16| Un punto para él.

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Kid tenía una familia. Una familia que lo estaba buscando desde hace algunos años atrás.

Una familia que estaba a muchos kilómetros de distancia de aquí.

Corro por las escaleras mientras simultáneamente me pongo un par de zapatos. La acción es temeraria y muy probablemente este rompiendo las normas de decoro de mi madre pero esto no puede esperar. Ya ha esperado cinco años.

Primero tengo que ver a Mason, de alguna manera explicarle la información que acabo de encontrar y entre ambos pensar en la mejor manera de decírselo a Kid.

Me dirijo hacia la puerta pero me detengo sin estar muy segura de lo que observé de soslayo en la sala. No es posible. Retrocedo dos pasos y parpadeo.

A menos que mi ojos sufran un espejismo, si es posible y real lo que miró.

Mason Baez y tia Lucie bebiendo el té en la sala. El té.  Mi ceño se frunce, me quedo inmóvil en el umbral, torpemente. Ellos me miran y se levantan inmediatamente, como si un pequeño pie los hubiera impulsado fuera del sofá. Tía Lucie gira el rostro, le lanza unas palabras a Mason por encima del hombro y con eso se aleja hacia la cocina.

Cuando la puerta se cierra detrás de ella comienzo a sentirme inútil e indefensa, que él esté aquí solo puede significar que ya lo sabe.

Todo.

Y todo es demasiado.

Y bueno, mi primera reacción es huir.

No llego muy lejos antes de tropezar con las agujetas sueltas de mis zapatos, él en un instante está junto a mi sosteniéndome, de la misma manera que lo hizo en la calle hace algunos días.

Maravilloso. Ahora le debo dos gracias.

Sus manos toman mis hombros y  estabilizan mis pies con calma, luego deja caer las manos hasta sus costados. Lo miró con recelo, si algo he aprendido de esto es que no todas las personas son iguales por lo que no todas reaccionan igual cuando les dices tu debilidad.

Después de unos minutos él levanta su mano izquierda y la mueve en un círculo, repite la gesto. Me toma unos instantes darme cuenta de que está haciendo una seña del lenguaje para sordomudos, sigo el movimiento.

Dice: «Espera»

Bueno, eso no me lo esperaba.

Asiento con la cabeza, quedándome en mi sitio. Mason suspira con algo así como alivio, mira a su alrededor un momento antes de volver levantar las manos y hacer más señas. Sigo las palabras con mis ojos.

« Lo siento.

Las palabras suenan vacías,
tontas, sucias, ociosas e inútiles.
Nadie puede curar un daño
con tan pobres sílabas.

Lo siento.
En verdad siento como todo lo que dije
cayó sobre ti.
Siento desesperación, enojo e impotencia,
al no poder borrarlas »

Se detiene unos instantes, baja sus manos y me mira como si quisiera saber si lo estoy siguiendo, inclino la cabeza. Puedo decir por la lentitud y ligera torpeza de sus movimientos que apenas acaba de aprender el lenguaje y casi puedo asegurar que fue tía Lucie quien le enseñó.

Un punto para él.

Continúa.

«El comienzo de esto
Es cuando bajaste del camión de mudanzas
y flechaste a todos aquí.
No diré que a mí no.

Algunas personas tienen construido su exterior por mentiras y falsedades.
Tu eres una de ellas.
Lo que ocurre es que tus mentiras no son para engañar o dañar.
Son para protegerte.

Inconsciente, arrogante y egoísta.
Yo te dañe,
y ahora es un peso sobre mi pecho culpable.

Soy el valor de una gota de lluvia, contra ti, el hermoso y gran mar.
Te acuse de mascaradas y disfraces,
de arrogancia y mentiras.
Cuando solo miraba al hombre en el espejo,
un completo idiota obstinado,
que te quería a ti.

Permíteme cambiarlas,
cambiar cada una de esas tontas palabras
por una alegría, una compañía, una flor, un momento que desees vivir de nuevo.

Permíteme decir ahora la verdad»






Querida y detestable Jane.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora