[único]

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1997

Kyungsoo se encontraba sentado en el piso jugando con sus crayolas de colore; sus favoritas por alguna razón eran la gris y la negra porque con ellas podía dibujar contornos sin salirse de la línea, sip, era un niño grande aplicado y artístico como había dicho su madre la noche anterior. Kyungsoo puso toda su concentración en su dibujo muy bien diseñado cuando de repente escuchó la bocina de un auto resonar en el estacionamiento delantero de su casa y sus ojos se iluminaron cual lucero.

El niño soltó sus crayolas con la velocidad de la luz y corrió hasta la puerta pero el pequeño portón de seguridad que su madre había puesto en su sala de juegos había obstaculizado su misión de abrir la puerta por sí mismo.

—Maaaaaaami~, abre la puerta, por favor.

A la corta de edad de cuatro años, Kyungsoo ya sabía el poder que tenían sus expresiones faciales, por algún motivo que no entendía su mamá se derretía cuando él paraba el piquito y su papá enloquecía cuando le lanzaba besitos aéreos, con este súper poder descubrió que podía conseguir lo que quisiera como más leche chocolatada en su cereal o unos cuantos minutos más en el baño. Kyungsoo se sentía victorioso.

Fue por esa razón que él extendió sus manitas hacia arriba sólo para que su mamá lo sacara de esa cárcel de juguetes y sonrió complacido cuando la mujer le concedió la petición con una dulce sonrisa que se parecía mucho a la de él; su padre decía que era una herencia del corazón o algo así. Entonces, ya en los brazos de su mamá, Kyungsoo comió ansias cada vez que se acercaban a la puerta porque estaba un paso más cerca de las personas detrás de ella.

Y cuando su mamá la abrió saludando a la mujer, Kyungsoo sonrió pleno al darse cuenta de que la razón de su felicidad ya estaba frente a sus ojos, embutido en un dulce traje de patata, Kyungsoo saltó de alegría entre los brazos de su mamá.

—Shonin, Shonin~ —farfulló, extendiendo los brazos ahora hasta el pequeño chico que con una pequeña mirada perdida pero con una sonrisa le saludaba.

—Que adorable es Kyunggie —dijo la señora Kim, la responsable de que Jongin hubiese llegado un día antes de su cumpleaños, la señora que le dio el mejor regalo de todos, su lindo bebé—. Jonginnie saluda a Kyungsoo.

—Suu, Suu —Jongin no se quedó atrás por lo que extendió sus brazos de modo que logró que ambas madres se trasladaran a la zona de juegos.

—Kyunggie, cuida muy bien de tu dongsaeng mientras mamá habla con la tía Nina, ¿de acuerdo? —preguntó su madre, Kyungsoo no hizo más que asentir efusivamente abrazando a Jongin y dándole besitos por todas las mejillas.

Una vez solos, Kyungsoo miró a Jongin con una sonrisa muy grande, una sonrisa de corazón.

—Shonin, qué lindo eres. Eres una dulce patata.

Sin más se echó sobre Jongin haciéndolo reír mucho mientras le hacía cosquilla y gritaba «Patata. Parata. Patata» a cada rato. Jongin estaba embutido en ese dulce traje y a Kyungsoo le provocaba mucho porque Jongin se miraba el doble de lindo de lo que ya era. Siempre que se trataba de Jongin a Kyungsoo le nacía un sentido de protección y cariño nunca antes sentido; el día en el que el niño nació Kyungsoo había llorado por la hermosa masita adorable que pronto sería su mejor amigo, y de hecho así fue, Jongin era su compañero de juegos, su tesoro más grande y el niño que lo hacía llorar cada que se iba.

Odiaba despedirse de Jongin y pasar hasta días sin verlo, odiaba cómo dolía su pechito cuando la sonrisa de Jongin e incluso sus babas no estaban en su campo de visión. Era por esa razón que Kyungsoo disfrutaba al cien por ciento cada que el pequeño morenito llegaba de visita, simplemente porque su corazón volvía a latir y la sensación era reconfortante; Kyungsoo apostaba que Jongin se sentía igual.

—¡Patada Nini, Patata Nini! —gritó Kyungsoo, mordiendo sin fuerza brazos, piernas y estómago de Jonginnie mientras éste se desarmaba de risas.

—¡Padada Innie! —chilló el moreno de vuelta, echándose sobre Kyungsoo cuando logró tranquilizarse y robando pequeños besitos de su mejilla—. Suu, ¿Innie es una padada?

Kyungsoo asintió besando las mejillas sonrosadas de su pequeño bebé.

—Nini es la patata más dulce y maaaaaaas linda de mi corazón —respondió acariciando el negro pelo de su compañero de juegos.

—¡Dabios codazzzón!

—Sí, yo tengo labios en forma de corazón —aludió, tocando con sus blancos y delgados dedos su boca parada de piquito—. ¿Quieres un besito de hyung?

—¡Sí!

Kyungsoo dejó un besito en los labios de Jongin y luego le abrazó prometiéndole como siempre lo hacía que sería el mejor mejor amigo por siempre, y que estaba en sus manos y responsabilidad el cuidarlo del peligro como el hyung valiente que era.

Las madres se asomaron al cuarto de juegos sonriendo entre sí porque no habían conocidos niños más unidos y cariñosos entre ellos que Kyungsoo y Jongin y para la madre Do representaba una proeza gigante porque su hijo era un poco demasiado odioso con los demás niños del parvulario; no era un mala conducta, al contrario, era alabado por su educación e inteligencia pero a veces se dejaba llevar un poco por el mal carácter, y de eso podía dar fe el hijo de los Oh.

Pobre chico, ¿querrá seguir visitando a su temperamental hijo?

—Shonin es el bebé más lindo del mundo, ¿quién es el bebé más lindo de todos?

—¡Nini lo es! —respondió Jongin alzando las manos.

La madre de Kyungsoo suspiró, al menos Jongin sacaba lo mejor de él. Había esperanza.

—Kyungsoo bebé, suelta a Jongin, lo vas a lastimar.

—¡No! —protestó el pequeño Jongin con sus peculiares vestiduras de patata—. Las manitas de Suu son suaves.

La señora Do miró a Nina la madre de Jongin y atinó a sonreír, era una amistad que con creces se había cimentado desde el minuto uno de vida de Jongin. Era de esas amistades que arrastraba el tiempo y con ellas una hermosa colección de buenos recuerdos. Su hijo cambió desde el nacimiento de Jongin y el mismo Jongin se estaba criando como un bebé sano y amado. Kyungsoo tenía mucho amor dentro de su diminuto cuerpo y por los vientos que soplaban serían de esos amores para toda la vida.

—¡Voy a comer a Nini Patata, ñam!

—No, Suu, ñam noooo, alsjssksls~.

🍘

2017

—Hyuuuuung~

—¿Uh?

Jongin gateó lentamente sobre el cuerpo de un adormilado Do Kyungsoo y se dejó caer sin aplastarlo del todo, una sonrisa picarona se formó en sus gruesos labios y su pantalón apretó un poco por esa zona. Kyungsoo dormido lucía adorable y lindo y sexy y adorable y sexy.

—¿Recuerdas cuando era una patata y tú querías comerme? —preguntó con chulería.

Kyungsoo abrió los ojos a duras penas sólo para poder rodarlos, con una mano acomodó las sábanas y con la otra acarició la zona pélvica de Jongin, sonriendo gustoso cuando oyó un siseo que más bien pudo haber sido un gemido.

—Ya duermete, Shonin.

🍘

Jongin patata es una cosa linda ah que sí 💕✨

nos leemos prontamente entre estos prontos 💕

Baby Potato → KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora