Capitulo 3 Tenemos que irnos

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- ¿Nos vamos, a dónde? ¿En que estás pensando mamá?
- Nos vamos de aquí, a Estados Unidos
- ¡¿Que?! ... pero, tengo una vida aquí ¿Y mi padre?
- No es una pregunta, es una orden, nos vamos a Atlanta. 
-¿Atlanta? ¿Con quien?
- Una de mis mejores amigas vive ahí, debemos de irnos antes de que llegue tu padre, no me quedaré aquí para ver cómo nos golpea a las dos, ve y haz dos maletas, ya tengo dos boletos de viaje, nos vamos en 3 horas, trae todo lo necesario.
Voltee a mirarla con lágrimas en los ojos, esperaba que cambiara de desición, pero no fue así, así que decidió no sostenerme la mirada, para no acompañarme en mi llanto y soportarme verme llorar, subí las escaleras lo más rápido posible, llegue a mi cuarto, cerré la puerta y me recargué en ella hasta que llegue al piso y comencé a llorar, voltee a mirar al rededor, mire aquel cuarto que me acogió durante gran parte de mi corta vida y ahora me tenía que despedir de él, cerré por un momento mis ojos, aquellos que me permitieron recordar todos esos momentos felices, recordé las veces cuando papá y yo jugábamos al avióncito, esas veces en las que mamá solía jugar al karaoke conmigo,  aquellas ocasiones en las que papá y mamá acostumbraban contarme un cuento porque no podía dormir, parecía que podía sentir y tocar esos recuerdos, los estaba reviviendo, podía sentir que estaba ahí., pero escuche un ruido, era mi madre tocando la puerta, tuve que abrir los ojos y vi cómo todos esos recuerdos se desvanecían, me levante inmediatamente e intente secar mis lágrimas, sin embargo era evidente que había llorado, tenía la nariz hinchada y los ojos rojos al igual que mis mejillas, di la espalda a la puerta  y mire de frente a mi cama, de modo que mi mamá no se diera cuenta de mi anterior llanto y comencé a fingir que estaba acomodando la maleta.
-Pase
-Perdón hija, no quería interrumpir, solo quería recoger una blusa que olvide aquí el otro día
-No te preocupes ma
Hice el mejor intento de hablar lo menos posible para que no pudiera notar el llanto en mi voz, y en efecto pude lograrlo, comencé a guardar todas mis cosas, una por una, acomode mis playeras, mis pantalones, tenis, y todas aquellas cosas que me gustaban, supuse que no debería llevarme tanto, a fin de cuentas, mi padre seguiría viviendo aquí, y todas mis cosas permanecerían en el mismo lugar, guarde algunos de mis collares y anillos, había terminado mi maleta de ropa, mi mamá no tardó en aparecer y me dijo:
-¿Quieres empacar algunos de tus pósters o adornos?
-Si, pero...¿En dónde?
-Ten, es una caja, tal vez no muy grande, pero estoy segura de que te servirá para empacar lo necesario, al igual que te daré un periódico, envuelve aquellas cosas de vidrio, al igual que las frágiles, para que no se rompan en el vuelo.
-Gracias ma
-En un rato nos vamos hija
Mi mamá cerro la puerta, mire aquel cuarto, no estaba segura de que quería empacar y llevar conmigo, mire mi repisa ahí estaba una pequeña caja musical, la tome y la abrí y comenzó a sonar, de ella se desprendió un espejo y una bailarina que giraba al compás de la música, la bailarina estaba hecha de porcelana y la caja tenía pequeños diseños pintados con oro, esa caja me la regaló mi papá cuando a penas cumplí 3 años, solía abrirla y escucharla tocar, me gustaba intentar imitar las vueltas que aquella pequeña bailarina daba, pero era evidente que eran más mis caídas que las vueltas que podía dar, sabía que extrañaría mucho a mi padre, tal vez ultimamente no ha sido el mejor, pero aún así lo amo, tome el periódico y envolví aquella cajita.
Continúe admirando el estante y estaba ahí, aquella foto que me encantaba tanto, era mi padre cargándome en sus hombros y mi madre abrazándolo a el, en mi mano tenía un osito, me lo regaló mi mamá, solía dormirme con él todas las noches, hasta que crecí, a lado nuestro estaba mi mamá abrazando a mi papá, lucíamos tan contentos, que no pude evitar llorar por un momento, seque mis lágrimas con unos pañuelos que estaban a lado y envolví aquella foto, faltaban aún más cosas por guardar, pero las demás no tenían tanta relevancia como las dos anteriores, guarde una estatuilla que me trajo mi amiga Kath de La torre Eiffel , un premio que gane en el maratón del conocimiento y unas cuantas cosas más, parecía que había terminado de empacar, cuando mire en mi tocador, ahí estaba algo muy importante para mí, era una foto; aquella que Shawn me regalo el día de mi cumpleaños, era una foto "doble", nos mostraba a ambos cuando éramos pequeños y nos mostraba actualmente, cuando la tomé la abrace tan fuerte como pude y comencé al llorar, los recuerdos que teníamos pasaban frente a mi, pero se desvanecían ante mis ojos, aquella persona que siempre estuvo ahí, se quedaría en un país distinto al mío, lo iba a extrañar, sin embargo no sabía si decirle de mi partida o simplemente esperar a que el lo descubriera, envolví la foto, pero esta ocasión era diferente; no la puse en la caja, la tome y la guarde en el bolso que me llevaría en el vuelo, me seque las lágrimas y me acomode el cabello, en eso mi mamá abrió la puerta y me dijo:
-Tenemos que irnos
Asentí con la cabeza, tome mi caja, mi bolso y mi maleta, voltee a ver tal vez por última vez ese cuarto que me acogió durante tanto tiempo, sonreí y mire por la ventana, que me mostraba aquel vecindario en el que reí, cante e incluso llore, cerré la puerta de mi cuarto con llave y la única llave que podía abrirlo me la colgué en el cuello, comencé a descender por la escaleras y a mitad de ellas me detuve para ver la casa por última vez en un largo tiempo, termine de bajar y vi a mi mamá subiendo las maletas en un taxi, voltee a ver la puerta de entrada o de salida en este caso, y la cerré y sentí como una lagrima corría por mi rostro.

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