Un final para continuar

568 39 21
                                    

En medio de unas antiguas construcciones atestada de vegetación, se encontraban dos dioses, tratando de pasar un tiempo ameno, entre conversaciones y risas.

-Cuando desperté, no entendía nada, y todo me pareció curioso, comencé a preguntarme que era cada cosa en el Universo y fue cuando me di cuenta de que me parecía al Señor Ithis y al Señor Nim... incluso un poco a Tiempo, pero lo demás era diferente- mencionó el dios benefactor a solicitud de su contraparte- Una ocasión quise jugar con las estrellas, pero estas no se movian, ni hablaban, no hacían nada y hasta me enojaba con ellas porque no me respondían, claro, después de haber perdido la paciencia, golpeé a una haciéndola añicos, desde entonces no lo volví a hacer después del tremendo sermón que el Señor Ithis me dió, explicándome que las estrellas, planetas, constelaciones y todo existente en la nada eran seres inanimados, exceptuando nosotros cuatro, y que soy un Dios que crea, no que destruye. De ahí me surgió una duda: ¿Qué es crear?... Si lo sé, no te rías, ¿Cómo es que la Vida misma no sabía crear?. Ya había entendido lo que era destrucción, o por lo menos el concepto básico. Pero "crear", recuerdo que el Señor había mencionado algo al respecto cuando me dio un nombre, aunque nunca me explicó de que se trataba. Y como era típico en mi aprender por accidente, ese concepto lo llevé a cabo cuando en una de mis tantas curiosidades sobre la "Gravedad" traté de ver cómo funcionaba cuando se activaba. Primer error, hacerlo en la atmósfera de un planeta. Segundo error, no haber estado en cualquier superficie firme. Tercer error, haber hecho las dos primeras sin siquiera saber como volver a desactivar mi gravedad. Ya faltando pocos metros para impactar al suelo, cuando algo, una sensación o intuición, tu ya sabes, me hizo detener de repente en la caída. ¡¿Cómo no me había percatado de que tenía alas antes?! Por lo menos si podía utilizarlas a mi gusto, y para impeccionar un poco mas esa cosa, bajé lentamente al planeta, aunque el aterrizaje terminó de cualquier forma con mi cara estrellada en el suelo. Lo único que quería en ese momento era que la superficie fuese más suave. Y deseo concedido, del polvo comenzó a germinar una especie de no se que, y al ser muy nuevo en la materia me levanté en seguida con miedo a lo desconocido... Muerte... me estoy cansando de narrarlo de esta forma... además te estás burlando de mi…

-Continúa por favor, no me estoy burlando de ti, al contrario, me intriga mucho lo que viviste en los comienzos del todo, quiero saber más de ti- dijo con media sinceridad el juez, pues no podía evitar sonreír un poco ante la situación que vivió su pareja.

-Entiendo tu punto, pero no me da mucha gracia el contarte como fueron mis primeros eones en este universo, ni tampoco los detalles de cada cosa que me sucedió, como el no saber que era un arsenal andante volador, o que incluso le tuve miedo a mi primera creación que fue una especie de pasto de algodón... ¡te estás riendo de mi, otra vez!- enfatizó con un claro tono de enojo, que rápido perdia la paciencia Vida.

-¡Pfff!... ¿Qué?... ¡no me mires asi!...- Muerte trató de aguantar la risa por respeto a Vida, pero no pudo- Jajajajaja no es mi culpa que el comienzo de tu vida sea algo cómica.

-Para mi fue tedioso y hasta complicado el no saber ciertas cosas y aprender muchas otras…- contestó el benefactor un poco fastidiado, y recordando más cosas añadió- además, ambos sufrimos por la soledad... yo estuve solo por milenios, a ti te apartaban de todo, incluso de mi... pero aquí estamos al final... y aún nos amamos... lo único que a perdurado ante todo y mi creatividad al momento de crear regalos para ti…- sonrió buscando la mirada de Muerte.

-Recordar esos dias duele, pero no sirve de nada retenerlos, y el rencor no es nada cuando tienes una eternidad por adelante... bueno, sin ofender, si es que a esto se le puede llamar vida…- comentó nostálgico,  aunque luego pasó a otro nivel- pero tu creatividad es magnifica y hay que admitirlo, fue muy ingenioso el que los árboles puediesen moverse y hablar...

Manos Frías V [AMOLAD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora