Prólogo

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Era de noche, la luna brillaba en su máximo esplendor con un cielo nocturno estrellado. La soledad era abrumadora en el bosque, sólo se escuchaba el sonido de los arroyos y las aves silbando.

Pero de repente, algo pasó corriendo a 4 patas. No era una criatura del bosque, era una persona... si se podía llamarla así.

Se adentró en las profundidades del bosque, los animales que sentían su presencia salían corriendo.

Tenía una respiración agitada, como si estuviera escapando de algo o alguien. Cada cierto tiempo volteaba atrás para asegurarse de que no hubiera nadie detrás.

Corrió sin descanso hasta que por encima de los árboles se asomó las torres de un castillo. El castillo era tan oscuro como la noche misma, que por momentos parecía que desaparecía.

Mientras se aproximaba pudo observar una muralla de casi 4 veces su tamaño con torres en cada esquina, la única entrada era una puerta de hierro. Por donde se podía observar un patio interno con lo que vendría a ser el castillo en sí.

Cuando llegó a la puerta, no se detuvo. En ves de eso salto y cuando parecía a se iba a caer a mitad de la altura de la muralla,... le brotaron alas de murciélago de la espalda con las que logró llegar al otro extremo.

Cuando aterrizó, empezó a correr hacia la entrada del castillo. Corrió por los pasadizos hasta que llegó a una sala. Entro con algo de miedo pero a la vez de valor y soberbia.

Había una mesa circular apenas visible donde estaban sentadas 7 personas ocultas por la oscuridad, había una silla que parecía que era para él. Se acerco y se sentó. Los otros lo miraron un rato como quejándose de su tardanza. El lugar se lleno de gran tensión hasta que decidió hablar.

- Lo siento - dijo tratando de mostrar culpa - tenía hambre, no pensé que me demoraría tanto

- Bueno, por lo menos ya has llegado - dijo un hombre con un aspecto anciano pero temible, le rodeaba un aura de sabiduría y de poder - ahora que están todos, puede comenzar la reunión. Y por sea caso Frederick, cuantas veces te dicho que no comas más humanos...

Lo dijo con un tono tan serio y tan severo que la sala se hubiera quedado en silencio, pero Frederick era muy intrépido o tonto.

- Y cuantas veces te tengo que decir que solo como animales - le respondió tan enojado y con un tono de engreimiento - huelan la sangre, es de animal

- Dice la verdad - intervino una chica con aires de superioridad - es de animal

- Por sea caso, para que sepan, nadie me siguió - afirmó mirando de reojo a todo el mundo.

Todo el mundo se miro ¿Cómo Frederick sabía lo que estaban pensando? Pero no dijeron nada sobre eso.

- Bueno veo que ya todos están presentes - mientras el anciano decía estas palabras,
chasqueo los dedos.

En ese mismo instante se prendieron las antorchas alrededor de la sala, todo se volvió tan visible. La mesa contenía inscripciones, el anciano, Yaveh estaba vestido con una tunica blanca que estaba sujetada por una cuerda que daba función de cinturón, tenía una barba larga y blanca que le llegaba hasta su regazo. A su derecha se encontraba Lucifer. Tan imponente como siempre, tenia una mirada serena, fría y despiadada. Licaón estaba a su derecha, tan arrogante y soberbio como siempre, mirando con superioridad al resto. Frederick se encontraba en el medio de este y Lilith. Ella estaba sentada con ese aire de superioridad y ese toque de refinada que siempre le había caracterizado. A su derecha, Nixie, tan refinada y siniestra pero amable. A pesar de ser humana tenía un don para la magia como ningún otro. A la derecha estaba Abel, el hijo fallecido de Adán, que gracias al Espíritu Santo se convirtió en como lo llaman, un fantasma. Que dicho sea de paso se encontraba al lado de su padre, Adán, que aún no se acostumbraba a lo de reencarnar. Vestia unas tunicas de la época mas por dentro llevaba una de sus viejas pieles.

Entonces en medio de ese silencio y oscuridad se escucho una voz que provenía del lado derecho de Frederick

- Los subestimamos - dijo Lilith con tono tan severo pero tan melodioso que dejo el salón en silencio por unos minutos.

- Bueno, Yaveh - continuo Lucifer con tono frío y malicioso - como Lilith decía, hemos subestimado a los de tu especie, Adán. Han llegado tan lejos que incluso conocen nuestras debilidades, seguro que ¿No nos has traicionado Adán, o sí?

- ¡Ya he dicho que no, Lucifer! - respondió Adán algo enojado con el comentario - además, no podría enfrentarme a mi creador, ¿Verdad? - dijo mientras volteó a ver a Yaveh

- Bueno, como sea - continuo con la conversación Yaveh, tratando de evitar otro pleito, ya que, aunque eran los originales de cada especie, aún existían algunas "pequeñas riñas" - tenemos que hacer algo, el mundo se llenó de hombres y se hicieron lo suficientemente fuertes, para darnos cara...

- Eso, es porque se alearon con sus sirvientes - indico Licaón mirando a Yaveh como a Lucifer

- ¿De quién? - respondió algo molesto Lucifer, aunque mas sonó a engreimiento- ¿Del o yo?

- De ambos - intervino Lilith perdiendo la paciencia - Sus sirvientes, aprendices o como quieran llamarles, se unieron con los descendientes de Adán. Buena manera de criar a tu familia, ¿No lo crees? - dijo mientras veía a Yaveh.

- Mi familia no es perfecta - respondió Yaveh con calma - y tu, tampoco lo eres

- Podrían concentrarse en el tema - dijo Licaón harto de esa discusión

- Tienes razón - indico Adán - tenemos que hallar una solución a este problema. Antes de que las cosas se salgan de control...

- Antes... - lo interrumpió Lilith - nuestro poder e influencia ya desapareció de los continentes de África y Asia. Y en Europa (donde estamos) casi desaparece, solo hay un lugar donde podeomos estar a salvo...

- Primero - interrumpió Adán - mi padre, mi creador, Yaveh. Ahora y nunca va a perder su poder ni influencia en la humanidad, ya que, después de todo, ellos son parte de mi y yo de él

- Si - dijo Yaveh - pero por ahora yo también estoy en peligro, me tienen miedo y ese miedo les impulsa a odiarme y dejar de creer...

Ni bien termino de decir estas palabras se empezó a escuchar unos sonidos de una muchedumbre, que provenían de los pasillos. En ese momento Lucifer y Yaveh desaparecieron. Abel trato de hacer lo mismo mas no pudo atravesar la pared, algo se lo impedía.

Nadie se atrevió a decir nada, no había escondite, hicieron el más mínimo silencio esperando no ser oídos, pero ya era tarde. Se abrieron las puertas, seguidas de un gentío de personas enfurecida que se fue encima de todos.

Los 6 originales que quedaban en la habitación luchaban por sobrevivir, muchos humanos murieron por los hechizos de Nixie; otros decapitados o descuartizados por Licaon, Frederick y Lilith, o se atacaban unos a otros por Abel. Adán trató de escapar en medio de la pelea pero murió por la confusión de la pelea. Al final ningún humano sobrevivió pero tampoco los originales.

Los humanos conocían sus debilidades y las usaron en su contra. No pudieron hacer nada y de uno en uno fueron cayendo, incluso Abel que era un fantasma.

...

Cuando todo termino, apareció Yaveh horrorizado por lo que había pasado. Incluso con su poder no podía traerlos de vuelta a la vida, estaban fuera de su alcance. Lo único que pudo hacer es poner un sello en sus almas para que pudieran reencarnar, como lo había hecho con Adán antes.

Y hizo lo mejor para el futuro... creo un lugar donde los monstruos podrían vivir en paz y lejos de esta sociedad, ... donde serían venerados como Dioses ... un nuevo mundo... que después los hombres llamarían... América...

Campamento SpookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora