Capitolo sedicesimo

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Narra Natsu

No sé dónde me encuentro, sé que fuí atacado después de que la rana del consejo fuera a buscarme, pero es lo único que logró recordar, es como si todo se hubiese detenido, como si todo fuese un sueño.

«Perdona hijo, no pude protegerte»

¿Una voz? ¿De quién será esa voz? Parece ser de una mujer, es una voz muy dulce, pero suena apagada, triste y rota, no me había dado cuenta, pero se siente un ligero aroma salado, como sí estuviese derramando lágrimas ¿Qué está pasando?

«Natsu-san»

La imagen y voz de Juvia sonriendo mientras dice mi nombre aparece fugazmente en mis recuerdos ¿Ella está bien? ¿Le han hecho daño cómo a mí? Juvia...

«Juvia esperará por Natsu-san»

La imagen de aquel día, ella tras esos barrotes de fierro, sola y con una mirada llena de tristeza... a pesar de estar ahí no fuí capaz de ayudarla, y sin embargo ella me regaló una más de sus sonrisas, pese a estar sola en aquel frío lugar su sonrisa era hermosa, sincera y alegre... Solo desearía estar a su lado...

«Por favor hijo, debes despertar, ella te está esperando»

Otra vez esa voz, una dulce y triste voz, por alguna razón su voz me trae una amarga y dulce calidez a mi pecho, un ligero sentimiento de nostalgia me aborda al escuchar cada palabra que pronuncia, es triste y alegre, cálida y fría, como si de un ángel se tratará pero a la vez, como si fuese un demonio. ¿"Ella te espera"? ¿Quién es "Ella"? ¿Se refiere a Juvia? Estaba tan concentrado en aquel sentimiento que inundó mi cuerpo, que pase desapercibido lo que ha dicho, realmente no entiendo que pasa, ¿Cómo que espera por mí? ¿Ella espera verme...?

—Claro— escucho otra voz —Ella siempre te ha esperado— dice con un tono tranquilo.

—Yo...— quiero hablar pero no salen las palabras —Ah... qu...— vuelvo a intentar pero no logro nada.

—Abre los ojos...— dijo de nuevo con tranquilidad —No temas... solo abre tu ojos— volvió a decir, intenté abrir mis ojos.

No lograba ver nada, todo era demasiado obscuro, nuevamente intenté abrirlos pero no tuve existo, decidí hacerlo una vez más, mientras lo intentaba no sé cómo pero lograba sentir como una mano se posaba sobre mi hombro derecho.

—Confía en mí, puedes hacerlo— creyendo en sus palabras, volví a intentar la misma acción de hace unos momentos.

Sentí como lentamente mis ojos recibían de mala gana una intensa luz, fuí abriendolos lentamente, con el fin de que se acostumbraran a aquella luz tan intensa. Finalmente logré abrir mis ojos por completo, una vez acostumbrados a aquel brillo, logré ver frente a mí a un hombre, unos años mayor que yo, alto, delgado de cabello negro y largo hasta los hombros, su cabello lucia alborotado, ojos de un tono verde casi azul, vestía ropas de cuero, y en su cabeza posaba un par de cuernos.

—¿Lo ves? No era tan difícil— me dijo con una sonrisa.

—¿Qui...?— intenté hablar pero sigo sin poder —¿Quién...? ¿Quién eres?— logré preguntar finalmente.

—Hahahaha— soltó una carcajada.

—No entiendo lo divertido de esto— le dije con voz y expresión neutral.

—Lo siento— dijo disculpándose —Es solo que... sé que no me recuerdas pero pensé que al menos notarías el parecido— me dijo con una sonrisa.

La Derrota del más Fuerte «Navia» [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora