Capítulo 4

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Damas y caballeros (si es que los hay por estos rumbos), Agárrense de sus asientos porque se viene lo fuerte (? 

NO APTO PARA MENORES DE EDAD. (aunque sé que son bien rebeldes y lo leerán de todas formas...)

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Le resultaba un poco incómodo el realizar una fusión mental con tanto alboroto de fondo, pero no había opción.

Con una mano sobre el rostro del doctor McCoy, cerró sus ojos y se adentró en aquellos pensamientos. La mente de Leonard McCoy era serena, en comparación con su exterior; con leves turbaciones dignas de su personalidad aplastante. Buscó en su interior el leve destello que indicaba que su propia alma se había entrelazado al katra de Spock.

Y lo encontró, ese lazo, pequeño y casi insignificante, pero existente y muy reciente. Sostuvo su contacto y con su otra mano, toco el rostro del joven vulcano, que se encontraba temblando y sudoroso, casi gimiendo del dolor.

Entró en contacto con la mente de Spock, que se encontraba, como recordaba, igual a la suya cuando tenía su edad. Cerrada, muy lógica, fría y calculadora. Pero aún así, con muchas inseguridades con respecto a si mismo.

Entró en aquella mente que le recordó al color azul, sinónimo de paz, pero con variaciones eléctricas y encontró el lazo... De hecho, encontró dos. Únicamente necesitaba el que conectaba a McCoy y lo sostuvo también.

Mediante su tacto, reforzó aquella unión y estuvo listo. Sólo faltaba consumar el lazo. Abrió los ojos y alejó su mano izquierda del rostro del doctor, sin dejar al joven vulcano. Llamó a Jim.

Éste se acercó y arrodilló a su lado, dejando que estableciera la fusión.

La mente de Jim era tal y como siempre fue. Dinámica, muy activa y extremadamente brillante. Pero había algo que no encajaba allí. Al igual que con su joven versión, Spock Prime encontró muchas inseguridades en James. La única que él recordaba de su Jim era la memoria de Tarsus IV. Sin embargo, ese tema no era con el que debían lidiar ahora y tampoco era un asunto suyo. Sabía que pasara lo que pasara, lo hablaría con Leonard y Spock.

No tuvo que buscar tanto como con McCoy el lazo, pues este ya tenía tiempo instaurado y creciendo. Unió ambas mentes jóvenes y supo, que mediante el vulcano, las dos mentes humanas también se entrelazarían.

Finalizó la ceremonia y retiró ambas manos de los rostros. Un gemido se escapó del joven mestizo y lo miró con preocupación, luego se dirige a los dos humanos presentes.

- Lo que pase de ahora en adelante - dice con voz calmada - está en sus manos.

- No exactamente en nuestras manos - murmura McCoy desviando la mirada y provocando que el anciano elevara una ceja.

- Los dejo solos - dice, luego vuelve a mirar al joven Spock, pero habla para Jim y McCoy - Espero que todo salga bien.

- Igual nosotros - susurra Jim.

Luego, el embajador se despide con el ta'al y sale de allí. Leonard pone seguro a la puerta tras de él y se vuelve hacia ambos presentes.

- Bien - murmura con un leve sonrojo - Ya es hora.

La experiencia... No fue nada a lo que hubieran imaginado James y McCoy.

A pesar del desenfreno y el descontrol, Spock era... Cuidadoso, lo cual llegó a ser una sorpresa, pues su parte humana, al parecer, mitigaba en lo más leve las flamas ardientes del Plak-tow, concediéndole un poco más de lucidez para saber que a pesar de todo, no debía dañar a ninguno de sus amantes.

Misión: Salvar Tu Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora