El clima está templado. Caminar por el sendero del bosque es bastante agradable. Observo los árboles que danzan al compás de un Moldsmal. Un Shyren comparte su canción con las aves. Tal paz es gozada por un Gyftrot, quien descansa a un costado sin el temor de adolescentes bromistas.
Ya pasaron cinco años desde que la barrera fue destruida y los monstruos ascendieron para convivir con la humanidad. Humanos y monstruos. Ambos cruzan miradas y palabras cada día. Viven juntos, ríen juntos, lloran juntos, sienten juntos...
Sigo caminando; No me había dado cuenta de que había parado en medio del camino, perdida en mis pensamientos. No puedo detenerme. Debo avanzar y hacerlo de una vez por todas; No importa qué pase. Debo mantenerme determinada.
El consejo de Undyne fue el que me trajo hasta acá.
-Sé directa, como yo. Míralo directamente y di todo lo que hasta ahora te hayas guardado. ¡Por ningún motivo apartes la vista! Para no perderte de ninguna expresión-. Lo siguiente me lo susurró, Alphys estaba ahí. -Es la mejor parte.
Tengo que ser segura, pero las palabras no son lo mío...
El sendero se divide en dos caminos. Sigo el de la izquierda y no sé por qué intento hacer el menor ruido posible al avanzar. Quizás es porque el lugar entrega un silencio que si antes me daba paz, ahora me sofoca. Sólo a mí se me ocurre quedar en un rincón apartado del bosque en vez de un cine o un café. Pero no quería que alguien nos interrumpiera.
Camino hasta llegar a un pozo. El sol hace que todo luzca en un tono dorado y vivo. Un esqueleto está apoyado en las rocas viejas que lo forman.
-Hey, niña. Al fin llegas.
Saludo a Sans con mi mano. Quiero disculparme por llegar tarde. Quiero usar ese abrigo, aunque tenga calor. Quiero abrazarlo y revolcarme con él en el suelo como la pringada que soy.
-No te preocupes, acabo de llegar. Ya sabes, estoy en mi hora de descanso-. Utiliza esa expresión sospechosa que a mí me parece cómica.
Doy una sonrisa de alivio. El resto del tiempo Sans habla por los dos, se le da bien. En cambio yo a penas puedo decir "Hola" o "Me gustas mucho. Cada hueso de ti, cada chiste horrible, cada vez que haces bromas, etc". En fin, siempre sabe qué decir y eso me hace feliz.
Me cuenta anécdotas entre él y Papyrus; "Una vez mi 'manucho me despertó de mi siesta. Había descubierto un show de cocina que se transmitía en vivo. El plato del día era pasta. Claro que yo lo ignoré y volví a dormir. Pero me desperté de golpe por un olor a humo. A final compramos una sopa instantánea de una marca promocionada en el mismo show. Sinceramente, amo esos programas; Tienen todo pensado". Luego de otras historias, detiene el paso.
-Confío en ti, pero ¿A dónde vamos?
No recuerdo desde cuando estamos caminando, sin rumbo. Me dejé llevar escuchando a Sans y aun no le he dicho lo que quería decirle y tenía planeado. No sé muy bien dónde estamos, solo veo árboles y árboles que ya perdieron su tono dorado. Ni siquiera veo a algún monstruo. Está a punto de atardecer. Estamos en medio de la nada. Hace frío.
-Ten-. Sans me entrega su abrigo. Es más bajo que yo porque he seguido creciendo con el paso de los años. Sin embargo, luce como la primera vez que lo vi. Al ponérmelo me siento mejor. Es suave y acogedor. Huele a ketchup (Huele bien).
Y no es hasta unos cuantos pasos cuando las palabras "Gracias, Sans" salen de mi boca. En eso se me ocurre una idea. Es algo cursi pero será lindo. Ya me lo había imaginado varias veces, supongo que funcionará.
-¿Sabes dónde...
Lo tomo de la mano, interrumpiendo su pregunta, y empiezo a correr con determinación. Él parece no resistirse, sólo me sigue. El atardecer no dura mucho y queda poco tiempo. Aun no encuentro el lugar adecuado, así que me desvío del sendero. Sans no muestra ni el más mínimo rastro de desconfianza. Durante el camino eso me saca pequeñas sonrisas. Me detengo en un lugar con pocos árboles y observo el cielo; Aquí está bien.
Miro a Sans y él me mira. Nos miramos. De pronto recuerdo que estoy sosteniendo su mano. Y la suelto. Antes de que él me pregunte algo, yo me recuesto en el suelo. Él me imita. Qué vergüenza.
Las nubes están rosadas, son como algodón de azúcar. Los árboles hacen su danza, al rededor, de un atardecer ventoso. Y yo me estoy hiperventilando.
-Mira, esa nube tiene forma de Asgore siendo rechazado.
Me río. Yo veo otra con forma de una botella de ketchup. Y otra de un perro molesto. Seguimos así un rato hasta que el atardecer termina. Entonces apunto hacia algo que brilla en el cielo. Es la primera estrella. Sans no dice nada, parece feliz.
-Vaya, así que querías mostrarme las estrellas. Era algo que los monstruos anhelaban de corazón. Creían que cumplían deseos.
Aprieto mis puños; "Deseo dejar de tener nervios". Repito eso con fuerzas, en mi mente. Pero mi corazón no se calma. Podría decirle que voltee y se lo digo rápido, para luego huir. O, en otra oportunidad, escribir una carta y espiarle cuando la lea. ¿Y el contacto visual? Lo que me dijo Undyne no puede funcionar conmigo; Soy muy mala con las palabras, sobretodo si me observan cada fallo que tengo. Ni siquiera le pude decir eso después de su consejo. Fue como decirle a un ciego "nos vemos luego".En eso escucho que Sans carraspea.
-...Yo igual.
-¿Qué?
Se voltea hacia mi lado y no aparta la vista...
-Siempre fuiste amable. Y no solo eso; Sabes escuchar. No necesitas decir las cosas, porque eres muy transparente. Tus acciones te definen, te expresas a través de ellas. Y hoy te he entendido.
-¿Eh...?
Sans se acerca. Noto un rubor azulado en sus mejillas, ya entiendo a lo que se refería Undyne; Es la expresión más bella que jamás había visto. Entonces me abraza. Esto es como un sueño. Yo no digo nada, solo correspondo su acción.
-Los monstruos viven más tiempo que los humanos. Los años son casi como segundos. Por eso no es común las... relaciones entre ambos. Y ninguna dura para siempre.
Sus huesos son fríos, intento calentarlos.
-Has crecido bastante. Ya casi me doblas el tamaño. A ti te quedan decenas, y a mí... siglos.
El tono de su voz comienza a perder su firmeza.
-Es normal tener miedo...
Pero yo no tengo miedo, estoy dispuesta a arriesgarme. Un momento. Entonces... esto significa que el también gusta de mí. No fue necesario decir nada. En definitiva él es con quiero estar. Quien me entiende. Quien "lee mi mente". Y haré que no tenga miedo. Le mostraré que es mejor aprovechar el presente que limitarse por un futuro.
-Me gustan tus chistes. Y tu... abrigo.
No dije lo adecuado al momento, mas lo dije con sinceridad. Él comienza a reír. Con el tiempo haré que esa verdadera sonrisa no se borre. Por ahora, solo puedo abrazarlo y mirar las estrellas.
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Frans [One-shot]
FanfictionHan pasado cinco años desde que la barrera fue destruida. Ahora Frisk tiene dieciséis años, ya no es una niña. Está teniendo cambios; Emociones intensas. Pero le cuesta decirlo... ¿Las podrá expresar? Lector: Estos hermosos personajes le pertenecen...