Capítulo 1

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"Mujeres"
Eso era lo que se podía leer en el levemente oxidado cartel metálico que colgaba de una puerta también algo gastada. Emma giró el pomo, el cual debió ser dorado en un pasado. El lavabo estaba vacío. Emma se acercó a la pila de lavabos, le dio un par de golpes al dispensador de jabón, y de este salió una sustancia descolorida. Con la mano que le quedaba libre encendió el grifo de acero inoxidable, que empezó a desprender agua sin demasiada presión. Puso las dos manos debajo del grifo y empezó a frotar la una contra la otra, hasta que le pareció que todos los restos de patatas fritas se habían ido por el desague. El olor de la estancia no era muy agradable, pero que se iba a esperar de el lavabo de un restaurante. Se secó las manos con un trozo de papel de dos capas que más tarde lanzó encestando en un cubo de basura situado en la esquina.

Salió a donde se encontraban sus padres, que la seguían viendo como a una niña pequeña, a pesar de que tuviera ya dieciocho años, e insistían en ir a menudo a cenar en familia a restaurantes de la zona. Los Nolan la adoptaron cuando tenía ocho años. Antes de eso, Emma se había alojado en una casa de acogida propiedad de un matrimonio promedio con dificultades para concebir su propio hijo, cosa que no quiere decir que al final no consiguieran dar a luz a un descendiente. Cuando esto ocurrió volvieron a dejar a Emma en el orfanato al que provenía.

Los Nolan fueron los únicos que accedieron a adoptarla, a pesar de ya no ser un bebé y haber pasado la edad preferida para adoptar. Emma piensa que nunca les podrá devolver tal favor, ya que gracias a ellos tiene lo que hace mucho tiempo no podía ni imaginar; una bonita casa en un barrio familiar, educación en un colegio caro, un perro que responde al nombre de Toby, y lo más importante, una familia que la quiere. Ambos trabajaban y se podían permitir tales lujos. Seguramente es por eso que no les discute que sigan haciendo cenas familiares, porque siente que así les podrá pagar la deuda que supuestamente les debe por adoptarla. Su madre, Mary Margaret, es profesora en una escuela de primaria, un colegio privado donde Emma asistió en sus primeros años de escuela. Su padre, David, era el sheriff del pequeño pueblo en el que vivían, Storybrooke. Emma pensaba que era la chica más afortunada del mundo, y despues de lo que vivió en sus primeros ocho años de vida, puede que de verdad lo fuera.

Nada más llegar a la mesa de sus padres apareció un chaval joven de unos veinticinco años que trabajaba de camarero para poder pagarse sus estudios. El chaval les dió el ticket con la cuenta en un platito de plástico que dejó encima de la mesa. Mary Margaret urgó en su bolso hasta encontrar su cartera, sacó un billete de cincuenta dolares y lo dejó encima del platito. Tampoco habían comido tanto, y ni siquiera pidieron postre, con lo que la cena les resultó relativamente barata. El chico se llevó el platito con el billete y un poco más tarde volvió con el mismo recipiente pero esta vez, en lugar de un billete, habían varios centavos. Entonces a David se le ocurrió romper el silencio que se había formado.

-¿Qué tal habéis cenado?

Mary Margaret hizo una mueca de asco, no era mucho de hamburguesas, David lo pilló al vuelo.

-Bueno, pues a la próxima iremos a otro sitio.

-A mi me gusto mucho ese que era temático del pollo, además la comida estaba riquisima.

-Emma dice que al del pollo, ¿y tu Mary? ¿Donde quieres ir la semana que viene?

-El del pollo estaba bien, con que os guste a vosotros y no sea hamburguesa, me vale.
-Hecho, nuestra proxima cena familiar será en El Rincón del Pollo.

-El nombre es lo más -río Emma- Bueno, ¿nos vamos?

-Eso digo yo, que parece que nos vayamos a quedar aqui a vivir -Todos rieron tras la broma de Mary Margaret.

Se fueron dejando los centavos como propina y se dirigieron a su Audi A8 aparcado relativamente lejos del Burger brothers, el restaurante/hamburguesería donde habían cenado.

Entonces ocurrió. Fue inesperado, claro que, ¿quién se iba a esperar algo asi?

De entre los coches del aparcamiento salió una banda de chicos. Emma pudo contar 4. Se dirigieron hacia ellos. Ella estaba asustada, paralizada, no sabía reaccionar, al igual que Mary Margaret. Emma se fijo en uno de ellos. Todos llevaban la cara tapada al maximo, pero uno de los asaltadores tenía unos preciosos ojos azules que le hicieron destacar en la penumbra de la noche. El chico, además del resto se la banda, fijó su interés en el caro bolso de Mary Margaret, pero entonces algo les sobresalto. David. Su placa asomaba de entre la chaqueta, encima solo llevaba unas esposas, pero era suficiente como para intimidarlos. Huyeron, David destras de ellos llamó a un par de ayudantes, quería frenar a los asaltantes pero estos eran muy ágiles. Los atracadores llegaron a una plaza y se dividieron, David les siguió, pero al llegar a la plaza no supo hacia donde se habían dirigido. Un poco más tarde llegó un coche de policía del que salieron dos tipos corpulentos, cuando vieron a David en medio de la plaza fueron hacia él para preguntarle sobre lo sucedido. Después de explicarselo todo se dio cuenta de que esos rufianes habían desaparecido por completo y sería inútil buscarlos a esas horas de la noche. David volvió con el resto de su familia. Ambas estaban asustadas, a Emma se le había quedado grabado en la memoria cuando el chico de los ojos azules intentó coger el bolso de su madre. Pero por suerte, no lo consiguieron. "Gracias David" pensó Emma.

Ahora si que pudieron irse tranquilos a casa, aunque David se prometió a él mismo que no pararía hasta que los encontrara.

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Sigo? Dime que te parece la historia y si debería seguir porfa❤

Nunca digas "Nunca Jamás"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora