulloso de las grandes habilidades de su novia en el momento en que el asesino la intenta violar. Todo muy bonito, si no fuera que, cuando llegó el Scotland Yard, Greg y Anderson se le quedaron mirando con unas caras de babosos, Cameron fue un poco más grosera y cuando le entregó el delincuente a Greg la muchacha morena fue y descaradamente le golpeo el trasero. Dios.

-¡Cameron! -Sherlock gritó con furia.

-No te metas friki, aún me sorprende que esta muchacha con tan precioso trasero pueda salir con alguien como tú... -Una cachetada suena en el lugar y los tres hombres conocidos miran a Johan como si fuera un fantasma.

-No te metas con mi novio Cameron, no te gustaría que Anderson sufiera un pequeño accidente ¿Verdad?

-¿Me golpeas y ahora me amenazas? -Parecía completamente indignada.

-Sólo te advierto. -agarra del brazo a Sherlock y ambos se van, Johan casi puede sentir como Sherlock le sonríe a Cameron como burla y como Greg rie de ante los reclamos de la mujer policía. -Maldición y tú no dices nada, idiota. -Se queja ya a un par de cuadras del lugar.

-Lo siento pero se te había subido la falda y bueno... Ya sabes que se me antoja. -Le susurra mientras que la abraza por detras, Johan voltea y mira a Sherlock hacia arriba, este no sabe que sentir cuando la mujer se oculta dentro de su chaleco.

-Ya no me apetece salir de aquí. -No puede quejarse cuando siente las traviesas manos de la muchacha en su trasero, aunque recupera su voz segundos después. La separa de si mismo y se saca el chaleco, poniendoselo en sus hombros. -No quiero que te sigan viendo así, aunque, no botes la ropa, servirá luego... -Ambos de acuerdo, partieron nuevamente a su apartamento.

Fin del capítulo.

Continuidad [Johnlock/FemJohn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora